Alguaciles matan a hombre en terminal aéreo de Miami

RUI FERREIRA
El Nuevo Herald
Un ciudadano estadounidense de origen ecuatoriano fue ultimado ayer a tiros en un puente de embarque del aeropuerto internacional de Miami cuando se aprestaba a viajar en un vuelo de la aerolínea American Airlines a Orlando, en un incidente confuso que las autoridades todavía no han esclarecido completamente.
El suceso ocurrió después de que el hombre identificado como Rigoberto Alpízar, de 44 años, presuntamente dijo que tenía una bomba en una mochila y se resistió a dos agentes federales que custodiaban el aparato, dijo Jim Bauer, el director del Servicio de Alguaciles Aéreos en Miami. Bauer añadió que no se halló ninguna bomba entre sus pertenencias.
Aparentemente, poco antes de despegar, Alpízar se levantó de su asiento y dijo que tenía una bomba en su mochila. Al instante, los alguaciles abandonaron sus asientos para tratar de detenerlo, pero el hombre comenzó a correr hacia la puerta del avión e ingresó al puente que lo comunicaba con la terminal.
Bauer se limitó a decir que los alguaciles le ordenaron que se detuviera, y que el incidente »se originó dentro del avión». Pero rehusó dar más detalles sobre las circunstancias de los disparos porque el caso está bajo investigación.
Esta es la primera vez que agentes federales disparan contra un pasajero en un avión desde que el Servicio de Alguaciles Aéreos fue reactivado tras los atentados terroristas del 11 de septiembre del año 2001.
Una fuente federal confirmó a El Nuevo Herald que se produjeron cinco disparos en total, y American Airlines aseguró que se efectuaron en el puente de embarque y no dentro del aparato.
El detalle dio origen a una batalla de jurisdicciones entre la policía del Condado y las autoridades federales sobre a quién pertenecía el caso. Según la ley, si los disparos hubieran sucedido dentro del aparato, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) estaría a cargo del caso.
En caso de producirse en el edificio del aeropuerto, el caso es de la policía de Miami-Dade. Pero, como sucedió en el puente de embarque, hubo discusiones sobre quién se encargaría de las investigaciones.
Según otra fuente federal, la policía de Miami-Dade terminó encargándose del caso. El jefe del cuerpo, Bobby Parker, dijo que las investigaciones preliminares indicaron que Alpízar hizo caso omiso de las advertencias de los dos alguaciles, a quienes se les ha colocado en licencia mientras dura la investigación.
Alpízar, quien reside en las afueras de Orlando, llegó a Miami ayer por la mañana en un vuelo desde Quito y abordó el vuelo 924 de American Airlines. El aparato, procedente de la ciudad colombiana de Medellín, se dirigía a la ciudad del centro de la Florida tras hacer escala en Miami.
Ayer sus familiares directos en Orlando no quisieron comentar sobre el incidente, pero su cuñado, Steven Buechner, dijo que Alpízar venía de regreso de unas »vacaciones de trabajo» en Perú.
Un vecino, Louis Gunther, dijo a Associated Press que Alpízar y su esposa viajaron a Perú en »un empresa misionera» y que él se quedó cuidando su casa.
»Aún estamos conmocionados. No sé qué decir», dijo Kelley Buechner, cuñada de Alpízar, a la agencia de noticias.
Las autoridades no dieron una explicación clara sobre los motivos que llevaron a Alpízar a gritar que tenía una bomba en su poder. Pero según una testigo del incidente, la pasajera Mary Gardner, el hombre comenzó sorpresivamente a correr entre las hileras de los asientos y una mujer lo seguía tratando de calmarlo.
Según Gardner, esa mujer que las autoridades identificaron como su esposa Anne Buechner, dijo gritando que Alpízar sufría de »trastorno bipolar», una enfermedad mental maníaco-depresiva que provoca cambios bruscos de personalidad, de conducta y de estados afectivos, donde la persona pasa rápidamente de la euforia a la depresión.
»La mujer dijo que él no había tomado sus medicinas», indicó Gardner, en una entrevista telefónica con el canal WTVJ–NBC 6.
El incidente ocurrió en la puerta 42 de la terminal D, la cual fue cerrada durante media hora, sin provocar apenas el atraso de un vuelo.
Tras los disparos, un equipo especial de la policía de Miami-Dade abordó el aparato y efectuó un registro completo de su interior. Todos los equipajes fueron sacados de la bodega del avión hacia la pista e inspeccionados por perros entrenados para detectar explosivos.
Gardner añadió que cuando la policía abordó el aparato ordenó a todos los pasajeros que se pusieran las manos en la cabeza. »Fue realmente aterrador. No nos dejaban movernos y no dejaron que sacáramos nada con nosotros, ni siquiera la cartera de mano», añadió.
Los 113 pasajeros fueron vistos bajar por una puerta trasera con las manos en la cabeza y encaminados hacia un autobús, que los llevó para una sala aislada del aeropuerto.
Allí, según las autoridades, fueron interrogados durante aproximadamente 4 horas y enviados posteriormente hacia su destino final en otro vuelo.
Fuentes federales aseguraron que los dos alguaciles reaccionaron correctamente ante la amenaza que estaban recibiendo. »La gente que comete estas locuras debe entender que va a enfrentar una fuerza letal», dijo la fuente a El Nuevo Herald.

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