Una enmienda contra la tortura votada por las mayorías republicanas en el Congreso estadounidense, pero que corría riesgo de ser vetada por el presidente republicano George W. Bush, vio finalmente la luz.
El corresponsal de la BBC en Washington, Justin Webb, informó este jueves que Bush se vio forzado a aceptar la enmienda contra el trato cruel, inhumano o degradante a sospechosos de terrorismo extranjeros.
La iniciativa del senador John McCain, veterano del «Hanoi Hilton» del entonces Vietnam del Norte, centro de detención de prisioneros estadounidenses, fue aprobada por el Congreso en abierto desafío a la Casa Blanca.
Bush amenazó con vetarla si no se contemplaba un requerimiento del vicepresidente, Dick Cheney, quien deseaba que la enmienda excluyera a la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Argumentaba que la agencia necesita poderes especiales para llevar adelante su lucha contra el terrorismo.
Pero una vez aprobada McCain y Bush llegaron a un acuerdo por el cual la enmienda se mantendrá.
Sin opciones
McCain fue prisionero de guerra en Vietnam.
Diversos analistas en Washington creen que el presidente no tenía otra opción para evitar aparecer como un jefe de Estado que defiende la tortura.
Bush no elogió la enmienda directamente tras haber amenazado con el veto, pero sí aprovechó la ceremonia en la oficina oval de la Casa Blanca para reiterar su política sobre la tortura:
«Que quede claro que este gobierno no tortura y que adherimos a la Convención Internacional contra la Tortura, tanto en casa como en el extranjero».
McCain, más satisfecho, no dudó en considerarla «un mensaje al mundo de que EE.UU. no es como los terroristas (…) pienso que esto nos ayudará enormemente a ganar los ‘corazones y mentes’ de la gente en todo el mundo».