Washington. Ante las numerosas críticas que ha recibido de parte de personeros del Congreso norteamericano, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha intentado justificar las razones que lo llevaron a autorizar la intercepción secreta de teléfonos de ciudadanos y extranjeros que habitan en EEUU y que fueron considerados sospechosos de terrorismo luego de los atentados perpetrados el 11 de septiembre de 2001.
El influyente senador estadounidense John McCain, del Partido Republicano _al que también pertenece Bush_ manifestó públicamente su inquietud sobre la legalidad del procedimiento, informó AFP.
«Creo que el Presidente tiene derecho a hacer eso; sin embargo, no se por qué no pasó por la via judicial habitual para obtener la autorización de un juez competente en asuntos de espionaje», manifestó McCain.
En una alocución realizada por radio y televisión, Bush defendió la orden emprendida por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) como una estrategia válida de seguridad nacional.
Añadió que dichas tareas eran una «herramienta útil» para defender a Estados Unidos de otro ataque terrorista, y que ha vuelto a autorizar a la NSA para que continúe con la operación mientras considere que «la nación siga amenazada por la red terrorista Al Qaida y grupos relacionados con la Organización».
Las revelaciones de Bush llegan después de que el viernes el Senado estadounidense rechazara renovar la ley antiterrorista de 2001, llamada «Ley Patriota», en una clara derrota política para la Casa Blanca y los republicanos que dominan en la Cámara Alta.