Los Angeles._ Con el estreno de su más reciente película, Munich, Steven Spielberg se sumó ayer a una inusual temática que sacude a Hollywood, el terrorismo, a pesar de las ampollas que levanta.
El realizador judío que en su día confesó que «soñar es su forma de vida», se adentra en la pesadilla del terrorismo al centrar su film en el secuestro y asesinato de 11 atletas israelíes durante los Juegos Olímpicos 1972 de la ciudad alemana.
Munich tiene poco que ver con una filmografía que incluye cintas como E.T., la saga de Indiana Jones y Tiburón. Sin embargo, la cinta está directamente vinculada a la cartelera actual, donde el terrorismo mundial se convierte en un triste protagonista.
Filmes como Syriana, que trata la situación política del Oriente Medio; The War Within, sobre un posible atentado contra Nueva York, o Paradise Now, que sigue a un terrorista suicida palestino en sus últimas horas, tratan de mostrar las motivaciones y dudas de los terroristas o incluso sus implicaciones morales.
«Es como si estuviéramos diciendo: conoce a tu enemigo», indicó a la prensa Ethan Reiff, productor de la miniserie. Este mensaje parece inimaginable tras los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York, y la guerra contra Irak, que ha cambiado la perspectiva de Hollywood.
Un cambio que no está libre de polémica. Como reconoció el director palestino Hany Abu-Assas, autor de Paradise Now, el hecho de tratar a los terroristas como seres humanos le ganó críticas extremistas de palestinos e israelíes.
Lo mismo pasa con Munich, con la diferencia de que nadie conoce a este realizador palestino, quien podría aspirar al Oscar a la mejor película extranjera. Por contra, el apellido Spielberg es sinónimo de Hollywood.
En una de las pocas entrevistas concedidas por Munich, Spielberg definió su película como «una oración por la paz» aunque, lejos de sus deseos, lo que ha generado es una guerra dialéctica.
El Gobierno israelí expresó de manera oficial que la película de Steven Spielberg es «superficial» y «pretenciosa». Sus quejas atacan el intento del director de situar en el mismo plano moral a los agentes del Mossad y a los terroristas palestinos.
«Es una ecuación moral incorrecta», dice un comunicado publicado en la revista Variety, que también subraya que la película es «presuntuosa, incluso si es de Spielberg».
Nidal Ibrahim, de la revista árabe ArabAmerican Business, es algo más magnánimo aunque recuerda que casi se sale de la proyección. «Le doy crédito por haberlo intentado, pero en una situación así, no hay quien salga victorioso, ni siquiera Spielberg», explica.
La crítica tampoco le ha tratado mejor. Mientras David Brooks indica en The New York Times que «Spielberg interpreta la realidad de forma equivocada», Leon Wieseltier, desde The New Republic, escribe: ¿por qué debo de admirar a alguien por su capacidad de manipularme?».