Lisboa. La seguridad es cada año el tema sobre el que se posan muchas de las miradas durante la disputa del tradicional Rally Dakar, que no solamente es el más largo y el más duro del mundo, sino también el más peligroso. La escalofriante cifra de 45 muertos en 27 ediciones así lo demuestra.
El año pasado la organización no pudo hacer nada cuando las fuertes tormentas de arena hicieron perderse a gran parte de los participantes, varados durante la noche por falta de combustible.
La competición pudo continuar después de dos días de búsqueda y rescate de los encallados en las dunas.
Quienes están especialmente en peligro son los motocilistas. En la primera semana de enero de 2005 murieron el italiano Fabrizio Meoni, dos veces ganador del Dakar, y el español José Manuel Pérez.
La organización tomó medidas y limitó para la actual edición la velocidad máxima de las motocicletas a 150 kilómetros por hora. Para todos los participantes rige un límite de 50 kilómetros por hora para atravesar zonas pobladas.
En la edición de 2006 están por primera vez todos los vehículos equipados con el sistema IriTrack, que en caso de emergencia establece una comunicación vía satélite entre el competidor en problemas y la central del rally. Por medio de ese sistema, los vehículos afectados pueden ser orientados hacia el punto de asistencia más cercano, reseñó DPA.
Encabezados por el médico francés Jean-Charles Lamotte, en el rally Lisboa-Dakar trabajarán 50 enfermeros. En cada lugar donde se dispute una etapa habrá un hospital especial y tres helicópteros de rescate estarán disponibles para casos de emergencia, al igual que diez automóviles.
Todo parece poco para que el Dakar quede como la gran aventura que es y no se cobre más vidas.