AMY SHERMAN, JERRY BERRIOS y DIANA MOSKOVITZThe Miami HeraldEl niño de tres años, Jaquez Mason, no debía estar cerca de su madre porque una orden de la corte prohibía que tuvieran contacto.
Pero el día de Navidad, su abuela Annie Williams, que lo cuidaba, permitió que la madre del niño se lo llevara consigo a su apartamento en Coral Springs.
En algún momento de ese día, la madre, Valerie Kennedy, de 30 años, sumergió a su hijo en una bañadera con agua hirviendo, produciéndole quemaduras de tercer grado –el tipo más severo– en el 50 por ciento de su cuerpo, según los investigadores de la Oficina del Alguacil de Broward (BSO). Agregan que estaba castigando al niño, aunque no estaba claro por qué.
Cuando Kennedy llevó a Jaquez de regreso a la casa de su abuela en Deerfield Beach, la noche de Navidad, sólo dijo que el pequeño se había quemado.
Durante los siguientes siete días, Williams, de 51 años, aplicó talco y ungüentos sobre las quemaduras en la mitad inferior del cuerpo del niño, pero nunca buscó tratamiento médico, dijeron los investigadores.
El domingo, alguien en la casa de la abuela llamó al 911.
Cuando los alguaciles de BSO llegaron a las 9:44 a.m., Jaquez, que hubiera cumplido cuatro años en febrero, no reaccionaba. Fue declarado muerto en el Centro Médico Broward General media hora después.
»Debieron haberlo llevado al hospital, pero no lo hicieron», declaró el portavoz de BSO, Jim Leljedal. «La gente sobrevive a graves quemaduras, pero tiene que ir a un centro especializado. En este caso, se le negó deliberadamente al niño el tratamiento médico».
A Kennedy se le acusó de asesinato. A Williams, de homicidio no premeditado. Ambas se encontraban anoche en la cárcel de Broward.
Williams dijo a los investigadores que no buscó atención médica para Jaquez porque temía que ella y su hija tuvieran problemas, dijo Leljedal.
El esposo de Williams, Charles, defendió a su esposa.
»Es una buena abuela», dijo, antes de salir de la casa de la pareja en Deerfield Beach con su pastor. «Estaba ayudando a ese niño».
Un funcionario de ChildNet –la agencia privada de Broward de cuidados de niños bajo custodia estatal– dijo que cree que Valerie Kennedy tenía ocho hijos, pero que había una orden judicial que le prohibía contacto con cualquiera de ellos.
Los niños variaban en edad desde un año a la adolescencia, dijo Leljedal. Al cierre de esta edición no había información sobre los motivos de la orden.
Williams tenía custodia legal de cinco de los niños de su hija, incluyendo Jaquez. Otros tres vivían en otros lugares, según BSO. Otro hijo murió anteriormente, pero Leljedal no dio detalles sobre las circunstancias.
Los siete niños restantes quedaron ayer bajo custodia estatal, dijo Peter Balitsaris, director de ChildNet. La agencia tiene intenciones de pedirle a un juez en una audiencia que le quite oficialmente la custodia a Williams.
»En 24 horas tendremos un informe completo sobre el historial y los archivos del caso», dijo Balitsaris.
Pero Julie Mathews, de Lauderhill, la suegra de Kennedy, pone en duda la afirmación de que la madre no podía tener contacto con los hijos.
Mathews dice que Valerie Kennedy tenía contacto frecuente con los niños. Dos de ellos vivían con Valerie y con su esposo Ellis Kennedy en Coral Springs, incluyendo un niño de un año que es de ambos, y una niña de otro matrimonio de Valerie.
Los Kennedy se casaron hace dos años. Ellis Kennedy, empleado del restaurante Big Tomato en Coral Springs, no es el padre de Jaquez.
»Mi hijo me llamó anoche llorando tanto que yo no entendía lo que estaba pasando», dice Mathews. «Me dijo que la policía se había llevado a los niños, y a Valerie . . . Cuando me llamó, estaba histérico. No le habían dicho que el niño estaba muerto».
Mathews reaccionó incrédula cuando le dijeron que la madre estaba acusada de haber quemado al hijo.
»¡Eso no es verdad! ¡Ay, Dios mío! ¿Quién podría decir algo así? ¿Están locos? Esa muchacha nunca haría algo semejante», exclamó.
Mathews dijo que días antes de Navidad, ella y Kennedy se llevaron a los niños, incluso a Jaquez, al centro comercial Coral Square. El niño estaba feliz mientras todos comían en la cafetería del centro, dijo la mujer.
De repente, preguntó: »¿Puedes ser nuestra abuela?», dijo Mathews. «Estaba bromeando».
Mathews dijo que visitó a su hijo en su apartamento de Coral Springs la noche de Navidad con regalos. Jaquez no estaba allí, y Valerie Kennedy estaba durmiendo. Valerie se despertó y los Mathews dejaron los obsequios para la pareja y su nieto.
La mujer describió a Kennedy como una buena madre. Cuando saca los niños a pasear, siempre los peina y los acicala muy bien, y ellos se comportan muy bien, dijo.
»Que yo sepa, ella cuida muy bien a sus hijos», dijo. «Es muy buena mamá, pero no es precisamente una madre que le guste malcriar a los hijos».
En Deerfield Beach, los vecinos de Annie Williams en se quedaron sorprendidos cuando escucharon lo que le sucedió a Jaquez.
Una vecina, Gail Jenkins, le dijo al canal CBS 4, la estación afiliada al Miami Herald, que a menudo veía a los niños que Williams cuidaba. Siempre la saludaban diciéndole ‘Hola’. »Tengo un gran dolor en mi corazón de saber que pasó una cosa tan terrible», dijo Jenkins, llorando.
Kennedy tenía antecedentes penales. En el 2003, fue arrestada por violar una orden de restricción. De igual modo, fue arrestada en otras ocasiones por delitos diversos, entre ellos conducir con una licencia suspendida, resistirse a un arresto y no comparecer ante los tribunales.
La familia Williams divulgó una declaración:
«La trágica muerte del pequeño Jaquez Mason ha dejado a la familia Williams con un dolor enorme y una gran tristeza. Estamos tratando de mantenernos unidos para poder lidiar con la pérdida de nuestro pequeño niño que era tan querido por sus familiares y amigos».
Los redactores del Herald Carol Marbin Miller y Theresa Bradley, así como el canal afiliado de televisión CBS 4 contribuyeron a este artículo.