AGENCIAS
6 de enero de 2006
Todo empezó como una riña entre los reclusos de uno de los módulos más peligrosos de la Penitenciaría Nacional de Honduras, cerca de Tegucigalpa. La disputa terminó convirtiéndose en un motín en el que han muerto trece presos y otro ha resultado herido, según los informes del ministro hondureño de Seguridad, Armando Calidonio.
Jaime Banegas, director de Centros Penales, declaró a Radio América que “se escucharon varios disparos en el módulo conocido como Casa Blanca, donde hubo una pugna de poder entre los internos, con un arma de fuego todavía no determinada, y se le dio muerte a trece personas privadas de libertad y hay una persona herida», agregó.
El ministro Calidonio dijo a los periodistas que se desconoce el arma que fue utilizada en el crimen múltiple, que de nuevo retrata las deficiencias del sistema penitenciario de Honduras.
Agregó que se han iniciado las investigaciones del caso con todas las autoridades correspondientes.
La seguridad en las instalaciones del centro penal ha sido reforzada con miembros del batallón especial «Cobras», de la Policía Nacional. Calidonio subrayó que la Penitenciaría Nacional tiene recursos limitados para garantizar una seguridad efectiva a los reclusos.
La situación, según Calidonio, ha sido controlada en la Penitenciaría, a unos 20 kilómetros al norte de Tegucigalpa. «Ahora todo está en calma y bajo control, además se están tomando acciones a nivel nacional», dijo el ministro de Seguridad.
Otras tragedias en cárceles de Honduras
En la misma Penitenciaría Nacional, en 2005 fueron ejecutados cerca de una treintena de reos, sin que hasta ahora hayan sido esclarecidas las causas.
La matanza se suma a la registrada el 5 de abril de 2003 en la Granja Penal de El Porvenir, en el Caribe de Honduras, donde murieron 68 personas, de los que 65 eran reclusos. Las tres restantes, incluida una niña, eran visitantes.
Entre los responsables de ese crimen figuran policías, militares y reos, según diversas fuentes oficiales.
Al menos 25 de las 68 personas murieron quemadas en el interior de dos celdas, informó en mayo de 2004 el Comisionado de los Derechos Humanos, Ramón Custodio, durante la presentación de un informe de lo ocurrido un año antes.
Los demás murieron por disparos de armas de fuego y heridas con puñales, machetes y golpes contusos.
El 17 de mayo de 2004, unos 107 pandilleros murieron quemados y asfixiados en el presidio de San Pedro Sula, 243 kilómetros al norte de Tegucigalpa.
Las autoridades del centro penal atribuyeron la muerte de los pandilleros a un incendio provocado por un recalentamiento en las líneas de conducción de energía eléctrica.
Los reos no tienen garantizada su vida en ninguno de las 24 cárceles del sistema penitenciario de Honduras, que se caracterizan por construcciones obsoletas en las que además prevalece el hacinamiento.