Cadena perpetua para policías argentinos que ultimaron a manifestantes en 2002

Un tribunal argentino sentenció este lunes a cadena perpetua a dos ex policías por la muerte en 2002 de dos jóvenes manifestantes, un hecho que desencadenó en su momento el adelanto de las elecciones presidenciales.
El ex comisario Alfredo Franchiotti y el ex cabo Alejandro Acosta fueron condenados a la pena máxima por «doble homicidio agravado por alevosía» y por «ocho tentativas de homicidio» contra otros manifestantes.
Los hechos ocurrieron en Buenos Aires el 26 de junio 2002 durante una acción policial contra una protesta de «piqueteros» (o desempleados), que se manifestaban en demanda de empleo y alimentos.
Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, de 21 y 23 años respectivamente, murieron en la estación de trenes de Avellaneda, al sur de la capital argentina.
Otros seis policías y un civil recibieron penas de entre 10 meses y cuatro años por encubrimiento de los homicidios.
Fotos y celebraciones
Horas después de los homicidios, los medios de comunicación argentinos divulgaron fotografías que muestran los momentos anteriores y posteriores a la muerte de los jóvenes.
El creciente descontento popular que siguió a lo ocurrido en la manifestación obligó al entonces presidente de Argentina, Eduardo Duhalde, a adelantar en seis meses las elecciones presidenciales, en las que resultó elegido el actual mandatario, Néstor Kirchner.
Imágenes de archivo: Muerte de un «piquetero»
Esto no le va a devolver la vida a mi hijo, pero es un paso muy importante en la búsqueda de justicia
Alberto Santillán
El resultado del juicio, iniciado el pasado mes de mayo, fue celebrado tanto por los familiares de las víctimas como por otros «piqueteros».
«Esto no le va a devolver la vida a mi hijo, pero es un paso muy importante en la búsqueda de justicia», dijo a la prensa Alberto Santillán, padre de Darío, tras conocer el fallo del tribunal.
Las muertes de Santillán y Kosteki sucedieron seis meses después de que el presidente Fernando de la Rúa renunciara a su puesto tras la muerte de decenas de personas en los disturbios generados por el colapso de la economía y las restricciones bancarias conocidas como «el corralito».

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