El gobierno español anunció que seguirá adelante con la venta de 12 aviones de guerra a Venezuela, pese a que Estados Unidos intentó bloquear la operación.
«Hay suscritos unos contratos que están firmados con Venezuela y, desde luego, se deben cumplir», dijo la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega.
Apelando a que las naves tienen componentes estadounidenses, Washington negó la licencia de exportación a España.
Sin embargo, el gobierno de Rodríguez Zapatero informó que utilizará componentes europeos en los aviones para materializar la venta tal y como estaba previsto.
¿Desestabilizar a Sudamérica?
El acuerdo fue firmado en Caracas y criticado en Washington.
Washington en tanto, advirtió que el trato comercial podría desestabilizar a Sudamérica, pese a que Madrid y Caracas aseguran que el equipamiento militar obedece a propósitos defensivos.
Los contratos, firmados el 28 de noviembre pasado, consisten en 12 aviones CASA y ocho fragatas construidas por la empresa estatal Navanti por un valor cercano a los US$2.045 millones.
El embajador de Washington en Madrid, Eduardo Aguirre, le había comunicado el jueves la decisión del gobierno de George W. Bush a su colega español, Miguel Ángel Moratinos, y al ministro de Defensa, José Bono.
Según fuentes de la embajada de EE.UU. en Madrid citadas por el periódico español El País, la venta fue bloqueada porque el gobierno de Hugo Chávez, «a pesar de haber sido elegido democráticamente, ha socavado las instituciones democráticas».
Días atrás, el presidente de Venezuela acusó a los Estados Unidos de entorpecer la compra de aviones de guerra que su gobierno llevaba adelante con la compañía brasileña Embraer, utilizando el mismo argumento de la presencia de tecnología estadounidense en las naves.
Sin embargo, la postura de Washington no consiguió finalmente el efecto deseado.
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Repuestos reemplazables
Desde que se acordó la venta, Washington se opuso a la transacción con el argumento de que el rearme de Venezuela desestabilizaría a la región.
La presencia de tecnología estadounidense en los aviones fabricados por la compañía española CASA-EADS surgió desde ese momento como el factor clave en los esfuerzos de la Casa Blanca por detener la operación.
«Hemos expresado nuestra preocupación al gobierno de España y estamos actualmente viendo asuntos relacionados con licencias tecnológicas involucradas en esa venta», aseguró en ese momento el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack.
Por eso, el comandante general de la Armada de Venezuela, Armado Laguna, sostuvo que esos componentes podían ser sustituidos por otros similares producidos en Francia, Italia y Alemania, aunque esto podría encarecer el precio de la venta.
Venezuela pagaría unos US$2.045 millones por los 12 aviones más ocho fragatas militares, en la que se considera la mayor venta de equipos militares de la historia de España.
Tras el acuerdo firmado en Caracas, Madrid inició intensas negociaciones con Washington para que la empresa española EADS-CASA obtuviera la licencia de exportación -el mismo Bono destacó que todo se había hecho de acuerdo a la legalidad internacional- pero la posición del presidente Bush no cambió.