El Comisionado de Paz ofreció su renuncia antes que revelar las pruebas contra Rafael Pardo
Se las pidió Álvaro Uribe para terminar la crisis, pero Luis Carlos Restrepo se negó, y fue ratificado en el cargo. Así fue la retractación de Uribe.
La madrugada de este domingo, en La Paz (Bolivia), fue para el presidente Álvaro Uribe, además de fría, casi insoportable. A 3.600 metros de altura sobre el nivel del mar, donde los pulmones de cualquier extraño pasan dificultades tan solo para respirar, el cuadro del Mandatario era complejo.
Desde muy temprano, el Presidente se enteró de la responsabilidad que el diario EL TIEMPO en su editorial de ayer le asignaba a él en el episodio con Rafael Pardo, suceso que muchos –el ex presidente César Gaviria, entre otros– calificaron como una ‘jugada sucia de la Casa de Nariño’ que lesionaba la transparencia del debate electoral.
«Es muy improbable que la delicada acusación contra el precandidato Pardo, divulgada en un comunicado de Palacio, no haya contado con el visto bueno del Presidente», dijo EL TIEMPO en su editorial. Y agregó: «El Gobierno está en mora de aportar una prueba seria o comenzar a pensar en una pública retractación».
La reflexión de EL TIEMPO era fundada. Según el comisionado de paz, Luis Carlos Restrepo, Uribe fue enterado en detalle de la operación que condujo a la acusación contra Pardo. Así lo reveló Restrepo en el comunicado que leyó a los periodistas en la Casa de Nariño el pasado jueves en la noche.
«Como era mi deber, informé con detalle al Presidente de lo acontecido», testimonió Restrepo esa noche, refiriéndose al episodio en que una persona «encargada de mantener el contacto con las Farc», le confesó que Pardo había enviado una propuesta a las Farc que buscaba impedir que Uribe se perpetuara en el poder.
Por eso, la primera llamada de Uribe este domingo en la madrugada, cuando todavía las luces de neón alumbraban las calles de La Paz, fue para Restrepo.
Uribe, según lo pudo conocer EL TIEMPO, le dijo a Restrepo en la primera llamada que había que «poner fin a esa crisis» y le sugirió que revelara las pruebas de alguna manera, a lo que Restrepo se negó de manera radical.
Cuando el Presidente le insistió al Comisionado en la necesidad de revelar las pruebas para acallar a los críticos y liquidar el debate, Restrepo se negó de manera rotunda y ofreció su cabeza. Prefería irse del cargo.
Uribe le contestó que él no le estaba pidiendo la renuncia, que lo que quería era poner fin a una situación de crisis que llevaba una semana y que podría continuar, con posibles daños mayores para la imagen del Gobierno y que lo que se necesitaba de manera urgente era buscar la salida menos costosa.
Como Restrepo insistió en su renuncia, Uribe le dijo que lo llamaría después.
En la soledad de la suite presidencial del Hotel Radisson de la capital boliviana, Uribe trataba de encontrar, de manera afanosa, una salida digna para él y para su gobierno.
Habló en cerca de tres ocasiones con Restrepo por teléfono, pero este se mantuvo inamovible en su posición de no divulgar las fuentes.
Se supo que el Presidente despertó muy temprano a otros asesores cercanos suyos para escuchar alternativas, pero no las encontró.
Por un momento, se pensó en tratar de sacar a Restrepo del problema, pero no resultaba fácil. Uribe temía por la credibilidad del Comisionado y del proceso de paz con los paramilitares. Pero después del relato de los hechos que él mismo –Restrepo– dio el pasado jueves, resultaba imposible.
Los momentos de Uribe en Bolivia no fueron de paz. A medida que avanzaba la mañana y debía atender asuntos de la posesión del presidente Evo Morales, lo atormentaba la situación de Bogotá.
Entre las 8:30 y las 10: 00 de la mañana, Uribe se entrevistó con el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y el presidente de Panamá, Martín Torrijos. En el encuentro con Insulza se habló del proceso de paz con los paramilitares y recibió todo el respaldo del líder de la diplomacia hemisférica.
Después de casi cuatro horas de examinar hipótesis por teléfono, de meditar en la soledad y no encontrar alternativas, Uribe, un poco malhumorado, resolvió ponerle la cara al problema. Decidió en ese momento (10 de la mañana, aproximadamente) que haría una declaración breve, que se retractaría al no poder presentar las pruebas y que presentaría excusas a Pardo.
Tomada la decisión, Uribe se comunicó con la Casa de Nariño y ordenó estar listos para presentar la decisión. Y a los periodistas colombianos enviados a cubrir la cumbre les hizo saber que daría una breve declaración sin lugar a preguntas.
En efecto, los periodistas fueron llamados y el Presidente se limitó a pronunciar la declaración que él mismo había organizado mentalmente, cuidando el sentido de cada palabra.
Con su decisión, Uribe espera haber superado uno de los episodios más difíciles de su gobierno. Y tal vez el que más podría cobrarle credibilidad a su gestión.
Lo que dijo Uribe en La Paz (Bolivia)
«Acabo de tener una última conversación con el Alto Comisionado, doctor Luis Carlos Restrepo, él me dice que el Gobierno no puede revelar los nombres de los testigos, por el interés superior del país en la paz y en el acuerdo humanitario. En consecuencia el Gobierno no puede probar las declaraciones contra el Senador Pardo. En virtud de lo anterior, el Gobierno se retracta de esas declaraciones, le ofrece disculpas públicas al Senador Pardo, por mi conducto directamente, y tratará el tema con él en privado».
Juan Manuel Santos escribió carta a Pardo
Apreciado Rafael,
Créame que he pasado la peor semana de mi vida por cuenta de este lamentable episodio que nunca ha debido suceder y que yo en cierta forma contribuí a que se diera. Ahora el gobierno pone de presente que no puede entregar las pruebas que dieron origen a la información, información a la que francamente no le di tanta trascendencia porque a mi me sucedió algo parecido durante el gobierno de Samper, como bien se sabe. Por eso me limité a confirmar que yo conocía la información y que le preguntaran a usted para establecer la verdad de los hechos. Nunca hice acusación o denuncia alguna.
Sin poder presentar pruebas o testigos, al gobierno no le quedó alternativa diferente a retractarse y el propio Presidente, en un gesto que lo enaltece, asumió la responsabilidad directamente y de manera noble le ofreció disculpas públicas. En estas circunstancias, era lo correcto.
Yo quiero también unirme al Presidente y ofrecerle a usted, a Claudia y a su familia mi más sinceras disculpas en lo que a mi me corresponde por los sinsabores que les haya causado. Que me sirva de lección para el futuro.
Espero de veras que este lastimoso incidente quede superado y podamos retornar en la contienda electoral al debate de las ideas, de los programas y de las soluciones a tantos problemas que todavía nos queda a los colombianos por resolver.
Lo que contestó Rafael Pardo
El pronunciamiento del señor Presidente de la República Álvaro Uribe, emitido en la mañana de hoy desde Bolivia me lleva a ratificar, una vez más, que ninguna de las calumnias de que he sido objeto es cierta.
1.Agradezco el gesto y la voluntad del señor Presidente de la República en los que expresa disculpas públicas. Las valoro apropiadamente. Vienen del Jefe del Estado.
2.Si funcionarios del alto gobierno se obstinan en demostrar la imposible existencia de testigos de hechos que no ocurrieron, reitero mi insistencia en que se presenten ante la autoridad que competa, sin mediar intereses distintos de la verdad. De lo contrario, se me quita la posibilidad de desvirtuar, ante esa autoridad, las calumnias que se han formulado en mi contra.
3.Retractarse de la acusación mientras al mismo tiempo se insiste en que sí hay testigos, no cumple ningún objeto. Mi buen nombre no puede tener condicionamientos.
4.Mientras eso suceda, me abstendré de participar en reuniones privadas sobre un tema que ha sido, es y deberá seguir siendo público.
Por mi parte continuaré, como lo he venido haciendo, en el desarrollo de mi campaña en torno a las propuestas e ideas que he presentado en todos los rincones del país. Espero contar para ello con garantías de parte del gobierno