Recuerdan golpe militar en España

ANTONIO RUBIO
MADRID.- A las 18.20 horas, el teniente coronel Tejero entró en el Congreso, pistola en mano, decidido a cambiar la Historia de España. Los documentos confidenciales que hoy desvela EL MUNDO demuestran que ya desde las 8.00 horas el general Milans del Bosch tenía lista la maquinaria militar en Valencia.
Acaban de dar las 8.00 horas del 23 de febrero de 1981 y el teniente coronel Antonio Tejero, vestido de guardia civil y con su tricornio bajo el brazo, entra en una iglesia cercana a su casa, en la calle madrileña de Guzmán el Bueno.
Se dirige hasta los primeros bancos y allí, de rodillas, comienza a rezar. Tejero, gran creyente, habla con el Cristo que preside el altar y le plantea sus dudas sobre la jornada que se avecina: «Dios mío, hoy va a ser un día muy difícil».
El Cristo al que reza y con el que habla el teniente coronel Tejero está flanqueado por seis velones. Tres a su derecha y tres a su izquierda. No está convencido de que la acción que va a llevar a cabo dentro de unas horas tenga un final feliz y por ese motivo solicita a su Cristo una señal divina: «Si consideras que algo va a salir mal, házmelo ver».
Tejero reclina su cabeza y reza un Padrenuestro mientras su tricornio reposa sobre el banco de madera. Cuando se incorpora y se dispone a persignarse para salir de la iglesia se da cuenta que uno de los velones que acompaña al Cristo se ha apagado.
Las puertas de la iglesia están cerradas. Las ventanas también. No hay ningún elemento natural o corriente que hubiera podido apagar el velón. El teniente coronel, cabizbajo y pensativo, sale del templo y se encamina hacia su casa.
En los alrededores de su domicilio realiza varias llamadas telefónicas desde una cabina pública, por precaución, antes de emprender su jornada y su último día en libertad.
«La situación de España es muy grave»
A esa misma hora el capitán general de la Tercera Región Militar, Jaime Milans del Bosch, está poniendo en marcha la operación ‘Alerta Roja’, que consiste en controles de seguridad sobre los acuartelamientos de la zona, y a las 10.20 horas convoca en su despacho una reunión de urgencia con su alto mando para «dar cuenta de un asunto muy grave».
Milans del Bosch informa al general jefe del Estado Mayor (JEM), al coronel segundo JEM y a los cuatro jefes de Sección que «la situación de España es muy grave» y de los acontecimientos que van a ocurrir en las próximas horas: «Podía producirse en Madrid un hecho importante y, por supuesto, incruento, al que hay que estar atentos».
El general Armada. (Foto: ELMUNDO)
En total, son siete los militares que se encuentran en el despacho del capitán general y tan sólo dos de ellos los que están perfectamente informados de lo que se avecina: el propio Milans del Bosch y el coronel Ibáñez Inglés. El resto, los coroneles y tenientes coroneles José Luis Somalo, Horacio Santos, Joaquín Pacheco y Jaime Güerri, más el general jefe del Estado Mayor, no saben lo que traman y preparan los dos primeros.
Milans del Bosch asevera: «De este hecho S. M. el Rey está al corriente. Lo aprueba y lo apoya, como me lo ha hecho saber el general Armada, de cuya fidelidad a la Corona no tengo ninguna duda».
El capitán general continúa con su exposición ante su Estado Mayor: «Producido el incidente, el general Armada se irá a La Zarzuela». Y termina su discurso asegurando: «Desde La Zarzuela, el general Armada dará instrucciones concretas, siempre en nombre de Su Majestad».
Esas declaraciones y afirmaciones están recogidas en un informe confidencial donde se describe, pormenorizada y detalladamente, todo lo que ocurrió durante el 23-F y el 24-F de 1981 en la Capitanía General de Valencia.
El informe, que consta de 16 páginas y no tiene firma o autor, fue enviado por el general Emilio Urrutia, jefe del Estado Mayor de la Tercera Región, al general Luis Caruana y Gómez de Barreda, gobernador militar de Valencia, el 4 de marzo de 1981, tras el fracaso del golpe de Estado y el arresto del general Milans del Bosch.
Ese informe, y otros dos más, con el sello de confidencial en rojo y elaborados por el propio general Caruana y por el teniente general José Gabeiras, jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), ven hoy, por primera vez, la luz informativa.
MADRID.- EL MUNDO ha conseguido los documentos originales de esos tres informes confidenciales que sirvieron para que el Estado Mayor del Ejército que en aquellas fechas mandaba el teniente general Gabeiras supiera con toda clase de detalles qué es lo que pasó en la Capitanía General de la Tercera Región Militar desde las 8.00 horas del 23-F hasta las 10.40 horas del 24-F.
En esos informes confidenciales también se recoge cuál fue el papel exacto que desempeñaron los generales Milans del Bosch y Alfonso Armada durante el tiempo en el que el teniente coronel Antonio Tejero estuvo dentro del Congreso de los Diputados con sus hombres.
En la reunión de las 10.20 horas, donde Milans informa a su alto mando de los hechos que se van a producir y de que el Rey está al tanto de todo y apoyaba las acciones, los presentes dan su visto bueno «a la vista de las razones y argumentos expuestos».
Milans del Bosch, tras obtener el apoyo de su Estado Mayor, convoca una nueva reunión para las 17.30 horas. A esa nueva cita son llamados todos los generales, incluidos el general gobernador militar Luis Caruana y el general del Estado Mayor Emilio Urrutia.
Y en aquella segunda reunión el capitán general de la Tercera Región Militar avisa: «Sobre las 18.00 se va a producir un acto de fuerza, que no puedo indicar en qué va a consistir, pero es conocido por S. M. el Rey».
El capitán general, tras leer a los presentes el bando que dictará para mantener el orden en su Región, les asegura: «Será por el tiempo indispensable, hasta que reciba órdenes de S. M., porque espero que el Rey las dé, efectivamente, una vez que el general Armada llegue a La Zarzuela después de producirse el hecho».
Milans del Bosch también comunica a los generales, coroneles y tenientes coroneles que «no se trata de un movimiento de derechas, sino de crear un gobierno presidido por Armada y con la intervención de todos los partidos».
En aquellos momentos todos los presentes son conscientes de que va a ocurrir algo que va a cambiar el destino de España y están convencidos de que el Rey apoya la acción militar. También se enterarán de que Armada, tras el golpe, va a ser el presidente de un nuevo gobierno y de que los partidos políticos, aparentemente, respaldan el plan.
El 23-F, hora a hora
El primero de los informes, que consta de 16 folios y de una carta adjunta del general Emilio Urrutia, jefe del Estado Mayor, al general gobernador militar Luis Caruana, está encabezado por el siguiente titular: «Relación cronológica de hechos acahecidos en la Capitanía General de esta Tercera Región Militar, durante los días 23-24 de febrero de 1981». Comienza a las 8.00 horas del 23-F y acaba a las 10.40 horas del 24-F.
8.00 horas. Entra en acción la operación Alerta Roja, que establece una serie de controles de seguridad sobre los acuartelamientos y, según refleja el informe confidencial, se «refería únicamente a las guarniciones de Castellón y Valencia. Posteriormente se haría estensiva al resto de la Región».
El coronel Ibáñez Inglés elabora y prepara las órdenes que se darán a las diferentes unidades de la Tercera Región Militar después de que el teniente coronel Tejero entre en el Congreso. Continúa el documento en ese mismo punto y hora:
9.00 hora. «Se concreta también que, hacia las 17.30 horas de ese día, el general recibirá las órdenes bajo sobre lacrado en relación con el asunto».
El día va transcurriendo con toda normalidad en los diferentes acuartelamientos de la Tercera Región Militar, pero en su Capitanía General la actividad comienza a acelerarse:
9.35 horas. «S. E. [Milans del Bosch] llama a su despacho al coronel segundo JEM [jefe del Estado Mayor] y le pone en antecedentes de lo que con posterioridad informará al general jefe del Estado Mayor y a los jefes de Sección del Estado Mayor, terminando por redactar la cabecera y el final de un manifiesto o comunicado que le encomienda que confeccione, para lo que le va concretando sus diferentes apartados o artículos en sus puntos más esenciales. Le encarga la confección del comunicado de manera inmediata, no sin comentarle su preocupación por la información recibida del Cesid relativa a CCOO y grupos terroristas».
Es decir, Milans del Bosch encarga al coronel Ibáñez Inglés que prepare y redacte el bando que harán público cuando Tejero asalte el Congreso. El coronel también informa al general de que la operación Alerta Roja ya está en marcha en Castellón y Valencia y los servicios secretos, que están al tanto de todo lo que va a ocurrir en Madrid a través del comandante José Luis Cortina, aportan su grano de arena a la situación informando de que ETA prepara acciones inmediatas en la zona de Valencia y de que CCOO está movilizando a sus bases.
MADRID.- Milans del Bosch reúne por primera vez en el día a sus generales. El informe confidencial en poder de EL MUNDO lo relata así:
10.20 h. «Toma la palabra S. E. y en sentido general expresa lo siguiente:
1. Que nos convocaba allí para darnos cuenta de un asunto muy grave.
2. Que la situación de España era muy grave.
3. Que podía producirse en Madrid un hecho importante y por supuesto que incruento (de otra forma él no lo hubiera aceptado) al que había que estar atentos.
4. De este hecho S. M. el Rey estaba al corriente, lo aprobaba y lo apoyaba, como le había hecho saber a él el general Armada, de cuya fidelidad a la Corona no tenía ninguna duda.
5. A continuación, ordenó al coronel segundo jefe del Estado Mayor que leyese un manifiesto o comunicado en el que se contenían sus previsiones [ ] para asegurar el orden y la paz ciudadana [ ] en una situación de vacío de poder si se llegaba a producir.
6. Hizo hincapié en que dicho comunicado no implicaba declaración de Estado de Guerra o Estado de Excepción, porque su deseo era mantenerse dentro de la Constitución.
7. La mecánica a desarrollar en principio sería la siguiente:
a. Producido el incidente, el general Armada se iría a La Zarzuela.
b. Desde La Zarzuela, el general Armada daría instrucciones concretas, siempre en nombre de S. M.».
Terminada su exposición, Milans pide a sus jefes su opinión sobre lo que acaban de escuchar y, especialmente, sobre lo que va a ocurrir de forma inminente en el país. Todos, sin excepción, dan su aprobación a lo oído y respaldan a su jefe «a la vista de las razones y argumentos expuestos», termina diciendo el informe confidencial.
A esas alturas, la posición del general Armada en los círculos del poder político español había mejorado considerablemente. Sobre todo, después de que el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, hubiera presentado su dimisión el 29 de enero.
A los pocos días de la dimisión de Adolfo Suárez, el Rey había promovido el ascenso de Armada al puesto de segundo jefe del Estado Mayor del Ejército, inmediatamente por debajo del jefe del Estado Mayor, el general José Gabeiras.
Se daba la circunstancia de que Suárez siempre se había opuesto a ese nombramiento. Sin embargo, la relación del general Armada con el Rey era muy estrecha desde hacía muchos años.
Incluso en los últimos y agitados momentos previos a la dimisión del jefe del Gobierno, el Rey había recibido a Armada nada menos que en tres ocasiones. El 6 de febrero, en una cena en Baqueira Beret, mano a mano, entre Don Juan Carlos y el general Armada, que por entonces aún era gobernador militar de Lérida.
Su segunda entrevista tuvo lugar el 11 de febrero, aprovechando la presencia del general en los funerales en memoria de la reina Federica, madre de la Reina Sofía, que acababa de fallecer. Y el tercero y último de los encuentros se produjo dos días más tarde en el Palacio de la Zarzuela.
Los acontecimientos se van sucediendo en la Tercera Capitanía General, pero ahora de forma acelerada. Tras la reunión de los coroneles, tenientes coroneles y generales con Milans del Bosch, se pone en marcha la siguiente fase, cuyo desarrollo sigue relatando con detalle el informe confidencial desvelado por EL MUNDO.
Siguiente fase
10.30 horas. «Se dan órdenes para que los gobernadores militares de Alicante, Cartagena, Lorca, Murcia y Castellón reciban unos sobres cerrados y lacrados que sólo podrán abrir cuando reciban un télex de la Capitanía General. El acuartelamiento de Alcoy también recibió la misma orden».
11.30 horas. «Conversación telefónica del general jefe del Estado Mayor (Emilio Urrutia) con el general gobernador militar de Valencia (Luis Caruana) para concretar detalles de la puesta en marcha de la operación Turia y establecimiento de retenes en los acuartelamientos. La operación consistía en protección de itinerarios y edificios militares a cargo de Policía Militar».
Es necesario puntualizar que la llamada operación Turia se pone en marcha ese día, simultáneamente a la operación Alerta Roja, porque existe un informe de los servicios secretos (Cesid) según el cual en ese momento hay una amenaza real en la ciudad de Valencia de que se produzca una acción terrorista de ETA.
Con ese informe sobre posibles atentados terroristas, el Cesid estaba creando y propiciando un ambiente de tensión política que, en realidad, favorecía los propósitos de un personaje que tuvo una participación todavía oscura, pero sin duda determinante en el intento de golpe del 23-F: el comandante José Luis Cortina. El superior de Cortina era Javier Calderón, secretario general del Cesid.
MADRID.- Lo cierto es que Cortina, uno de los más importantes jefes del Cesid, estaba perfectamente al corriente de todo lo que iba a suceder ese día. Es más, incluso había enviado a sus agentes de los servicios secretos para que facilitaran el trayecto por Madrid de los autobuses que el golpista Tejero utilizó para transportar a sus hombres hasta el Congreso y asaltarlo por las armas.
Milans y sus hombres son muy conscientes de la enorme importancia que tiene para esta operación proyectada el control de los medios de comunicación y, por supuesto, de los servicios secretos.
Precisamente por eso se ocupan de que las cosas en esos dos campos rueden a favor del golpe. Dice el informe confidencial:
12.45 horas. «Actuación a realizar en los M. C. S. [medios de comunicación social] de Valencia para asegurar la publicación del manifiesto cuando se ordene y mantener el control de los mismos».
«Igualmente, sobre la integración del Cesid [en la Región] en los órganos de información de esta Capitanía».
Pero lo más importante está aún por llegar. A las 16.30 horas Milans cita a los generales con mando en la plaza para que a las 17.30 horas estén en Capitanía General.
Milans del Bosch se dispone a descubrir y adelantar a todos los generales con mando en la Tercera Capitanía General qué es lo que va a ocurrir dentro de una hora, aproximadamente. Entre esos generales se encuentran Luis Caruana, Emilio Urrutia, León Pizarro, García de Castro, Gil Espasa y Abad. De nuevo el informe recoge lo sucedido:
17.30 horas. «Se celebra en la Sala de Juntas de S. E. la reunión de generales. En esa reunión, que comenzó sobre las 17.45 horas, S. E. explicó que sobre las 18.00 horas se iba a producir un acto de fuerza, que no podía indicar en qué consistiría, pero que era conocido por S. M. el Rey. A continuación, proclamaría un manifiesto haciéndose cargo del mando para garantizar el orden público, establecer el toque de queda y asumir todos los poderes hasta recibir órdenes de S. M».
«Leyó el citado manifiesto haciendo énfasis en que sería por el tiempo indispensable hasta recibir órdenes de S. M., porque espera que el Rey las dé efectivamente, una vez que el general Armada llegue a La Zarzuela después de producirse el hecho».
«Que prohíbe la actuación de todos los partidos políticos para evitar que vaya a intentar hacer alguna actuación por su cuenta, ya que no se trata de un movimiento de derechas, sino de crear un gobierno presidido por Armada y con intervención de todos los partidos».
«Al preguntarse que por qué pone ‘ante el vacío de poder’, contesta que, como es inmediato, puede decir ya que se trata de un asalto al Parlamento y que por tanto, al producirse tal asalto, no hay Gobierno, ya que todos sus miembros están en él. Indica a continuación que en caso de no producirse tal asalto [ya son las 18.15 horas] olvidemos totalmente esta reunión y lo allí tratado».
Se están oyendo tiros en el Congreso
No tienen que demorarse mucho tiempo en sus cábalas y deliberaciones porque no han pasado más de cinco minutos cuando alguien entra en el despacho y anuncia que se están oyendo tiros en el Congreso.
Ese es el asalto al Parlamento del que acaba de hablar Milans del Bosch a sus generales. Todo parece estar saliendo, por tanto, según los planes previstos.
Milans del Bosch no duda un instante y, según recoge el informe confidencial, comienza a dar órdenes. Al gobernador militar lo envía al Gobierno Civil para que colabore con el gobernador; se comunica con el comandante de Marina y con el jefe del Sector Aéreo, y envía a los generales que estaban presentes a sus destinos para que ordenen el acuartelamiento de las tropas.
La Tercera Región Militar está en manos de su capitán general, Jaime Milans del Bosch, que ya se ve como jefe de la Junta de Jefes del Estado Mayor y a las órdenes del nuevo presidente, el general Alfonso Armada.
Pero la satisfacción del capitán general tan sólo dura unos minutos:
18.26 horas. «S. E., que sigue los sucesos por radio, al oír los disparos comentó sorprendido que aquello no era lo previsto, porque debía ser una acción incruenta».
A pesar de que Milans del Bosch se da cuenta de que «aquello no era lo previsto», las operaciones Alerta Roja y Turia siguen en marcha unidas a las nuevas directrices que marca el bando del capitán general para la población civil:
18.30 horas. «Se ordena al teniente coronel segundo jefe disponga la salida de jefes y varios oficiales y suboficiales, con patrullas de P. M. [Policía Militar] hacia los M. C. S. [medios de comunicación social] para entregar el manifiesto y disponer y asegurar su transmisión».
El golpe está en marcha y en el informe confidencial se recoge un dato para la Historia:
19.30 y 19.40 horas. «Las emisoras locales de radio comienzan a transmitir el comunicado de S. E.».
El bando de Milans del Bosch uno de sus originales está en poder de EL MUNDO indica:
«Hago saber. Ante los acontecimientos que se están desarrollando en estos momentos en la capital de España y consiguiente vacío de poder, es mi deber garantizar el orden en la Región de mi mando en tanto se reciban las correspondientes instrucciones que dicte S. M. El Rey».
El bando del capitán general consta de 11 artículos y termina de la siguiente manera:
«Este bando surtirá efecto desde el momento de su publicación. Por último, se espera la colaboración activa de todas las personas patriotas amantes del orden y de la paz respecto a las instrucciones anteriormente expuestas. Por todo ello termino con un fuerte: ¡VIVA EL REY! ¡VIVA POR SIEMPRE ESPAÑA! Valencia, 23 de febrero de 1981. El teniente general Jaime Milans del Bosch».
‘MIGUELETE’
Al mismo tiempo, la Capitanía General «transmite al jefe del Estado Mayor DIMT-3 [División de Transporte Mecanizado] la palabra clave ‘MIGUELETE’ para que las unidades de los cantones de Valencia adopten el despliegue previsto». Y siguen las acciones que estaban preparadas: «Se da orden de desempacar la munición».
Los acontecimientos se precipitan. El teniente coronel Tejero ya hace casi una hora que está dentro del Congreso, con todos los diputados y el Gobierno en pleno secuestrado, y la tensión sube por instantes. Necesita instrucciones y busca al que, en teoría, es su jefe inmediato: el general Milans del Bosch.
19.30 horas. «Se recibe una llamada del Congreso en la que piden hablar con el capitán general. Se pone al teléfono el coronel segundo JEM y al otro lado, Tejero (al parecer, bastante excitado). Tercia en la conversación la voz del coronel de Policía Nacional Alcalá Galiano.
Tras un alterado parlamento y una discusión en la que el coronel segundo jefe del Estado Mayor invoca [al propio Tejero] que no debe haber derramamiento de sangre entre compañeros termina por la salida del lugar y cese en la conversación del coronel Galiano».
Ahora bien: ¿por qué razón Milans, que a esas horas de la tarde aún no ha dado el golpe por perdido, no quiere hablar por teléfono con el hombre que lo está llevando físicamente a cabo a punta de pistola?
Probablemente porque el capitán general de la Tercera Región Militar, que sigue intentando que se unan al levantamiento las otras capitanías, esté empezando a encontrarse con demasiadas negativas o, en el mejor de los casos, con demasiadas posiciones ambiguas. Y no se atreve a confesárselo a Tejero.
MADRID.- 20.12 horas y posteriores. «Conversaciones de S. E. con diversas capitanías generales y mandos, sin poder precisar exactamente cuáles, ni el contenido de las mismas, por haber sido realizadas muchas de ellas por teléfonos directos y sin la presencia total o parcial de testigos».
En una de esas conversaciones, Milans del Bosch llama al general José Gabeiras, en aquellos momentos jefe del Estado Mayor del Ejército, para preguntar si el general Armada «está allí».
Gabeiras recuerda aquel momento: «Me llamó para decirme que se había enterado de lo que había sucedido en el Congreso y me hizo la observación de que no les pasara nada a los que estaban dentro. Yo entendí que a quien no les tenía que pasar nada era al Gobierno y a los diputados, pero no a Tejero y a los guardias civiles, que era lo que él quería decir. Entonces me preguntó si estaba Armada, que si podía hablar con é».
Los carros de combate salen a la calle
El general Gabeiras pasa la llamada a Armada y, mientras tanto, se entera de que Milans ha sacado los carros de combate a la calle. Entonces, el jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME) interrumpe la conversación entre Armada y Milans y le pregunta al capitán general por los tanques.
Milans miente a Gabeiras y le dice que los carros de combate volvían a sus acuartelamientos tras realizar unas maniobras.
Entre las llamadas realizadas por Milans a las diferentes capitanías generales está la de la Octava Región Militar, con sede en A Coruña y cuyo capitán general es Fernando Posse. Tras recibir esa llamada, Posse se pone en contacto con Gabeiras y le explica que Milans le ha pedido que se una al golpe de Estado y que ha dictado un bando contra el Gobierno.
Tanto civiles como militares comienzan a definirse y a tomar partido por los golpistas o por el Gobierno constitucional. Empiezan a llegar apoyos y ofrecimientos:
20.12 y 20.30 horas. «Télex del Diario de Valencia solicitando instrucciones para confeccionar el diario del día siguiente. Se personan en Capitanía el propietario y la subdirectora del diario Las Provincias para ofrecerse».
El general Gabeiras recuerda que, tras conocer que Milans le ha mentido y ha sacado los carros de combate a la calle, llama al capitán general. Milans confirma al JEME la información que tiene y Gabeiras comunica al general golpista que «queda relevado del mando y que lo entregue al gobernador militar, el general Caruana».
Automáticamente, Gabeiras comienza a dictar ordenes:
21.40 horas. «Se recibe Télex de JEME para puesta en marcha de BERTA-2, cuyo texto es: ‘PONER EN MARCHA BERTA-2. ACUARTELAMIENTO DE UNIDADES’».
Berta es una operación de prevención, al igual que Alerta Roja y Turia, y el número 2 corresponde al nivel que se le aplica.
En Valencia, una vez que se sabe que Gabeiras le ha quitado el mando a Milans y que ha ordenado que las tropas regresen a los cuarteles, empiezan a cundir las dudas entre los generales que se encuentran en Capitanía.
22.50 horas. «El general jefe del Estado Mayor ordena que de momento no se siga transmitiendo por los M. C. S. el manifiesto de S. E. Y se les informa que [el bando] sigue en vigor (a pesar de no transmitirse) y de que se darán instrucciones complementarias a medida que las circunstancias así lo exijan».
Han pasado cinco horas y media desde que el teniente coronel Antonio Tejero entró en el Congreso y secuestró al Gobierno y a los diputados. Milans del Bosch continúa con sus carros de combate en la calle y el bando, aunque no se publicita, sigue en vigencia.
El informe confidencial que está en poder de EL MUNDO dice:
00.00 horas aproximadamente. «Llega un télex de S. M. el Rey».
Comienza un nuevo día 24-F
Los acontecimientos se precipitan y los planes de los golpistas se vienen abajo. Llegado ese momento, Milans del Bosch se da cuenta de que Tejero va a abortar el golpe de Estado que Armada y él mismo tenían planeado y adopta la actitud del deportista que antes de llegar a la meta ya se siente derrotado: se deja llevar sin hacer más esfuerzos.
00.45 horas. «Tejero llama al capitán general y le dice que está allí el general Armada, que le propone que le deje entrar en el Salón del Congreso para dirigirse a los diputados y ofrecerle lo siguiente:
1. Creación de un gobierno presidido por el general Armada. A ello se opone el teniente coronel Tejero, que sólo quiere una junta militar presidida por el teniente general Milans del Bosch.
2. S. E. [Milans del Bosch] responde que él no quiere ser protagonista de nada y que obedezca al general Armada. Tejero no obedece la indicación.
3. El teniente general Milans se vuelve hacia los presentes y dice: ‘Que alguien se ponga’. Ante la duda de los concurrentes, tomó el teléfono el coronel segundo jefe del Estado Mayor de CAPGE [Capitanía General] y trató de persuadirle informa de que es imposible».
El general José Gabeiras, que había accedido a que Armada se presentara en el Congreso para que intentara convencer a Tejero de que depusiera las armas, se puso en contacto con el Rey para informar sobre la actitud del general Milans del Bosch: «Llamé al Rey. Le dije que Milans se había sublevado y que yo le había relevado del mando y le pedí que confirmara mis órdenes. Entonces el Rey me pidió que no me retirara del teléfono y yo pude oír cómo llamó a Milans para confirmarle la orden mía y que quedaba arrestado».
MADRID.- Está a punto, en ese instante, de producirse la escena más tensa y peligrosa de todas las que se han vivido en esa jornada dramática en la Capitanía General de Valencia: el enfrentamiento entre el golpista ya derrotado, el capitán general Milans del Bosch, y el general Caruana, gobernador militar de la Plaza, su subordinado, que nada más y nada menos que tiene la orden de arrestarle y de quitarle el mando.
El diálogo entre ambos hombres fue recogido desde dos ópticas distintas. La primera, la del observador que escribe ese informe confidencial en el que ha venido relatando minuciosamente los hechos. Y la segunda, la del propio general Caruana, quien, a su vez, elabora para sus superiores un relato de lo que ocurrió en aquellas horas, según sus vivencias personales.
El diario EL MUNDO está en posesión de ambos relatos:
Caruana. «Debió de ser sobre las una de la madrugada (no lo recuerdo) cuando me llamó el teniente general Gabeiras:
Hola Caruana, ¿sabes que tu capitán general se ha sublevado?
No, mi general. El capitán general está actuando para mantener el orden y el Rey está en conocimiento de lo que hace.
Te digo que no, que por tres veces le ha dado el Rey una orden y se niega a obedecerla.
Mi general, yo sé que Jaime está en contacto con La Zarzuela.
Tú, ¿con quién estás? ¿Con Jaime o con el Rey?
Con el Rey, por supuesto, pero Jaime está en contacto con el Rey.
Estás en un error. Vete a Capitanía, arrestas al capitán general y te constituyes tu en capitán general.
…Es una papeleta, pero ahora mismo salgo para Capitanía y te llamaré desde allí».
En el informe confidencial elaborado por uno de los jefes que está presente en todas las reuniones de Capitanía General y que hemos utilizado para revelar lo que pasa, hora a hora, en el despacho de Milans del Bosch, se recoge la siguiente escena:
01.00 horas. «Llamada telefónica de S. M. a S. E. [Milans del Bosch] ordenándole retirar las tropas. Inmediatamente, el CAPGE [capitán general] lo ordena. Se despide con un fuerte abrazo. Estaba allí presente el general gobernador militar que llevaba el encargo del JEME [jefe del Estado Mayor del Ejército] de relevar a S. E. del Mando de la Capitanía General, por desobediencia».
«S. E., sonriente y señalando el revólver que tenía sobre la mesa, le dijo [en referencia al general Caruana]: ‘A ver si te atreves'».
Y el general Caruana continúa con su relato a partir del momento en que llega a Capitanía:
Caruana. «Fui a Capitanía y entré en el despacho del capitán general. Jaime estaba hablando por teléfono y cuando terminó me acerqué a su mesa y le dije: ‘Mi general, traigo orden del teniente general Gabeiras de que te consideres arrestado en tu domicilio y hacerme cargo de la Capitanía’.
Se sonrió y, cogiendo el revólver que tenía encima de la mesa, me dijo: ‘Atrévete…’
‘Mi general’, le dije, ‘puedes pegarme un tiro, pero creo que debías retirar las tropas hacia sus acuartelamientos. Eres el único que has sacado las tropas y no hay razón, ni motivo para esta situación’.
Creo que fue entonces cuando llamaron por teléfono de La Zarzuela y le oí decir: ‘A las órdenes de vuestra Majestad. Señor, mi lealtad hasta el fin’.
Y cuando colgó el teléfono [se refiere a Milans del Bosch] dio inmediatamente la orden de retirar las fuerzas a sus acuartelamientos, lo que se hizo inmediatamente».
Tras la amenaza de Milans del Bosch al general Caruana se produce una nueva llamada desde La Zarzuela al capitán general. Posteriormente se acredita esa conversación mediante un télex.
01.30 horas. «Segunda llamada de S. M. a S. E.».
02.23 horas. «Nuevo télex de S. M. como confirmación de la conversación telefónica».
Pasadas las 04.45 horas «S. E. habló por teléfono con el general Sabino Fernández Campo [secretario de S. M.]».
Francisco Laína, subsecretario del Ministerio del Interior (que en aquellos momentos ejercía las funciones de presidente del Gobierno porque Adolfo Suárez y el resto de los ministros estaban secuestrado en el Congreso), se pone en contacto con Milans del Bosch y le expone la situación:
Pasadas las 05.10 horas «Llamada del señor Laína, que recibe un ayudante de S. E. e informa a dicho señor que S. E. está hablando por teléfono. Tras una breve espera, establece contacto con S. E. No se conoce exactamente el contenido de la conversación, si bien parece que en algún momento, ante la indicación del señor Laína de que fuerzas [posiblemente GEO] podrían irrumpir en el Congreso con grave peligro de una matanza.
S. E. respondió que eso sería de la responsabilidad del señor Laína. También parece que el señor Laína proporcionó al capitán general dos números de teléfono, que éste apuntó en su bloc».
Esos dos teléfonos del Congreso son los que Laína y sus hombres dejan libre para así controlar y escuchar todas las llamadas que realiza o recibe el teniente coronel Tejero.
20 minutos más tarde. «Tras haber intentando S. E. comunicar con el teniente coronel Tejero, realizó una llamada al señor Laína, desconociéndose su contenido».
El golpe ha fracasado
En esos momentos, el general Milans del Bosch ya es consciente de que su golpe y el del general Armada ha fracasado. El capitán general intenta, al parecer, hacer entrar en razones al teniente coronel Tejero y para ello realiza diversas llamadas:
Parece que hubo alguna llamada más de S. E. al Rey, al comandante Pardo Zancada [que se había unido al golpista Tejero con los hombres de la División Acorazada] y al teniente coronel Tejero, sin que se pueda precisar ni la hora ni su contenido».
Milans del Bosch comprueba, finalmente, que las restantes capitanías generales no lo siguen y, tras las últimas conversaciones, termina por tirar la toalla y asumir su fracaso.
07.00 horas. «S. E. se retiró unos momentos a sus habitaciones, no sin recomendar que por todos los medios, si se producía algún contacto con el teniente coronel Tejero, se le persuadiese para que depusiera su actitud, sin violencia alguna y por las buenas, terminando así la situación que se había producido».
La situación en el Congreso es cada vez más insostenible y el teniente coronel Tejero intenta, como última solución, volver a hablar con su jefe directo, el general Milans del Bosch. El tiempo pasa y se acerca el desenlace final.
10.40 horas. «Se recibe una llamada desde el Congreso. Tejero desea hablar con S. E. Al no encontrarse éste en su despacho ni el jefe del Estado Mayor, atiende la llamada el segundo coronel JEM. Informa a Tejero de la ausencia de los anteriores en el lugar y de que debe ponerse al habla con el general Armada para que solucione el problema en el Congreso.
Tejero dice que sólo hablara con el general Milans y que debe hacerlo personalmente. El coronel segundo JEM insiste en que debe tratar con el general Armada, porque S. E. sólo irá a Madrid si se lo ordena Su Majestad.
Tras varios intentos, el teniente coronel Tejero dice que le comunique al general Armada que lo espera».
El informe ‘Gabeiras’
Tejero tras abandonar el Palacio de Congresos y entregarse. (Foto: EL MUNDO)
En ese momento, el general Armada recibe la noticia y pide permiso al general Gabeiras para desplazarse hasta el Congreso.
En un tercer informe confidencial elaborado por el general José Gabeiras, jefe del Estado Mayor del Ejército y que está en poder de EL MUNDO, se refleja cuáles fueron esos momentos finales del golpe y la actuación del general Armada.
El informe confidencial del general Gabeiras consta de tres folios y una carta de presentación, fechada el 27 de febrero de 1981 y dirigida al nuevo capitán general de la Tercera Región Militar, el general Antonio Pascual.
«Por lo que se refiere a la actuación del general Armada, presente desde el primer momento en el despacho del JEME, en unión de otros mandos del Cuartel General, ante el desarrollo de los acontecimientos, hizo la propuesta al JEME de intentar parlamentar con el teniente coronel Tejero, ofreciendo una solución política que se consideró inaceptable.
Unicamente fue autorizado para tratar de entrevistarse con el citado teniente coronel, a fin de resolver la situación planteada, llegando incluso a darle facilidades para abandonar España, siempre y cuando se respetase la vida de todos los secuestrados en el Palacio del Congreso».
Y tras las llamadas del Rey a Milans y de éste a Tejero y a otros, el teniente coronel de la Guardia Civil se replantea la situación y accede a hablar con Armada. Es en ese momento cuando el general golpista recibe autorización para que se desplace al Congreso e intente llegar a una solución pacífica.
«Hacia las 10.00 horas, el general Armada, debidamente autorizado, se trasladó de nuevo al Palacio del Congreso con ideas de apoyar la negociación que estaba realizando el jefe del Cuartel General, el cual le entregó las condiciones que estaban dispuestos a aceptar no sólo el comandante Pardo, sino también el teniente coronel Tejero».
Y prosigue Gabeiras: «El general Armada comunicó telefónicamente estas condiciones a la JUJEM [Junta de Jefes de Estado Mayor], obteniendo su conformidad, por lo que a partir de este momento quedó resuelta la situación, regresando el general Armada al Cuartel General».
El final del primer informe confidencial al que ha tenido acceso este periódico, y que por primera vez ve la luz informativa, termina a las 10.40 horas con un lacónico: «Por radio se conoce el desarrollo del final de los hechos, de todos conocido».
Efectivamente, aquélla fue la noche de la radio y Tejero, finalmente, supo por qué la mañana anterior recibió un mensaje cuando habló y rezó a su Cristo.
El tiempo del teniente coronel de la Guardia Civil, de los generales Milans del Bosch y Armada y de muchos otros que después se sentaron en el banquillo de los acusados se apagó. Sin embargo, estos informes servirán para dar luz y esclarecer el comportamiento de otros muchos, militares y civiles, que nunca fueron procesados pero que sí dieron «un paso al frente» en la tarde-noche del 23-F.

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