Martín Murphy
BBC Mundo, Buenos Aires
La destitución de Ibarra pone fin a semanas de tensas audiencias en la legislatura de la ciudad.
Luego de más de 14 meses del peor incendio en la historia conocida de Buenos Aires, que causó la muerte de más de 190 jóvenes, el alcalde de la ciudad, Aníbal Ibarra, fue destituido de su cargo por la legislatura porteña.
Ibarra, quien se encontraba suspendido desde diciembre del año pasado, estaba acusado de mal desempeño de sus funciones en torno al incendio de la discoteca Cromagnon, en el barrio de Once.
Escenas de júbilo se vivieron en las afueras de la legislatura donde cientos de manifestantes, entre ellos muchos familiares y amigos de las víctimas, celebraron la decisión de la sala juzgadora.
Otros, que apoyaban a Ibarra, se mostraron decepcionados y frustrados, porque consideran que el ex alcalde es inocente.
Ibarra estuvo presente durante la votación de los quince miembros de la sala juzgadora y no se inmutó cuando escuchó el resultado de la votación. Se retiró inmediatamente.
«Maniobra política»
«Lo único que pienso es que comenzamos a obtener el camino de la justicia, que este es el eslabón más gordo de la cadena, que de ahora en adelante el abanico es tan grande que todos los responsables deben pagar por lo que pasó», gritaba en las afueras de la legislatura una mujer que perdió a un familiar en el incendio.
Ibarra queda automáticamente destituido de su posición. No podrá ejercer cargo público por diez años y pasa a disposición de la justicia ordinaria para responder a cualquier cargo que se le impute en su contra.
El ex alcalde ha sostenido una y otra vez que el juicio era una maniobra política de la oposición para destituirlo.
De esta manera, Ibarra se convirtió en el primer jefe de gobierno porteño en ser destituido mediante un juicio político. Según los analistas, su carrera política ha terminado.
El gobierno nacional se mantuvo al margen de la suerte de Ibarra, si bien éste siempre fue considerado un aliado del presidente Néstor Kirchner.
Responsabilidades
Muchos aquí creen que el incendio, que se desató durante un concierto de rock, cuando alguien de la audiencia encendió una luz de bengala que impactó contra el techo de lona del boliche, podría haberse evitado si las normas de seguridad básicas se hubiesen cumplido.
Según los familiares de las víctimas, la falta de control, producto de la corrupción, fue lo que permitió que la discoteca operara fuera de norma.
Por esta razón pedían la cabeza de Ibarra, porque lo consideran el responsable último de la tragedia.
Tras el incendio, las discotecas porteñas estuvieron cerradas durante varios meses y el gobierno de Ibarra dispuso una serie de nuevas medidas de seguridad.
Nada de esto sirvió para frenar el pedido de destitución.
Ibarra sostiene que la oposición se aprovechó del dolor de los familiares para tomarse una revancha política contra él. La oposición niega haberse comportado de esta manera.
Tras una larga vigilia en la legislatura porteña, que comenzó en las tempranas horas de la tarde, los familiares de las víctimas marchan ahora rumbo al santuario en Once.