BLANCA MOREL / AFPPUERTO CABEZAS, NicaraguaLas comunidades indígenas del Caribe norte de Nicaragua se han convertido en centro de operaciones de los traficantes de droga, que controlan rutas para el paso de los estupefacientes, según informaron autoridades y habitantes del lugar.
Tras llegar prácticamente a adueñarse de las ciudades del Caribe nicaragüense, a donde ingresaban »como dueños prepotentes» a distribuir »descaradamente» la droga, los traficantes fueron desplazados hacia el norte por una ofensiva policial, afirmó el jefe de la Policía del Atlántico Norte, comisionado Marlon Montano.
»Ahora se esconden en las comunidades del litoral norte» como Sandy Bay, donde no hay presencia policial, aseguró Montano.
Sandy Bay abarca a diez pueblos de indígenas miskitos de difícil acceso, cerca de las costas del Caribe.
En estas comunidades »hay indígenas que se han hecho poderosos con la venta de cocaína, caminan con guardaespaldas, viven en casas bellísimas y andan en buenos vehículos», contó, un miskito reconocido en la zona, que pidió no ser identificado.
»Ahí hay como cinco narcos fuertes que tienen mucha plata, ellos saben cuándo y en qué lugar exactamente está la droga» que se mueve generalmente por zonas costeras del Caribe nicaragüense, que no tienen vigilancia policial, ni militar, indicó.
»La gente cuando ve flotar droga en el mar dice que es una bendición de Dios», agregó el informante.
El departamento de Estado norteamericano afirma que »muchos residentes del Atlántico apoyan a los traficantes» que mueven la droga entre Colombia y el territorio de Estados Unidos, «rellenando de gasolina sus lanchas, almacenando la droga y como informantes».
Sin embargo, el líder miskito
Brooklin Rivera niega que su pueblo este »cooperando de manera activa» con los traficantes de droga, aunque admite que las comunidades situadas sobre el litoral venden la droga para sobrevivir.
Uno de los principales centros del narcotráfico en la región era Puerto Cabezas, cabecera del Atlántico Norte, 350 km al noroeste de Managua, donde los traficantes se movilizaban libremente por las calles, bares y restaurantes.
La policía ha dado en los últimos meses »golpes fuertes a los principales expendedores de droga», de la ciudad, lo que a su vez ha contribuido a bajar los delitos, precisó Montano.
La policía decomisó el año pasado en la región más de 2,000 kilos de cocaína, lo que representa un 27 por ciento del total incautado en el país, según datos oficiales.
Antes era común que los indígenas llegaran a la ciudad a comprar con grandes sumas de dinero, después de recoger y vender algún paquete de drogas que los narcotraficantes lanzaban al agua, cuando eran interceptados por la fuerza naval o los guardacostas estadounidenses que vigilan en aguas internacionales.
El Caribe »es una ruta de tráfico fundamental de drogas que es contrabandeada hacia Estados Unidos y mercados europeos», debido al aislamiento, la pobreza y la vulnerabilidad de su sistema bancario, señaló el Departamento de Estado norteamericano en su reciente informe sobre narcóticos en Latinoamérica.
Los pobladores de Puerto Cabezas sostienen que el tráfico de drogas ha bajado, tras la captura de cinco traficantes el año pasado.
»La droga ha bajado mucho por aquí», dijo Jemilton Watson, un joven mestizo de esta ciudad habitada por pescadores, artesanos y comerciantes, la mayoría de los cuales vive en las mismas endebles casas de madera de hace 20 años.
En medio del abandono que respira el puerto, se erigen algunas mansiones de cemento, que los lugareños dicen que pertenecen a supuestos narcotraficantes locales.
Mujeres y ancianos manifestaron sin embargo su preocupación por el alto consumo de drogas, sobre todo entre los jóvenes que compran piedras de crack a un costo aproximado de 50 centavos de dólar cada una, en los 180 expendios clandestinos, que según ellos, aún funcionan en la ciudad costera.