Tropas de la ONU velarán por elecciones en Congo

La Unión Europea tiene la oportunidad de demostrar su determinación para realizar misiones militares en el exterior con un cometido que le ha sido solicitado por las Naciones Unidas (ONU). Se trata de una fuerza de disuasión que refuerce la seguridad en las elecciones que se celebrarán en la República Democrática del Congo a mediados de junio.
Los ministros de Defensa de los veinticinco están reunidos en la ciudad austriaca de Innsbruck y hoy mismo tendrán que enseñar sus cartas para decidir en qué condiciones van a organizar una misión, que será la primera de estas características en la historia de la UE. Es cierto que la UE tiene muchas otras misiones militares, once en total, aunque la única francamente relevante es la de Bosnia-Herzegovina, que cuenta con unos 6.600 soldados.
Pero esa es una misión «heredada» de la OTAN, que no necesitó de una generación de fuerzas. En este caso, se está hablando, como reconoció el encargado de la Política Exterior y de Seguridad Común, Javier Solana, de «una fuerza muy pequeña, apenas un millar de soldados a desplegar solo en caso de extrema necesidad» y que ni siquiera estarían en territorio del Congo, sino que deberían permanecer «no muy lejos» en algún país de la zona. Los ministros de Exteriores no se han puesto de acuerdo y los de Defensa tienen que decir si entra en sus cálculos, pero ni unos ni otros pueden seguir dando largas como han hecho en los últimos meses.
Sobre el papel, cuando la ONU y el presidente congolés, Joseph Kabila, formalizaron esta petición y Solana respondió afirmativamente, casi todos los países dijeron que les parecía bien. Sin embargo, a la vista de lo que ha sucedido después, el entusiasmo ha ido decreciendo gradualmente. Francia y Alemania están de acuerdo en soportar el peso principal de la operación, pero a París no le interesa aparecer muy a la vista, por los antecedentes que tienen en el continente africano.
Para la canciller Angela Merkel, eso la expone demasiado a las tensiones en la coalición gubernamental, de manera que a ambos países les conviene un poco más de «diversidad». Bélgica tiene el pasado colonial a sus espaldas, España ha sido sondeada, pero a pesar de las buenas intenciones del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, fuentes diplomáticas aseguraban ayer que «las posibilidades de que haya tropas españolas son mínimas». Portugal y la misma Austria podrían comprometerse a enviar simbólicamente media docena de soldados. Tal vez el hecho de que los «cascos azules» tienen que intervenir frecuentemente en incidentes armados haya desanimado a algunos ministros.
Para Solana, no cabe ninguna duda de que la misión se llevará a cabo -«¿Ir? Iremos» dijo ayer- pero la forma cómo se haga dará la medida de la capacidad europea de cohesión en materia de defensa. Como se trata de una reunión informal los ministros no tomarán hoy una decisión final, pero deberían dejar disipadas las principales dudas sobre la disponibilidad de efectivos y material.
Europa – 3/13/2006
Fuente: BELT

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