Sólo 1 de cada 4 desmovilizados en Colombia tiene empleo

Menos de la cuarta parte de los 35 mil guerrilleros y ‘paras’ reinsertados tiene empleo
La falta de capacitación, el temor por la reacción de los clientes y sobretodo la desconfianza frenan a los empresarios a la hora de contratarlos.
El tema es tan espinoso que ninguno de los hombres de empresa consultados por EL TIEMPO permitió que fuera citado con nombre propio.
Coinciden en que son las juntas directivas de las firmas y los consejos gremiales los que deben sentar una posición oficial frente a la idea de enganchar masivamente a reinsertados, tal y como lo pidió el miércoles el Gobierno.
“A uno lo asalta la desconfianza, porque sería traer gentes con pensamientos distintos a una organización (…) se podría generar ‘contaminación’ ”, dijo un industrial.
Otro, cuyo negocio se relaciona con el agro (el sector en el que, se supone, los desmovilizados tendrían mayor opción laboral) agregó que “la razón que más pesa para no contratar este personal masivamente es el grado de calificación de la mano de obra”.
Añadió, además, que “los niveles salariales riñen en muchas ocasiones con lo que se ganaban en los grupos al margen de la ley” y dijo que “es complicado que ellos se acostumbren a jornadas laborales normales”.
Y uno más, del sector financiero, se preguntó por las consecuencias que tendría entre los usuarios la sola posibilidad de que personas que han secuestrado y extorsionado tuvieran acceso a información financiera confidencial como la que manejan los bancos.
Para empezar a vencer esos resquemores, que considera entendibles, el Gobierno tiene para mostrar cómo han cambiado las cosas en Medellín.
Allí, hace tres años, muy pocos empresarios le apostaron a contratar reinsertados. Pero hoy, 220 desmovilizados de los bloques ‘Cacique Nutibara’ y ‘Héroes de Granada’ están vinculados con entidades de los principales grupos empresariales de la ciudad. Otros 70 trabajan con el municipio.
La clave, según Gustavo Villegas, director del Programa de Reincorporación, fue capacitarlos y resocializarlos antes de ofrecerlos al sector empresarial. “Cuando le pedimos a un empresario que se vincule al proceso de reinserción es porque estamos seguros de que los beneficiarios del programa tienen la capacidad académica y emocional para trabajar. No hemos tenido la primera queja”, explicó.
Inicialmente la Alcaldía contrató a 600 reinsertados por un año.
Pero a comienzos del 2005 cambió el modelo de empleo y todos entraron a estudiar. Se creó un equipo de reinserción laboral para los desmovilizados, que analiza sus perfiles y busca ubicarlos.
Aunque hay empresas reconocidas que apoyan el proyecto, la mayoría maneja un bajo perfil. Pocos de sus empleados saben que hay desmovilizados entre ellos y el municipio prefiere llamarlos beneficiarios del Programa de Paz y Reconciliación, para evitar la estigmatización.
Aunque la idea no les suene a muchos, de qué tanto se proyecten esos resultados dependerá en buena medida la seguridad que ofrezca el país como alternativa de inversión.
El Salvador y Guatemala, que a mediados de los 90 superaron sus conflictos internos, son referencias directas. Allí, sin el control de sus estructuras de mando y sin oportunidades reales, muchos desmovilizados terminaron en las redes de la criminalidad y delitos como el secuestro, el hurto y la extorsión se dispararon.
Se ganó el puesto
«Desde enero manejo máquinas para hacer plástico en una empresa. Me tratan como a los demás ”.
Carlos, ex ‘para’ de Medellín.
Contratación es más fácil en algunos sectores de la economía
«En Colombiamoda 2005 y Colombiatex 2006, tuvimos un grupo de 18 desmovilizados que hicieron labores de logística. Los entrevistamos como a todo el mundo y todos pasaron”.
Alicia Mejía, empresaria de la moda en Medellín.
“En el sector petrolero el problema es que si usted contrata a una persona reinsertada, de repente va a tener un problema de seguridad adentro y la gente teme mucho eso. Esa persona va a conocer sus puntos vulnerables”.
Empresario que pidió la reserva de su nombre.

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