JAY WEAVER
The Miami Herald
Según documentos oficiales de la corte, desde hace años agentes federales colocaron un micrófono en el dormitorio de una pareja de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), recogiendo así pruebas suficientes para luego acusarlos de agentes no inscritos del gobierno cubano.
De igual modo, la Oficina de Investigaciones Federales (FBI) colocó equipos de escucha en la casa del profesor Carlos Alvarez y de su esposa, Elsa Alvarez, que trabajaba como consejera de Psicología, desde el 2001 hasta el verano pasado, recopilando pruebas electrónicas de prácticamente casi todas sus conversaciones.
La enorme cantidad de conversaciones grabadas van desde charlas cotidianas hasta conversaciones privadas entre marido y mujer.
No se sabe con exactitud cómo las miles y miles de horas de grabación puedan ayudar a que la Oficina del Fiscal encause a la pareja, que es sospechosa de informar sobre la comunidad de exiliados cubanos y de sus líderes al gobierno de La Habana.
Según fuentes cercanas al caso, el FBI espera que las conversaciones grabadas ofrezcan información sobre la presunta actividad de espionaje a favor del gobierno cubano. Hasta el momento condujo al arresto de ambos catedráticos en enero. Se desconoce por qué los fiscales decidieron acusarlos justamente en ese momento.
Los abogados del matrimonio Alvarez dijeron que los fiscales han presentado »alrededor de 200 conversaciones al parecer pertinentes» que grabó el FBI, de acuerdo con los documentos de la corte. Las pruebas continúan sin darse a conocer al público, pero los abogados de la pareja argumentan que »la mayoría tiene que ver sólo con actividades de la vida cotidiana», como conversaciones sobre planes para cenar, poner la llamada »carpa» para eliminar las termitas a la casa de ambos en South Miami, así como reuniones en su iglesia católica.
La vigilancia del FBI de la casa de la pareja va mucho más allá de lo que primero se conoció como pruebas en el caso, que incluye presuntas »confesiones» a agentes federales el verano pasado y la confiscación de las computadoras de la casa y de las oficinas de ambos. Las pruebas de vigilancia salieron a la luz como parte de los esfuerzos de sus abogados para que se desestime la detención del matrimonio Alvarez antes de que se inicie el juicio, que está programado para comenzar el próximo 8 de mayo.
Los abogados de la pareja, Steven Chaykin y Jane Moscowitz, argumentan que sus clientes no escaparían a Cuba de ser puestos en libertad, toda vez que tienen lazos muy íntimos con la comunidad, como son sus cinco hijos y sus padres ancianos.
Los abogados están cuestionando si el FBI obtuvo legalmente órdenes de vigilancia electrónica. La agencia federal obtuvo las órdenes de vigilancia, amparándose en la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, que le permite al gobierno grabar las conversaciones de personas que residen en Estados Unidos y que son sospechosas de ser agentes de algún gobierno extranjero o de tener vínculos con actividades terroristas en el extranjero.
No se sabe a ciencia cierta cuánto tiempo el FBI estuvo grabando las conversaciones de la pareja, pero al parecer la vigilancia empezó desde antes de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001.
‘El 6 de marzo del 2006, el gobierno produjo sumarios de presuntas conversaciones `pertinentes’ grabadas hechas por esa vigilancia que había empezado en diciembre del 2001 y terminado el 4 de julio del 2005, aunque el gobierno dice que el espionaje empezó antes y siguió hasta el arresto de los acusados el 6 de enero del 2006», escribió el abogado de los Alvarez.
Los abogados, en su moción, le pidieron al gobierno que revelara los documentos vinculados con las órdenes judiciales de vigilancia telefónica. Están tratando de cuestionar pruebas que pudieran afectar el caso de sus clientes ante un jurado.
Alegaron protecciones constitucionales para Carlos Alvarez, de 61 años, profesor de psicología y su esposa, Elsa, de 55, asesora de psicología, ambos ciudadanos norteamericanos.
Refiriéndose a la ley FISA, los abogados dijeron: «Ningún ciudadano americano «puede ser considerado agente de una potencia extranjera sólo sobre la base de actividades que están protegidas por la Primera Enmienda…»
Por ejemplo, dicen, más de 40 de las grabaciones ‘pertinentes’ de FISA son conversaciones telefónicas entre Carlos Alvarez y un colega no identificado en relación con programas legales de intercambios culturales entre Estados Unidos y Cuba.
Este mes, fiscales federales rehusaron entregar documentos sobre las órdenes judiciales de FISA a los abogados de los Alvarez.
Hasta ahora, el juez federal de distrito K. Michael Moore ha emitido una orden de protección que sólo permite a los miembros de los equipos legales revisar las grabaciones de FISA desclasificadas para el próximo juicio.
Aparentemente, los fiscales revelaron pruebas sobre las grabaciones de FISA para mostrarle al juez que los Alvarez representaban «un serio riesgo de fuga».
El fiscal federal adjunto Brian Frazier citó el fallo de enero de la magistrada Andrea Simonton en el que dijo que la pareja podría recibir »una bienvenida de héroes» en Cuba.
El fiscal dijo que la pareja usó su cobertura en FIU para infiltrar la comunidad exiliada, espiar al presidente de la universidad Modesto Maidique y a otros líderes exiliados. Dijo que se comunicaban secretamente con el directorio de inteligencia cubano usando un código de cinco dígitos en transmisiones por radio de onda corta.
Una vez que los mensajes eran recibidos, los ingresaban en la computadora de su casa, equipada con tecnología de descifrado, y luego destruían sus notas y borraban la evidencia digital, dijo.
Los fiscales dicen que la pareja viajó a Cuba, México y otros países para intercambiar información con sus jefes del directorio cubano de inteligencia.
Según los documentos de la corte, los Alvarez reportaron las »actitudes de la comunidad» tras los arrestos hecho por el FBI en 1998 de 10 cubanos acusados de espionaje. Ese caso fue vinculado al derribo por parte del gobierno cubano de los aviones de Hermanos al Rescate que había costado la vida de cuatro hombres dos años atrás.
»Frente a estas admisiones, que están comprobadas por evidencia de la computadora y por las grabaciones telefónicas de FISA, los acusados admitieron que habían espiado pero no últimamente, ni muy seriamente», escribió Frazier en documentos de la corte.
»Por ejemplo, Carlos Alvarez alega que, en el peor de los casos, sólo pasó «chismes y su propia perspectiva» a Cuba. «Pero desafortunadamente, un espía chismoso o con opiniones sigue siendo un espía».