Policías hondureños pagan a "maras"

Associated Press
TEGUCIGALPA
La situación de inseguridad ha llegado a tal extremo en Honduras que la mayoría de los policías paga un »impuesto de guerra» a los pandilleros para proteger a sus familias y bienes.
Con un sueldo promedio de $180 al mes, la mayoría de los 9,500 agentes vive en las mismas barriadas pobres de los pandilleros o »mareros», que aterrorizan a la población con acciones violentas y vandálicas.
»Sólo pagando el impuesto a los mareros nuestros policías garantizan la vida de sus familiares y sus escasos bienes», confirmó el ministro de Seguridad, general Alvaro Romero.
En una comparencia la noche del miércoles ante el Congreso sobre cómo se combate la creciente delincuencia del país, no descartó la posibilidad que la policía esté infiltrada por los mareros y el crimen organizado.
»Hay escasez de agentes», advirtió. Indicó que la extensa provincia este de Olancho, de 24,551 kilómetros cuadrados, cuenta con apenas 130 policías.
No aclaró, sin embargo, con qué frecuencia los miembros de la policía pagan a los pandilleros, que los abordan en las calles de sus barrios o en sus casas.
Los mareros cobran alrededor de $10 diarios en »impuesto» a cada una de los 1,500 autobuses del transporte colectivo por permitir que circulen en los lugares donde viven de las principales ciudades del país.
Para Romero, en el 8 por ciento de los 298 municipios del país «nunca han conocido a un policía».
Ello, a pesar de que el cuerpo policial debería crecer anualmente en 3 por ciento en relación al índice poblacional de Honduras, que aumenta 2.5 por ciento anual, uno de los más altos de América Latina.
La Policía inició la semana pasada la »operación familia unida», tras empresarios reconocer que temen a la imparable ola de violencia que agobia a Honduras y advertir que eso podría afectar la inversión local y extranjera.
El presidente Manuel Zelaya reconoció la semana pasada que el crimen organizado supera a la policía.
Más de 2,000 soldados ayudan a las fuerzas policiales a combatir a los delincuentes desde hace cuatro años.
Los atracos a mano armada en las calles, automóviles y lugares públicos son la orden del día en Honduras.
Las pandillas Mara Salvatrucha y La 18 operan desde 1998 en el país y agrupan a unos 40,000 miembros.

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