DIEGO MENDEZ / AP
SAN SALVADOR
El FBI destacó que para frenar el auge de las temidas pandillas que azotan Centroamérica, México y Estados Unidos, se debe insistir en su prevención, desmantelamiento y rehabilitación.
»Es necesario primeramente prevenir que la futura generación se integre a las pandillas… es necesario desmantelar las estructuras que existen ahora», dijo ayer a la AP el representante del FBI, Robert Loosle.
Consideró además «necesario rehabilitar a los miembros (de las pandillas o maras) que quieran ser rehabilitados».
Se estima que en Centroamérica habría unos 80,000 pandilleros, la mayoría integrantes de las rivales Mara Salvatrucha y M-18, involucrados en atroces hechos de violencia y hasta el crimen organizado.
Debido a un auge de la actividad de los sujetos, el tema es analizado en San Salvador por delegados policiales de Estados Unidos, México y Centroamérica en el marco de la segunda convención antipandillas.
Los centroamericanos se han quejado de que la masivas deportaciones de pandilleros desde los Estados Unidos, han agravado el problema. Ese tema también es analizado en la convención que concluirá oficialmente hoy por la noche.
Honduras, El Salvador y Guatemala son los países con mayor presencia de los pandilleros y desde hace tres años han arreciado su combate con nuevas leyes y sendos operativos combinados con policiales y soldados del ejército.
En Honduras, los empresarios están temerosos por la imparable ola de violencia en ese país protagonizado por los mareros. El presidente Manuel Zelaya ha reconocido lo delicado del tema.
Los sujetos siguen operando, pese a una ley que castiga desde a mediados del 2003 con 20 a 30 años de prisión a los líderes mareros y con multas de hasta $150,000. En casi tres años unos 2,000 mareros han sido enviados a la cárcel.
En El Salvador, el presidente Tony Saca tras asumir en junio del 2004 retomó un plan para combatir a los pandilleros y tras nuevas herramientas legales lo denominó Súper Plan Mano Dura.
El plan ha permitido la captura de los principales cabecillas pandilleros, recuperando así numerosos municipios del país que estaban asediados por ellos.
Loosle explicó que desde la primera convención en febrero del 2005, siempre en San Salvador, mejoraron »las vías de comunicación» entre los países de la región, pero reconoció que aún «el fenómeno de las maras nos sigue afectando a todos».
El objetivo de la actual convención es »establecer mecanismos más fijos para el intercambio de información entre los países de la región», dijo Loosle.
Se discuten además los temas de centros penales, migración, prevención, intervención, inteligencia y leyes.