México y Guatemala califican a las "maras" como amenaza a la seguridad nacional

Mara, lealtad asesina en grupo
Por Gullol Andrés – EFE
Un miembro de la pandilla «Mara Salvatrucha» en la Penitenciaria Nacional de Tamara, 32 Km. al norte de la ciudad de Tegucigalpa. (EFE)
México, Salvador, Honduras y Guatemala son algunos de los países donde operan las temidas ‘maras’, bandas de criminales que comparten un sentimiento gregario. La situación ha llegado a un punto tan dramático que los presidentes centroamericanos se reúnen para definir estrategias. En el caso de Guatemala y México, combatir a la “Mara Salvatrucha” es materia de seguridad nacional. Como si se tratara de hermandades estos grupos de ‘gangsters’ se profesan lealtad y solidaridad de tal manera que, los motines que suceden en el interior de los presidios, tienen su venganza en las calles.
Es simplemente un sentimiento gregario por el que los miembros de una pandilla mantienen pactos de lealtad y solidaridad frente a otros grupos rivales. Las maras, un fenómeno latinoamericano, funcionan a modo de hermandades con jerga, símbolos y tatuajes propios. Ellos mismos se dan cobijo, sufragan sus gastos y saldan sus deudas.
Dos de los 17 pandilleros pertenecientes a la «Mara 18» permenecen al interior de una vivienda en la colonia Carolingia en la zona 6 de Mixco al noroeste de la ciudad de Guatemala. (EFE)
LÁGRIMAS DE SANGRE
Cada mara posee sus códigos de comunicación y claves, aquellas que les hacen sentirse diferentes al resto de la gente. Además, la estética, el lenguaje, las bravuconadas y la perspectiva de la vida se apuntalan en un sentimiento de superioridad arropado por su violencia desmedida.
Una violencia que excede lo visto hasta la fecha, con asesinatos indiscriminados, mutilaciones, ‘vendettas’ pactadas, robos, violaciones, «impuestos de guerra» – a cambio de no hacer daño-, o narcotráfico.
Estas estructuras están perfectamente organizadas y jerarquizadas. De los grupos más importantes destacar a «Mara 18» y la «Mara Salvatrucha», ambas rivales. Según la Policía Nacional Civil, las maras cuentan con unos 60.000 jóvenes, en su mayoría hombres y habitantes de las periferias de las ciudades. Sus tatuajes son parte de su currículo y así, las lágrimas colocadas bajo sus ojos representan los seres humanos a los que les quitaron la vida.
Las disputas y encuentros entre bandos rivales se saldan con gran cantidad de heridos y fallecidos lo que provoca que las fuerzas de seguridad se declaren en «alerta máxima» para evitar que los pandilleros se venguen en las calles. Incluso el ministro guatemalteco de Gobernación (Interior), Carlos Vielman, manifestó que «el problema de las maras se ha convertido en un asunto de seguridad nacional». Por ello, reclamó el apoyo de las autoridades de El Salvador y Honduras, también afectadas por la proliferación de estas dos pandillas.
Por su parte, el presidente salvadoreño Elías Antonio Saca promovió el Plan Súper Mano en el 2004, y dio continuidad al Plan Mano Dura que desde julio de 2003 impulsó su antecesor, Francisco Flores.
Dos de los 17 pandilleros pertenecientes a la «Mara 18» permenecen al interior de una vivienda en la colonia Carolingia en la zona 6 de Mixco al noroeste de la ciudad de Guatemala. (EFE)
EMIGRANTES, LA SALVATRUCHA ESPERA
La ‘mara’ Salvatrucha es la más peligrosa del mundo y tiene hombres en Salvador, Honduras, Guatemala, México y Estados Unidos. Teniendo en cuenta que el germen de esta panda se origina en la década de los 80 en Los Ángeles (formada por centroamericanos con el fin de defenderse de otros grupos étnicos de pandilleros), no es de extrañar que su presencia haya sido localizada en 36 estados de Estados Unidos. Los Ángeles, el norte de Virginia, Maryland y Nueva York son los que cuentan con un mayor índice.
Tampoco es raro que haya estrategias conjuntas como el denominado Plan Internacional de Operaciones Simultáneas contra Pandillas, acordado por cinco países afectados. Amén de intentar una mejor coordinación con la Fuerza de Tarea Nacional Antipandillas del FBI (Oficina Federal de Investigaciones, de EU).
Además, las ‘maras’ no tienen escrúpulos con sus compatriotas más vulnerables y desfavorecidos ya que una de sus actividades más lucrativas consiste en asaltar a los inmigrantes que llegan a territorio estadounidense. La frontera de Tecún Umán, entre Guatemala y México, es otra de las ‘zonas calientes’ en la que operan.
En este sentido, es importante subrayar la obra del escritor mexicano Rafael Ramírez Heredia. «La Mara» relaciona el drama de los emigrantes en su afán por llegar a Estados Unidos con las pandillas que les acechan y asaltan en el camino.
«En la oscuridad, entre la selva, acecha un racimo de rostros con lágrimas tatuadas en la mejillas. Esperan el paso del tren de carga. Es el infierno que se lleva dentro. Es la furia irracional, inhumana, sórdida. Es la Mara Salvatrucha a punto de saltar sobre los indocumentados que acaban de cruzar la frontera…», dice uno de los pasajes del libro.
Para este autor, “Salvatrucha significa salvadoreño hábil, salvadoreño listo, y mara significa marabunta».
Un miembro de la pandilla Mara Salvatrucha (MS) permanece detenido fuera de la delegación de la Policia Nacional Civil (PNC) en la capital salvadoreña. (EFE)
¿EN TU CALLE O EN LA MÍA?
La página www.unidoscontralasmaras.com fue creada con el objetivo de acabar con un problema acuciante y expresar la frustración que genera los crímenes cometidos por las maras.
“Somos la gran mayoría, somos aquel obrero, el ejecutivo de negocios, el ama de casa, el deportista, el estudiante, el vendedor de chicles, somos el que va en Mercedes Benz del año y aquel que viaja en un bus o el que camina en la calle…. Somos la gente que hace algo constructivo y positivo para su país y su familia, que diariamente se enfrenta a la violencia y zozobra que causan los «mareros» o pandilleros juveniles. Somos gente sencilla, gente normal que con su trabajo busca algo difícil, pero no imposible de alcanzar: la paz”, se dice en el portal de internet.
Su fin es el de “terminar con la violencia que generan las maras, denunciar concretamente al delincuente y el delito cometido para, de esta forma, lograr el desarrollo de nuestro país, evitando las extorsiones, los chantajes, el mal llamado «impuesto de guerra», los asaltos y los asesinatos (…)”. La indignación ha calado hondo en las diversas propuestas y sociedades civiles ya que este conjunto de crímenes están ofreciendo una de las peores imágenes posibles. Sólo los feminicidios y los ‘secuestros express’ están logrando una difusión mediática similar en el resto del mundo.
El grupo de personas que pusieron en funcionamiento la web propone publicar testimonios anónimos acerca de estos ataques. Incluso y bajo el epígrafe “alerta”, se facilitan listados de algunos de los mareros denunciados y los sectores donde delinquen.

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