La Policía entrena escuadrón de seis ratas en la detección de minas antipersona y otros explosivos
Los roedores son preparados, desde hace un año, en la Escuela de Suboficiales de la Policía Gonzalo Jiménez de Quesada, en Sibaté, sur de Bogotá.
El escuadrón, que en poco tiempo estará capacitado para detectar varias clases de explosivos, es un proyecto en el que participa un grupo de cinco especialistas liderados por el coronel Javier Cifuentes Morales, director de la escuela.
De tener éxito, las ratas entrenadas servirían inicialmente para apoyar las tareas que cumplen hombres y perros en la desactivación de minas terrestres en Colombia, artefactos que en los últimos 16 años les han causado la muerte a 476 menores.
En un laboratorio de 20 metros cuadrados, seis ratas blancas de la raza Wister, especie Ratus Novergicus, desarrollan sus capacidades para olfatear y aprender a reconocer las siete bases que existen actualmente en el mundo para fabricar explosivos.
El experimento comenzó con 8 roedores, pero en la fase de adaptación murieron dos machos.
En el laboratorio, la veterinaria Luisa Fernanda Méndez Pardo, con la colaboración de la capitán Isabel Zorro Cáceres, zootecnista, y del subintendente José Germán Pineda González, experto en manejo de caninos, les imparten a los roedores –cuatro hembras y dos machos– una estricta educación en antiexplosivos.
El equipo bautizó a cada uno de los animales con nombres como ‘Lola’, ‘Lucrecia’, ‘Lupe’, Luna’, ‘Runcho’ y ‘Espejo’. Todas reciben el entrenamiento en cuatro fases, entre las que se destaca la etapa de reconocimento de las sustancias explosivas.
«A los animales se les condiciona para que reciban un premio, una pastilla de azúcar pulverizado, por ejemplo, cuando sean capaces de reconocer la sustancia explosiva», dice la veterinaria Méndez.
Para la capacitación, que se realiza durante dos horas y cinco días a la semana, el equipo usa un laberinto de madera en el que introducen, en sitios distintos, una caja vacía y otra con un explosivo, que la rata debe reconocer.
Proyecto en tercera fase
El roedor ingresa al laberinto y cuando llega a la caja que contiene la sustancia, sus entrenadores la premian con dulce. De esta manera aprende que será recompensada cada vez que la reconozca.
Según el coronel Cifuentes Morales, el proyecto está actualmente en la tercera fase, es decir la de detección en ambiente cerrado.
Asegura que si es aprobado por Colciencias, servirá de complemento a la tarea de desminado y en el futuro podrán cumplir otras tareas (ver: ‘Socorristas en catástrofes…’).
«Estos animales tienen un peso promedio de 500 gramos y miden de 18 a 25 centímetros, que los hace ideales para rastrear en lugares reducidos. Una mina, por ejemplo, se activa con cierto peso. Una rata podría pararse encima de una y no activarla, mientras que un perro la haría estallar», dice el oficial.
Las ratas, agrega, tienen ventajas económicas sobre otros animales, su alimentación es barata y no ocupan mucho espacio.
Aunque aún están en fase experimental, se espera que en unos años el grupo científico de la Escuela de Suboficiales Gonzalo Jiménez de Quesada entrene ratas capaces de hallar a personas atrapadas en edificaciones o en escombros luego de un atentado. Incluso, podrían olfatear e identificar diferentes sustancias narcóticas y billetes falsos.
Científicos estadounidenses realizan pruebas con ratas que en el futuro serán usadas para localizar sobrevivientes de terremotos. Se les acondiciona un radio que retransmite sus ondas cerebrales. Está en desarrollo un software que reconocerá el momento en que la rata encuentra el olor que buscaba. Así, los socorristas sabrán dónde empezar a excavar.
ORLANDO LEÓN RESTREPO
SUBEDITOR DE JUSTICIA