Sugieren régimen especial para reclusos peligrosos en Brasil

Assimina Vlahou
Roma
Unas 170 personas han muerto en una semana de violencia en el estado de Sao Paulo.
El ex Procurador Nacional Antimafia de Italia, el juez Pierluigi Vigna, declaró que el régimen especial para reclusos peligrosos -que tuvo un papel fundamental en el combate contra la mafia italiana- podría tener efectos similares en Brasil.
La sugerencia tiene lugar cuando la ola de violencia que afecta al estado brasileño de Sao Paulo se ha cobrado la vida de otros 14 presuntos pandilleros que fueron abatidos por la policía en las últimas horas.
Unas 170 personas han muerto en una semana de violencia que comenzó con motines carcelarios como represalia por el traslado de varios centenares de reclusos a prisiones de máxima seguridad.
Este régimen de reclusión especial al que se refiere el juez Vigna, en vigor en el país europeo, establece la interrupción total de los contactos de los presos con el mundo exterior.
Mantenida en aislamiento, sin un poder que ejercer en la relación con el grupo, la personalidad delictiva puede sufrir un trauma
Juez Pierluigi Vigna
En entrevista con BBC Brasil, Vigna explicó que los convictos que ostentaron mucho poder sienten necesidad de ser honrados y de ver confirmada su autoridad.
«Mantenida en aislamiento, sin un poder que ejercer en la relación con el grupo, la personalidad delictiva puede sufrir un trauma», manifestó Vigna.
El juez añadió: «Es una cuestión psicológica. Gracias a este régimen, mafiosos importantes decidieron colaborar con la justicia, incluso algunos involucrados en el caso del asesinato del juez Giovanni Falcone».
«41 bis»
Los jueces italianos Giovanni Falconi y Paolo Borsellino, que estaban a cargo de una batida contra la mafia, fueron asesinados en un atentado en 1992.
Aquel mismo año entró en vigencia un régimen llamado de «41 bis» que impone condiciones carcelarias rígidas para los delincuentes peligrosos.
La violencia comenzó con motines carcelarios.
Por medio de un fuerte control en sus contactos con el mundo exterior, se busca limitar su capacidad para dirigir operaciones desde la cárcel.
Pierluigi Vigna expresó que a los presos se les confina en celdas individuales, en estructuras bastante seguras, y son vigilados constantemente.
Se les permite recibir visitas familiares y hablar por teléfono apenas una vez al mes.
«Las conversaciones telefónicas son grabadas; las visitas, filmadas y llevadas a cabo en una sala especial, con un vidrio de separación entre presos y visitantes», dijo el juez.
«Se permiten -añadió- dos o tres horas de socialización al día, pero en un grupo de tres presos como máximo que pertenezcan a organizaciones delictivas diferentes».
Seleccionamos personal cualificado con mucha experiencia en la vigilancia de reclusos peligrosos. Son agentes de policía penitenciaria con cursos de especialización en psicología, además de derecho penal
P. Vigna
Según él, se busca como objetivo eliminar el prestigio y la sensación de poder en el convicto.
El juez Vigna -quien estuvo al frente de la Dirección italiana de Investigaciones contra la Mafia entre 1997 y 2005- ha viajado a Brasil en varias ocasiones para dictar conferencias sobre crimen organizado y lavado de dinero.
En su opinión, la actual ola de violencia en Brasil está favorecida por la fuerte conexión entre el interior y el exterior de las prisiones, y también por la concentración en la misma cárcel de altos números de pandilleros pertenecientes al mismo grupo delictivo.
Profesionalización
El magistrado italiano consideró esencial que Brasil cuente con personal carcelario altamente profesionalizado e invulnerable a las amenazas y a la corrupción.
El magistrado recomendó que Brasil se haga de personal carcelario altamente profesionalizado.
«Nosotros seleccionamos personal cualificado con mucha experiencia en la vigilancia de reclusos peligrosos. Son agentes de policía penitenciaria con cursos de especialización en psicología, además de derecho penal, que nunca darán pruebas de corrupción».
Actualmente cerca de 450 presos están sometidos el régimen especial de detención o «41 bis» en varios presidios italianos.
La aplicación de este régimen a los convictos la decide el ministro de Justicia con base en las indicaciones de los jueces investigadores o del ministro del Interior.
El régimen se aplica inicialmente por dos años, y se levanta una vez comprobado que se han eliminado los vínculos del recluso con el grupo delictivo al que pertenecía.

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