WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
Otros dos residentes de Miami fueron convocados esta semana por un jurado de instrucción en Texas para testificar sobre la entrada del militante anticastrista Luis Posada Carriles a territorio estadounidense, confirmó ayer una fuente implicada en el caso.
Los exiliados cubanos José Hilario »Pepín» Pujol, de 76 años, y Rubén López Castro, de 67, deberán comparecer el próximo 21 de junio ante un tribunal federal de El Paso que investiga los pormenores del polémico ingreso de Posada a Estados Unidos, en marzo del pasado año.
»Este martes se presentó en mi casa [en el suroeste de Miami] un funcionario del Departamento de Seguridad Interna [DHS] con la citación», indicó Pujol a El Nuevo Herald.
Pujol reveló que también su amigo López Castro fue citado para esa fecha.
Con anterioridad habían sido llamados a Texas los activistas Ernesto Abreu, de 42 años, y Generoso Bringas, de 72, ambos relacionados con Posada e integrantes de la Fundación Caribe (de perfil ecológico).
Al parecer Abreu y Bringas están bajo una orden judicial de silencio y tendrían que retornar a Texas el próximo mes.
La convocatoria del gran jurado le imprime un nuevo giro al caso de Posada, quien aguarda por una petición de habeas corpus en un centro de detención de El Paso. El combatiente anticastrista, de 78 años, fue arrestado el 17 de mayo del 2005 y procesado por un tribunal de inmigración que determinó su condición de deportable.
El foco de la pesquisa abierta en El Paso es el camaronero Santrina –barco escuela de la Fundación Caribe– y las revelaciones de un informante del FBI, Gilberto Abascal, quien asegura que Posada fue traído clandestinamente a EEUU como pasajero de esa embarcación.
Posada ha insistido en que llegó a EEUU a bordo de un automóvil que cruzó la frontera mexicana.
Abascal es el testigo estrella de la fiscalía en el proceso judicial contra los activistas Santiago Alvarez y Mitat, acusados por posesión ilegal de armamentos. El juicio está fijado para el 17 de julio.
Pujol –un veterano marinero con numerosas infiltraciones armadas en Cuba– es el capitán del Santrina, que arribó a Miami procedente de Isla Mujeres (México) el 18 de marzo del 2005. La tripulación la integraban además Alvarez, Mitat, López Castro y Abascal, este último como agente encubierto del FBI.
Alvarez es el principal benefactor de Posada y propietario del Santrina.
El testimonio de Abascal corrobora la versión del gobierno cubano sobre la entrada de Posada en el Santrina. No se descarta que Abascal –o un investigador del FBI capaz de refrendar sus declaraciones– hayan comparecido ante el jurado de instrucción.
Posada, Alvarez y Mitat no han sido citados a declarar ante el gran jurado, lo cual respalda las especulaciones de que son ellos el blanco de la investigación y probable encausamiento delictivo.