Ejecutado en Texas el "asesino del ferrocarril"

MICHAEL GRACZYK
Associated Press
HUNTSVILLE, Texas, EE.UU. – El homicida mexicano Angel Maturino Reséndiz, más conocido como el «asesino del ferrocarril», fue ejecutado el martes en Texas.
Maturino Reséndiz, un inmigrante ilegal involucrado en al menos 15 asesinatos ocurridos en lugares cercanos a vías del tren, fue ejecutado mediante una inyección letal. «Merezco lo que me ocurre», dijo antes de morir.
Maturino Resendiz rezó brevemente, diciendo «Dios mío, perdóname» y luego se dirigió a los presentes, que contemplaban la ejecución tras una ventana cercana.
«Les pido que me perdonen. No están obligados a hacerlo. Sé que dejé que el demonio dominara mi vida», dijo.
«Le doy gracias a Dios por tenerme paciencia. No merezco causarles dolor, ustedes no se merecían esto. Yo merezco lo que me ocurre», dijo.
Un médico certificó la muerte del sentenciado, de 46 años, a las 20.05 (0105 GMT).
El reo, que escapaba a bordo de vagones, fue sentenciado a la pena de muerte tras ser hallado culpable por el asesinato de la doctora Claudia Benton hace siete años y medio.
El asesinato de la doctora formó parte de una cadena de homicidios perpetrados entre 1998 y 1999 y llevaron a Maturino Reséndiz a ocupar un lugar en la lista de los 10 criminales más buscados.
Las autoridades emprendieron una búsqueda del criminal, que logró ingresar a territorio estadounidense y se desplazaba por el país a bordo de trenes de carga.
Benton, de 39 años, fue apuñalada con un cuchillo de cocina, golpeada en 19 ocasiones con una estatuilla de bronce y violada en su casa ocho días antes de la Navidad de 1998 en el sector de West University Place, de la ciudad de Houston, a una calle de las vías del tren.
El esposo de la mujer, George Benton, estuvo presente para atestiguar la ejecución de Maturino Reséndiz.
«La razón principal por la que vine a Texas para esta ejecución es para hacer una declaración de que la gente debe entender lo que realmente es la maldad, y la pena de muerte. Este tipo de conclusión para estos asesinos odiosos, es la solución adecuada», señaló Benton.
«Lo que fue ejecutado hoy podría haber parecido un ser humano, caminar y hablar como una persona, pero lo que estaba adentro de esa piel no era un ser humano. Esta no es una conducta humana, sino algo que solamente puedo calificar como el mal en forma humana, una criatura sin alma, sin consciencia, sin remordimientos, sin respeto por la santidad de la vida humana», agregó.
Fue la décimo tercera ejecución en este año en el estado de Texas, el más activo en la aplicación de la pena de muerte del país.
La muerte de Claudia Benton está entre ocho asesinatos cometidos en Texas y atribuidos a Reséndiz. Se le involucra en otras dos muertes en Illinois y Florida, así como en una en los estados de Kentucky, California y Georgia.
Durante el día se llevaron a cabo apelaciones de último minuto ante cortes federales para tratar de impedir su ejecución.
El abogado de Maturino Reséndiz, Jack Zimmermann, alegó que su cliente, quien se describía como mitad hombre, mitad ángel, le había dicho a los psiquiatras que no creía que fuera a morir.
«No ejecutamos a enfermos mentales, no ejecutamos a personas que no están conscientes de que van a ser ejecutadas», señaló Zimmermann.
El consulado general de México en Houston presentó una apelación ante la Corte Suprema de Estados Unidos donde cuestionó la capacidad mental de Maturino Reséndiz y puso en duda la constitucionalidad de la inyección letal, un proceso que describió como castigo cruel y desmedido. En México, la pena capital está prohibida.
«Buscamos hacer valer los derechos de los mexicanos. Queremos asegurarnos de que la ley es aplicada con justicia para un ciudadano mexicano», dijo el cónsul general Carlos Gonzalez.

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