La asistente de un alto directivo de la empresa fue detenida ayer en Atlanta cuando intentaba vender información secreta a ejecutivos de Pepsi.
Eso encendió una alarma en la compañía, que ahora examinará su política de protección de datos.
Coca-Cola revisará sus políticas, procedimientos y prácticas de protección de información para evitar que su propiedad intelectual corra peligro, luego de que una empleada fuera detenida ayer cuando intentaba vender información secreta a Pepsi, la principal empresa de la competencia. Así lo anunció hoy Neville Isdell, ejecutivo en jefe de la empresa, en Atlanta, Estados Unidos.
Hace dos meses, los ejecutivos de Pepsi recibieron una carta firmada por alguien que se hacía llamar «Dirk» y que decía ocupar un cargo jerárquico en Coca-Cola y estar en condiciones de ofrecer «una información muy detallada y confidencial». Lo que hicieron fue dar aviso a sus pares de Coca-Cola, quienes denunciaron el hecho ante la Justicia. Eso derivó en la investigación del FBI y posibilitó las detenciones de ayer.
A través de Isdell, la empresa agradeció hoy a su rival por haberle informado de la existencia de esa carta. Por su parte, Dave DeCecco, vocero de Pepsi, dijo al respecto que «la competencia puede a veces ser fiera, pero también debe ser justa y legal». «Estamos complacidos de las autoridades y el FBI hayan identificado a los responsables de esto», agregó.
Joya Williams, de 41 años, era asistente administrativa de un alto directivo de Coca-Cola y fue detenida ayer cuando intentaba vender secretos corporativos de esa empresa a su archirrival, Pepsi. No actuaba sola sino con otras dos personas: Edmund Duhaney, de 43 años, e Ibrahim Dimson, de 30. Ahora los tres deberán enfrentar ahora los cargos de fraude, robo y tentativa de venta de secretos industriales, y podrían ser condenados a prisión.
Luego de la denuncia, un agente encubierto del FBI se puso en contacto con «Dirk», y así pudo obtener 14 páginas de información a cambio de 10.000 dólares y un ofrecimiento de una muestra de una nueva bebida de Coca-Cola por otros 75.000. Las detenciones de los tres sospechosos se realizaron luego de convocarlos para una reunión en la que supuestamente acordarían la venta de los secretos industriales a cambio de 1,5 millones de dólares.
Williams era la fuente de la información que el grupo intentaba negociar, según determinó la fiscalía a través de registros de llamadas telefónicas y un video de vigilancia en que se la ve guardando documentos y una botella con una etiqueta en una bolsa.
Según el vocero de Coca-Coca, Ben Deutsch, la tradicional fórmula registrada de su bebida, que constituye el mayor secreto de la empresa, no estaba dentro de los materiales sustraídos.