Advierten sobre uso de la escopolamina en Chile

Viviana Fainé Brath
Como la droga que mata la voluntad es calificada la escopolamina, más conocida en el argot criminal como la burundanga, una sustancia que por sus propiedades amenaza con convertirse en «la» pomada para que los delincuentes hagan de las suyas al, prácticamente, lavarles el cerebro a las víctimas, a las que luego de la fechoría les da por dormir a pata suelta.
Si bien los organismos policiales criollos dicen no manejar mayores antecedentes respecto de qué se trata, sí reconocen que su nombre no es desconocido en nuestro terruño. Incluso ya se contarían algunos casos donde la explicación, al menos de los afectados, parece apuntar al hecho de haber sido sometidos a los efectos de este potente y peligroso alcaloide.
Según el director del Centro de Intoxicación Toxicológica de la Universidad Católica (Cituc), doctor Enrique Paris, se trata de una sustancia química que produce una intoxicación similar a la atropina, de manera que los pacientes tienen alucinaciones, alteraciones en el estado de conciencia y una pérdida de la memoria. Entonces, fácilmente pueden verse llevados, voluntariamente incluso, a firmar documentos, retirar dinero de los cajeros automáticos y hasta revelar una clave secreta bancaria. Después, como no pueden llevar toda esta información a la base de datos de su computador cerebral, no se acuerdan ni de quién los intoxicó, lo que demuestra la gravedad si llega a manos de malandrines.
Como corderitos
Recientemente, un caso con tales rasgos sorprendió al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) que opera en Chacao, Venezuela, tras constatarse una decena de denuncias donde los afectados quedaron con lo puesto, sin necesidad de ser intimidados ni usar la fuerza porque ellos se entregaron solitos a la acción de los patos malos y, para colmo, no se dieron cuenta de lo que había ocurrido.
Después de varias semanas de averiguaciones, la policía logró atrapar a un delincuente oriundo de Barranquilla, en Colombia, a quien pillaron justo cuando suministraba escopolamina en la bebida de la persona a la que le había echado el ojo al interior de un centro nocturno. Con el malhechor tras las rejas, de paso se aclararon otras 15 denuncias, todas de jóvenes que habían sido vejados y despojados de sus pertenencias.
En Chile, al menos en las últimas semanas, dos casos son achacados a la burundanga, uno de ellos el de Fabián, un joven al cual, dentro de un pub del barrio Suecia, dos mujeres habrían echado este elemento en su trago antes de que se fueran juntos a jaranear. ¿Resultado? Al día siguiente despertó y le habían choreado el auto, electrodomésticos y pelado la plata del Redbank, porque él mismo les entregó, manso como un corderito, la clave de acceso. «Quedé tirado a los tres minutos que estaba tomando la cerveza y no sentí ningún gusto extraño ni nada», dijo a un noticiario.
En su caso fueron dos fulanas de unos 25 años las que se aprovecharon de su nobleza, en lo que el doc Paris no duda en catalogar como un ejemplo de «la nueva burundanga», es decir, la escopolamina mezclada con diazepán (ésta, según la literatura científica, a su vez impediría las convulsiones en caso de que a alguien se le vaya la mano con las cantidades) y que pasa piola dentro de un vaso de alcohol.
«El exceso de esta sustancia a nivel de sistema nervioso central impide la incorporación de estas vivencias, de este nuevo conocimiento a la memoria; pero durante el momento en que el individuo está actuando lo hace casi de manera normal, no tiene problemas», advierte el galeno.
Planta colombiana
Pero ¿de qué estamos hablando? La escopolamina es un alcaloide que se extrae de plantas de la familia de las solanáceas, principalmente del cacao sabanero o borrachero y de la datura, planta de origen colombiano, mientras que el término popular burundanga, usado por brujas y hechiceros en ritos de la cultura precolombina de los chamanes, por ejemplo, viene del afrocubano y significa brebaje o bebestible utilizado con fines delictivos.
Los alcaloides se absorben rápidamente en el tracto gastrointestinal y es por vía oral como más frecuentemente se administra a las víctimas, en la forma de dulces, chocolatines, bebidas como gaseosa, café y licor. A través de la vía inhalatoria no se descartan sus efectos, como en cigarros o por aplicación sobre la piel de linimentos.
En Ecuador, incluso, fueron descubiertos volantes distribuidos en las calles e impregnados con este polvo, lo que permitía a los hampones actuar súper cara de palo dentro de las dos a seis horas que dura su efecto.
De acuerdo a Enrique Paris, la burundanga en Colombia es la segunda causa más importante de intoxicaciones, mientras que si la dosis es muy alta la víctima suele presentar hipertensión arterial, taquicardia severa, midriasis (dificultades para mirar) y la piel caliente y enrojecida, pudiendo llegar a hacer convulsiones y eventualmente, la muerte.
Acá, en tanto, tenemos nuestra propia burundanga en el llamado chamico, una planta silvestre de propiedades similares al floripondio. Con el hongo venenoso amanita muscaria sucede algo parecido, porque ambas aumentan la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria, producen midriasis y retención urinaria y gástrica, tal como lo hace la atropina.
«La nueva burundanga además de producir amnesia, el paciente duerme. Puede quedar muy dormido una vez que empieza a surtir efecto el diazepán. La duración de este cuadro depende del peso de la persona y la dosis suministrada. Tiene la ventaja de que es incolora, inodora e insípida, con lo que la persona no se da cuenta», indica.
El consumo, aunque sea mínimo, en un niño es aún más dañino. No sólo puede llegar a presentar convulsiones, sino a morir en cosa de minutos.
No acepte copete de extraños que se hacen los lindos en locales
– Por sus características de polvillo insípido e incoloro, las recomendaciones sobre la burundanga apuntan a no aceptar tragos ni otras bebidas de extraños, sobre todo en pubs y clubes nocturnos, que son los sitios de donde se tiene indicios de que ocurren estos ataques.
– Como se trata de un hipnógeno capaz de controlar a la víctima con el fin de cometer delitos, la persona se somete por completo a las órdenes del delincuente, sin presentar ninguna clase de oposición. Por sus efectos antiespasmódicos, es también utilizada en las terapias contra ciertas enfermedades, como el Parkinson.
– El árbol que le da origen es tan común en las zonas rurales de los alrededores de Bogotá, la capital colombiana, que las madres advierten a sus hijos no dormirse debajo de su follaje porque sus flores blancas y amarillas inducen estados de alucinaciones y sueños extraños.
– Entre los síntomas que ocasiona están la disminución de la producción de saliva, dificultades para deglutir y hablar, dilatación de las pupilas, visión borrosa, taquicardia e hipertensión.
– En la época hitleriana, la escopolamina fue usada por el médico nazi Joseph Menghelle, y también la Central de Inteligencia Americana (CIA) recurrió a ella, haciéndola conocida como «la sombra de la noche».
Puede provocar hasta la muerte
Burundunga suena a brujería, a un rito de las razas africanas o a uno de los sabrosones y contagiosos temas de la cantante cubana Celia Cruz, pero lejos de ser inofensiva, es de temer entre la población, sobre todo entre las mujeres. En otros países ya se reportan casos de vejámenes sexuales y violaciones bajo sus efectos.
Al ser absorbida ocasiona un estado de pasividad completa de la víctima con actitud de «automatismo». Recibe y ejecuta órdenes sin oposición, desapareciendo los actos inteligentes de la voluntad y la memorización de hechos, lo cual es aprovechado por los delincuentes.
Bloquea las funciones relacionados con aprendizaje y memorización. En algunas personas puede causar desorientación, excitación psicomotriz, alucinaciones, delirio y agresividad, en tanto que en dosis muy altas causa convulsiones, depresión severa, coma y aún la muerte.
Cantidades muy altas desencadenan arritmias cardíacas, taquicardia severa, fibrilación, insuficiencia respiratoria, colapso vascular y muerte.
El efecto máximo se alcanza durante una a dos horas y cede paulatinamente.
Nazis la usaban como «suero de la verdad»
Pariente cercano del flunitrazepán combinado con alcohol, en lo que se conoce como chicota, para el teniente coronel Exequiel Molina, del OS-7 de Carabineros, la burundanga no es más que la denominación popular para un brebaje que, de nuevo, no tiene nada. Sin embargo, por las características que alcanza al mezclarlo con un trago, es tan potente que puede ser usado en delitos de violación y robo, lo que sí es novedoso.
Si bien en Chile y otros países vecinos, como Argentina, todavía no existen denuncias que puedan dar cuenta de su utilización, el uniformado es cauto al no descartar que sí pudiera darse algún caso.
«En Chile no hay noticias. Yo creo que no ha llegado, porque en Colombia y Venezuela se conoce esta utilización desde hace unos tres años a la fecha, y siempre la moda es que se mantenga por algún tiempo en donde nació para después empezar a difundirse», advierte.
– ¿Qué información tiene Carabineros respecto a esta droga?
– Se trata sólo del mote para determinada sustancia que puede ser absorbida por la piel o mezclada con bebidas o alimentos. En Colombia y Venezuela principalmente es usada contra las mujeres en delitos de violación, y con otras personas para robarles porque la persona queda sometida a plena voluntad del delincuente.
– Se trata de un nuevo uso, entonces
– Así es, porque como produce un efecto hipnótico se puede controlar a la víctima hasta hacerla perder la memoria. En combinación con la escopolamina se le llamó también el «suero de la verdad» durante la Segunda Guerra Mundial, porque era administrada especialmente por las fuerzas de inteligencia alemanas para interrogar a supuestos espías.

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