Cartel Tijuana renovó su dirección

ALEXANDRE PEYRILLE / AFP
MEXICO
La detención de Javier Arellano Félix es un duro golpe para el cartel de la droga de Tijuana, pero no implica su fin, ya que la cúpula de la organización familiar supo renovarse pese a arrestos y asesinatos del clan y actualmente está dirigida por Eduardo y Enedina Arellano Félix.
El arresto de Javier, alias »El Tigrillo», de 36 años y el más joven de la hermandad Arellano Félix, es sin embargo un nuevo y duro golpe para el clan de Tijuana, que Washington dice haber descabezado. En prisión están sus hermanos Francisco (desde 1980) y Benjamín (2002) y un tercero, Ramón, fue asesinado en el 2002.
Pero a la cabeza del cartel de Tijuana, también llamado el cartel de los Arellano Félix, operan en equipo Eduardo y su hermana Enedina, quien maneja el aspecto financiero y el blanqueo de narcodólares, de acuerdo al experto mexicano Jesús Blancornelas, autor de varias obras de referencia sobre el tráfico de drogas.
Apodado »El Gualín», Eduardo Arellano Félix, cirujano de formación, dejó su clínica de Guadalajara para suceder a su hermano Benjamín, de quien era el brazo derecho hasta su arresto.
Es un hombre duro y audaz. En 1998, logró frustrar la vigilancia de la DEA para hospitalizar a su mujer y su hija en San Diego por graves quemaduras sufridas en un accidente doméstico, antes de regresar a Tijuana.
Enedina Arellano Felix blanquea los dividendos del tráfico a través de una cadena de farmacias, empresas de obras públicas, hospitales y hoteles de Tijuana, Guadalajara y Morelia.
»Desde hace más de 10 años, la familia Arellano Félix ha introducido a Estados Unidos centenares de toneladas de cocaína, marihuana y cantidades masivas de metanfetaminas y de heroína», declaró la jefa de la DEA, Karen Tandy, al congratularse por el arresto de Javier Arellano Félix.
De todas maneras, el procurador general de México, Daniel Cabeza de Vaca, afirmó que el cartel de Tijuana actualmente está inoperativo y tendrá dificultades para reconstruirse.
Pero el experto mexicano Blancornelas estimó que Javier Arellano Félix no era más que un joven dandi cocainómano y se interesó mucho más en la captura el mismo día de Arturo Villarreal, apodado »El Nalgón», jefe de los sicarios del cartel. Encargado de eliminar a los enemigos o competidores de la organización, y de supervisar el transporte de los grandes cargamentos, es sospechoso de haber ordenado decapitar a tres policías el mes pasado, cerca de Tijuana.
El cartel Arellano Félix tuvo en los años 90 la reputación de ser el más violento de México y dispone de miles de hombres, incluso en Perú y Colombia, de donde procede la cocaína exportada a Estados Unidos.
El alcalde de Tijuana, Jorge Hank Rhon, sospechoso de tener vínculos con el cartel de los hermanos Arellano Félix, prevé para los próximos meses un recrudecimiento de las ejecuciones en la región de Tijuana .
En Lima fue asesinado el mes pasado el juez peruano Hernán Vergara, quien había encarcelado a una treintena de presuntos miembros del cartel de Tijuana en Perú.
Sabiendo que no tiene ninguna opción de obtenerla, el gobierno mexicano no ha exigido todavía la extradición de Javier, cuya cabeza tenía un precio de cinco millones de dólares en Estados Unidos, donde era buscado por tráfico de drogas y blanqueo de dinero.
El ministro mexicano de Relaciones Exteriores destacó »la cooperación de las autoridades mexicanas» en la operación que culminó con el arresto, pero en general Estados Unidos prefiere prescindir de sus colegas mexicanos para evitar las fugas.
En un país altamente corrupto, los carteles compran el silencio o la cooperación activa de policías, militares, fiscales, jueces y políticos, o llegan hasta pervertirlos. Ellos siempre van más adelante que las autoridades.
Desde el inicio de su mandato como presidente de México en el 2000, Vicente Fox ha inflingido algunas pérdidas a varios carteles, entre ellos el de los Arellano Félix, pero sin poner en peligro el funcionamiento de la organización.

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