La seguridad cuesta 300 millardos de euros en el mundo

Los detenidos por la Policía en Inglaterra tienen entre 20 y 36 años y son de origen paquistaní.
El mundo perfecto no existe. Como tampoco es posible un mundo completamente seguro. El objetivo es que al menos sea lo más seguro posible y, como en el caso de estos días en Londres, se cace a los terroristas antes del golpe, La seguridad, sin embargo, tiene un precio: alrededor de 300.000 millones de dólares al año, según el Stockholm International Peace Research Institute.
Sólo seguridad, ya que en esta factura no está incluido el gasto militar que, por ejemplo, Estados Unidos está engordando exponencialmente todos los años por las campañas en Irak y Afganistán (aunque sí la utilización del ejército para enfrentarse al terrorismo).
En el primer año tras los atentados contra las Torres Gemelas de 2001, el mundo occidental se gastó 75.000 millones de dólares en incrementar el nivel de alerta contra nuevos ataques terroristas.
LA preocupación creciente derivaría en un gasto equivalente al 0,75 por ciento del Producto Interior Bruto mundial en unos años. El PIB de todo el planeta está en estos momentos en torno a los 40 billones de dólares.
Colaboración internacional
Entre los gastos que tienen que cubrir los estados occidentales destacan las cada vez más avanzadas tecnologías de seguimiento, la infiltración de agentes en los medios de transporte público o la especialización de las fuerzas. También juegan un papel fundamental la cooperación entre los estados.
Fruto de esta cooperación, sin ir más lejos, se consiguió desarticular el plan terrorista de Londres el pasado jueves. Al parecer, la detención de dos ciudadanos británicos en Pakistán la semana pasada alertó al Gobierno asiático que, a su vez, informó al británico.
A partir de aquí, Policía, Scotland Yard y MI5 siguieron una pista que ha llevado a la detención de 24 personas. Aunque la información sobre el dispositivo es escasa –como siempre sucede cuando se trata de operaciones antiterroristas en el Reino Unido-, todo indica que la mayoría de los arrestados eran británicos de origen paquistaní. El Banco de Inglaterra, al menos, difundió los nombres, edad y lugar de nacimiento de 19 de los detenidos. Según estos datos, el mayor tendría 36 años y el menor, 20, habiendo nacido casi todos en la década de los ochenta. A todos ellos se les han congelado las cuentas y el Tesoro británico rastrea los movimientos en busca de nuevas pistas.
Casi de forma simultánea, todos los medios ingleses relacionaron el perfil de los presuntos terroristas con los que participaron en los atentados del 7 de julio de 2005: jóvenes, cultos, nacidos en Inglaterra y de origen musulmán.
Nada de esto dijo el ministro de Interior, John Reid. El responsable de la seguridad, al ser preguntado por los detalles de la operación policial, reclamó cautela y hasta rogó a los medios que tuvieran más cuidado. Alguno, en cambio, no ha tenido mucho, ya que se acumulan rumores del plan como que eran cinco las ciudades elegidas como objetivo (o que primero se atacarían tres aviones en pleno vuelo y en días sucesivos, el resto), que el día escogido era el 16 o que estaba previsto un simulacro por parte de los autores para testar el nivel de alerta.
Ahora, el nivel de alerta permanece en máximos y, según Reid, “la operación sigue en marcha”. Continúa prohibido subir con equipaje de mano a los aviones, así como con cualquier sustancia líquida: desde refrescos hasta perfume.
El resto de Europa también sigue alerta. Prueba de ello es que la Policía italiana detuvo ayer a 40 personas de la comunidad musulmana en una gran redada llevada a cabo en las principales ciudades del país. De los arrestados, 28 fueron acusados de violar las reglas de sus permisos de residencia y 12 de delitos contra la propiedad. La operación se sustanció, además, con la tramitación de 114 órdenes de expulsión.
LAS CLAVES: Los detalles del plan terrorista desbaratado por la Policía
La historia se repite
1. La mayoría de los 24 detenidos por el plan terrorista frustrado en Londres presentan el mismo perfil a los implicados en el 7-J: jóvenes entre 20 y 30 años, nacidos en el Reino Unido y de confesión musulmana. Igualmente, un elevado número de los implicados en ambos casos es de origen paquistaní.
Explosivo líquido
2. Todo indica que los terroristas querían hacer volar los aviones en pleno aire con un compuesto de peróxido, un explosivo líquido fácil de fabricar y no tan sensible a un movimiento brusco inesperado como la nitroglicerina. Como detonador hubiera servido un común reproductor de MP3.
Víctimas y afectados
3. Siempre según los medios ingleses, la detonación de una decena de aviones en pleno vuelo o sobre algunas ciudades determinadas podría haber causado la muerte de unas 4.000 personas. Lo que sí se conoce con exactitud son los viajeros afectados por los retrasos y cancelaciones en el primer día de crisis: unas 400.000 personas.
Fuente: www.eleconomista.es

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