Depresión es común en casos de asesinato-suicidio

CARLI TEPROFF y EVAN S. BENN
The Miami Herald
Rafael Soto colocó cuidadosamente sobre su cama las ropas que quería que él y su pareja se pusieran en sus funerales. Dejó las fotografías de sus hijos, información sobre seguros e instrucciones sobre cómo contactar a su madre.
Y después que estranguló a Bárbara »Michelle» Amarales en el condominio de Tamarac que compartían, se ahogó colocándose una bolsa plástica alrededor de su cabeza, sellándola con una cinta adhesiva.
Son sólo dos entre las 12 muertes por asesinato-suicidio ocurridas en el sur de la Florida el año pasado. Y en lo que va de este año, al menos 24 personas han muerto como resultado de asesinatos-suicidios en los condados Miami-Dade y Broward.
El caso Soto-Amarales es uno entre los 264 incidentes de este tipo documentados en un informe reciente por Violence Policy Center, un grupo sin fines de lucro radicado en Washington que favorece el control de armas de fuego. El reporte del centro, titulado American Roulette, estudió el auge de los asesinatos-suicidios en Estados Unidos en los primeros seis meses del 2005.
La tragedia de la pareja reflejó el perfil de la mayoría de los asesinatos-suicidios: un hombre que comete el acto contra su compañera dentro de la casa de la familia.
Bárbara Amarales, de 40 años, le había dicho a su hermana que ella y Soto apenas se hablaban y que él estaba tomando antidepresivos. Después de 10 años juntos, estaba a punto de dejarlo.
Sus dos hijos, de 2 y 9 años, también estaban en el condo cuando Soto estranguló a Bárbara el 13 de febrero del 2005, pero los niños no vieron ninguna violencia, dijeron los investigadores.
Rafael Soto, de 33 años, luego llevó los niños al apartamento de unos vecinos y regresó solo a su lugar antes de suicidarse.
Una diferencia entre el caso de Tamarac y la mayoría de los asesinatos-suicidios es que Soto no usó una pistola para matar a Amarales o suicidarse. Más del 90 por ciento de los asesinatos-suicidio se cometen con arma de fuego, de acuerdo con el Violence Policy Center.
El factor más común en los asesinatos-suicidios, dicen los expertos, es un historial de depresión.
A nivel estatal, la Florida no parece experimentar más asesinatos-suicidios que otros estados con similares poblaciones. La Florida tuvo la cuarta tasa más alta en el reporte del Violence Policy Center, detrás de California, Texas y Pensilvania.
Los expertos dicen que identificar la depresión puede significar la diferencia entre recibir tratamiento y perder la cordura. Frecuentemente, las depresiones pasan inadvertidas, especialmente entre los ancianos, dijo Donna Cohen, profesora de salud mental de la Universidad del Sur de la Florida que ha testificado ante el Senado sobre los problemas del envejecimiento.
»Cuando pasa inadvertida durante mucho tiempo, frecuentemente se convierte en un callejón sin salida», dijo Cohen «La gente se siente atrapada».
El pasado domingo, un vecino de Aventura, de 69 años, apuñaló y mató a su esposa. Llevaba con ella 43 años. Aleksander Abramovskiy sospechaba que lo estaba engañando. Luego fue a Boca Ratón y le disparó al otro hombre antes de suicidarse de un tiro en la cabeza. El otro individuo sobrevivió el ataque.
En los últimos dos meses, dos policías del sur de la Florida se han visto implicados en asesinatos-suicidios, uno en Hialeah Gardens y el otro en Plantation.
El reporte nacional muestra que es más probable que los policías participen en asesinatos-suicidios que los que no lo son. No está claro por qué las estadísticas indican un mayor riesgo para los policías pero algunos dicen que pudiera ser por el fácil acceso a las armas y la naturaleza del trabajo policial.
»En realidad, no les damos (a los policías) el entrenamiento que necesitan para copar con la tensión que se deriva del trabajo», dijo Thomas Gillan, expolicía y director de la Central Florida Police Stress Unit.
El 27 de mayo, Edward Van Dyk, oncólogo de vacaciones en Illinois, tiró a sus dos hijos por el balcón de un décimoquinto piso antes de lanzarse él después.
Van Dyk es lo que el reporte de Violence Policy Center llama »un destructor de familia», alguien que mata a varios parientes antes de suicidarse. La persona puede sufrir tensión producto del trabajo o de una relación y »siente que la familia estará mejor muriendo con él que permaneciendo y teniendo que afrontar los problemas», observa el reporte.
El encólogo había acusado a su esposa de estarlo engañanado pero ésta le dijo a la policía que sus relaciones habían estado mejorando en los seis meses antes del incidente. Estaban en Miami Beach de vacaciones por su décimo aniversario de bodas.
»Mató a mis niños. ¿Cómo pudo hacerme eso?» le gritaba Quinuo Van Dyk a las operadoras de 911.

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