Criminales brasileños tienen base en Paraguay

Agence France Presse
SAO PAULO
La organización criminal que en mayo desencadenó una ola de violencia que dejó más de 180 muertos en Sao Paulo se abastece de armas y drogas en países fronterizos de Brasil, y tiene incluso una »base» en Paraguay, afirma un amplio reportaje publicado el domingo por el diario O Estado de Sao Paulo.
El periódico movilizó a seis periodistas que constataron la falta de vigilancia policial a lo largo de los 16,800 km de frontera de Brasil con nueve países sudamericanos, y principalmente con Paraguay, Argentina y Uruguay, que se convirtieron en rutas alternativas del contrabando desde que los militares brasileños fueron autorizados en el 2004 a derribar vuelos ilegales en la Amazonia.
Uno de los reporteros, Eduardo Nunomura, entrevistó a uno de los integrantes del Primer Comando de la Capital (PCC, la organización a la que se atribuyen los ataques en Sao Paulo) instalado en la ciudad paraguaya de Pedro Juan Caballero, limítrofe con la brasileña Ponta Porá.
»Todo el mundo sabe que estamos aquí» y de todos modos »pueden cerrar esta frontera, que ya tenemos otra para actuar», dijo confiado el ‘delegado’ del PCC, que recibió al reportero «en su casa, protegida por matones desde el edificio de enfrente».
»Esto no acabará nunca, ni los norteamericanos ni nadie conseguirá pararlo, ¿cómo lo harían?», ironizó el ‘capo’ del PCC.
Según la nota, el PCC se instaló en Paraguay hace cinco años, tres años después de que el Comando Vermelho (CV, un grupo criminal que opera en Rio de Janeiro) del ‘capo’ Fernandinho Beira Mar, que fue condenado en Colombia por tráfico de drogas en asociación con grupos guerrilleros, antes de ser entregado a las autoridades brasileñas en el 2001.
Los miembros del PCC consultan sus operaciones con sus »jefes», detenidos en Sao Paulo. Fue precisamente desde las prisiones que se manejaron las tres olas de ataques contra agentes de seguridad, edificios públicos y bancos que desde mayo pasado dejaron más de 180 muertos en la principal ciudad de Brasil.
Por esa frontera, hasta mediados de los años 80, los moradores contrabandeaban café, soja y azúcar, pero desde entonces los negocios se diversificaron, primero con la marihuana, que »hoy está en manos de los traficantes brasileños», dice O Estado.
También se lava allí dinero; la semana pasada se decomisaron 4.5 millones de reales (más de $2 millones) en billetes falsos. Los delincuentes canjean cuatro billetes falsos de 50 reales por uno verdadero, reveló un fiscal paraguayo.
El contrabando de armas en esa zona tuvo una reducción desde el 2002, tras la promulgación en Paraguay de una ley que prohibe vender armas a extranjeros, según un informe de la ONG Viva Rio citado por O Estado.
Pero las armas transitan ahora por otras fronteras, empezando por la de Uruguay.
»Uruguay no tiene fábrica de armas, pero impone pocas restricciones a su comercio y al de municiones. La facilidad para cruzar la frontera convirtió a ese país en una ruta alternativa para la entrega de encomiendas del crimen organizado en Brasil», señala otro de los reporteros.
»Los traficantes cambian de ruta cada vez que hay represión», dijo el mayor Marcio Roberto Galdino, responsable de patrullas aéreas de la brigada Militar de Uruguaiana, limítrofe con la ciudad argentina de Paso de los Libres.
»Ahora en vez de entrar por Mato Grosso do Sul (limítrofe con Paraguay), siguen por Argentina hasta Uruguay y entran (a Brasil) por Rio Grande do Sul, en la zona entre Santana do Livramento (Rivera del lado uruguayo) y Bagé», añadió el oficial.
La custodia de los 16,800 km de fronteras está a cargo de la Policía Federal, que dispone de solamente 1,700 agentes para realizar ese trabajo. »Un agente cada diez kilómetros, y por la frontera entra de todo», titula O Estado en su primera página.
En esas zonas hay también 14,037 militares, pero son reticentes a efectuar el trabajo de vigilancia policial, salvo en la región amazónica, considerada una »cuestión de soberanía nacional», dice el diario.
Las autoridades brasileñas tienen indicios de que militares de Argentina y Uruguay pueden estar implicados en el tráfico de armas a Brasil, informó la semana pasada a la AFP el jefe de la Comisaría de Combate al Crimen Organizado de la Policía Federal de Rio Grande do Sul, Ildo Gasparetto.
La conexión militar está siendo investigada por una comisión del Congreso brasileño.

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