Estadounidenses castigaron guerra en Irak
Los votantes de EEUU castigaron el apoyo de los legisladores republicanos a la política de su presidente, George W. Bush, en Irak al devolver a los demócratas el control de la Cámara Baja tras doce años en la minoría.
Las encuestas previas a los comicios del martes indicaban que la situación en Irak era la preocupación principal de los votantes, para pesar de los republicanos, pues la violencia no da visos de cesar en el país mesopotámico.
El enfoque en Irak ha resultado letal para los republicanos, que han perdido la mayoría en la Cámara de Representantes por primera vez desde 1994 y cuyo dominio del Senado está aún en el aire, a la espera de los resultados definitivos en Virginia y en Montana.
Los propios demócratas han entendido su victoria como un mensaje del electorado sobre Irak.
La congresista demócrata Nancy Pelosi, que será la primera mujer en presidir la Cámara de Representantes de EEUU, dijo hoy de madrugada que el triunfo de su partido se debe al deseo de los estadounidenses de un cambio, especialmente en Irak.
En una fiesta en un hotel de Washington, una Pelosi radiante indicó que la política del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, de mantener el mismo camino en Irak no funciona.
«No podemos seguir este rumbo catastrófico en Irak», dijo. «Señor presidente, necesitamos una nueva dirección», añadió, entre los aplausos de sus correligionarios.
En el mismo escenario, el líder de los demócratas en el Senado, Harry Reid, señaló: «El país ha llegado a la conclusión a la que llegamos nosotros hace meses de que tenemos que cambiar el rumbo en Irak».
Para dos tercios de los votantes, Irak fue un asunto determinante a la hora de decidir su voto, según encuestas a pie de urna, aunque un porcentaje aún mayor, un 75 por ciento, dijo que también eran importantes los escándalos que han sacudido al Congreso.
Estas preocupaciones han superado a los problemas locales, que normalmente deciden los comicios legislativos en Estados Unidos.
Un ejemplo es la contienda en Nueva Jersey, donde el demócrata Robert Menendez logró mantener su escaño en el Senado en una campaña muy reñida con el republicano Tom Kean.
Menéndez ganó a pesar de que sólo un 36 por ciento de los votantes dijo que el demócrata es confiable, frente al 49 por ciento que afirmó lo mismo de Kean, según una encuesta previa a la consulta electoral.
Sin embargo, un 35 por ciento de los que preferían a Kean como persona dijo que votarían por el demócrata Menéndez debido a la guerra en Irak.
Algo similar parece haber pasado en Pensilvania, donde Rick Santorum, el tercer republicano más poderoso del Senado y un partidario de la política de la Casa Blanca en Irak, perdió su escaño frente al demócrata Bob Casey.
Los republicanos sabían que Irak era su punto débil y quisieron evitar el tema durante la campaña y echar mano a la táctica antigua de decir que los demócratas subirían los impuestos, así como presentarse como el partido que combatiría mejor el terrorismo internacional.
En cambio, la estrategia demócrata ha consistido en acusar a los actuales legisladores republicanos de apoyar sin cuestionar la política de la Casa Blanca en Irak y en asociarlos con Bush, cuyo índice de popularidad es muy bajo.
El presidente, por su parte, llegó a afirmar que la aplicación de la política demócrata en Irak supondría que «los terroristas ganan y Estados Unidos pierde».
A tenor del voto, ese argumento no ha convencido a unos votantes cansados de una guerra para la que no se ve fin y parecen haberse decantado por la propuesta demócrata de retirar las tropas estadounidenses de forma gradual del país mesopotámico.
Esa perspectiva preocupa a republicanos como el senador John McCain, un partidario de la invasión de Irak que, sin embargo, ha criticado que la Casa Blanca no dedicase más tropas a estabilizar el país tras la invasión.
«Hemos cometido muchos errores (en Irak), pero no podemos permitir que el caos se adueñe de la región», dijo McCain en una entrevista con la cadena de televisión «CNN» tras la votación. EFE