Caso de espionaje centra las miradas en Rusia

Un caso de espionaje que centra las miradas en el gobierno ruso
ALEJANDRA ROMERO BEAUJON
EL UNIVERSAL
La muerte del ex agente secreto ruso Alexander Litvinenko en Londres saltó a la palestra pública para revivir el protagonismo de los servicios de inteligencia y evidenciar las diferencias entre Rusia y Reino Unido.
Scotland Yard, la policía londinense, la calificó en principio como «una muerte misteriosa». Mientras, las autoridades rusas se negaron a participar en la investigación porque el hecho ocurrió en territorio británico y Litvinenko había llegado a Londres como asilado político.
Ahora, luego de que informes forenses y posteriores descubrimientos indican que el antiguo espía fue envenenado con una sustancia radiactiva (polonio 210) y que personas cercanas a él y algunos escenarios, como aviones de British Airways y la embajada británica en Moscú, han presentado niveles de toxicidad, la policía londinense asegura que investigan un «caso de asesinato» y en Moscú la Fiscalía abrió una averiguación.
Pero el caso es aún un misterio. Litvinenko, quien se cree fue envenenado el pasado 1 de noviembre, se reunió ese día con Andrei Lugovoy y Dmitry Kovtun, provenientes de Rusia, y con el italiano Mario Scaramella, quien le advirtió sobre un atentado en contra de los dos.
Litvinenko, antiguo miembro del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, antes KGB), investigaba la muerte de la periodista rusa Anna Politkóvskaya, asesinada el pasado 7 de octubre y acérrima crítica del presidente Vladímir Putin y de la violación de los derechos humanos en la región separatista de Chechenia. Y según el Times de Londres, él habría descubierto un plan del FSB para extorsionar a los millonarios rusos que residen en Reino Unido.
Para el internacionalista Julio César Pineda este caso pone a Rusia en una mala posición y plantea interrogantes sobre los nuevos modelos de terrorismo que pueden desarrollarse a través de la radiación.
Según Pineda, la carta que escribió Litvinenko antes de morir, el pasado 23 de noviembre por los efectos del polonio, en la que responsabiliza a Putin, pone al presidente ruso en una situación delicada que podría enturbiar la percepción de los países europeos sobre su gestión.
El retraso impuesto por la Fiscalía rusa a los interrogatorios que hizo Scotland Yard esta semana a Lugovoy y Kovtun, el misterio alrededor de la salud de este último, de quien se ha dicho que sufre también los efectos del polonio, y el silencio que han mantenido las autoridades de Moscú sobre el tema han generado más incertidumbre.
Y como si fuera poco las autoridades alemanas descubrieron «radiación» en la casa de Kovtun en Hamburgo.
Italo Luongo, analista internacional, duda que pueda conocerse a los responsables y ve más difícil aún tener evidencia de los motivos de este asesinato.
La situación política en Rusia, más aún cuando en 2008 se celebran elecciones presidenciales, ha hecho surgir varias hipótesis. Se habla de que Putin orquestó todo, de que opositores al Kremlin son los responsables y de que grupos chechenos, donde Litvinenko luchó, buscaban venganza.
El vicecanciller Alexander Grushko admitió que el caso es un problema para Moscú y su relación con la Unión Europea.

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