Larga lucha antiterrorista

En el discurso anual sobre el estado de la Unión, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush demostró perseverancia en la lucha contra el terrorismo, ante un Congreso dominado, por primera vez en doce años, por demócratas. Agregó que actualmente nada es más importante que tener éxito en Irak y puso mano dura contra el “creciente peligro” de los extremistas shiíes, a los que consideró una amenaza junto con los suníes o la red Al Qaeda.
No es para menos. Con un 11-S marcado en el devenir histórico de los Estados Unidos, las medidas preventivas y “represivas” contra este fenómeno siempre existirán en el plan de Gobierno de cualquier mandatario que ocupe la presidencia de esta potencia.
Este fenómeno “maligno” que atenta contra la vida de muchas personas, ha despertado el interés de quienes aún persisten en la idea de buscarle una solución a este conflicto. Esta lucha universal no es de ahora, sin embargo, escritores como José María Godín considera esta época como el siglo del terrorismo, y es que la sociedad actual es mucho más violenta que antes. Ahora las personas acceden de una forma más rápida a las nuevas tecnologías y a los medios de comunicación social.
Actualmente los actores principales, países afectados y la sociedad en general han centrado sus discursos en este enemigo global. Cuando el actual presidente español José Luis Zapatero, asumió su mandato, aseguró que su prioridad “más inmediata” sería combatir “toda forma de terrorismo” y afirmó que su primera iniciativa era llamar «a la unidad de las fuerzas políticas para concentrar todos los esfuerzos» en llevar a cabo esta lucha. «El terror debe saber que nos encontrará a todos enfrente y unidos lo derrotaremos», dijo.
Sin embargo, el terrorismo cerró el año 2006 haciendo de las suyas. La sociedad española y el mundo en general “sintió” nuevamente la presencia de ETA en aquellos espacios donde, la afluencia de personas, es alta. No habiendo salido del todo de la conmoción, discusión y debate generado con respecto a los atentados del 11-M en el metro de Madrid, el aeropuerto de Barajas se convirtió en tan sólo otra de las víctimas de este conflicto global.
Otros como el Papa Benedicto XVI ha expresado en repetidas ocasiones su rechazo a este fenómeno global y ha señalado que el terrorismo no puede detener, y mucho menos disminuir, los esfuerzos contra la violencia que ha venido llevado a cabo la comunidad internacional.
“El terrorismo, de cualquier origen que sea, es una opción perversa y cruel, que desdeña el derecho sacrosanto a la vida y corroe los fundamentos mismos de toda convivencia civil.
Si conseguimos juntos extirpar de los corazones el sentimiento de rencor, contrastar toda forma de intolerancia y oponernos a cada manifestación de violencia, frenaremos la oleada de fanatismo cruel», afirmó según el website español Libertad Digital.
Tecnología vs terrorismo
Hay otros personajes que en vez de centrar sus discursos en la lucha contra el terrorismo, han preferido investigar el alto impacto que están teniendo los avances tecnológicos en este fenómeno.
En un foro denominado “Terrorismo y altas tecnologías” el analista para el presidente de Rand Corporation, Brian Jenkins, aseguró que “la tecnología es un arma, pero también es un escudo; y los riesgos que corre nuestra tecnificada sociedad son aún más peligrosos de lo que nos imaginamos”.
Según Jenkins, el papel que juega la tecnología en la sociedad actual debe ser tomado en cuenta a la hora de diseñar e implantar políticas contra el terrorismo. “Por eso hay que vigilar de cerca el uso que hagan los grupos terroristas de los avances tecnológicos”, agregó.
Para el profesor y presidente de la cátedra de ciencia y seguridad del King’s College de Londres, Peter Zimmerman, “la única tecnología que garantiza el asesinato masivo es la nuclear; los terroristas del futuro no querrán otras, porque ni siquiera las armas químicas o las biológicas están a la altura. Pero el terrorismo no sólo aspira a causar bajas a escala masiva; también puede optar por la estrategia de empobrecer a la sociedad atacada, y para ello no hacen falta grandes explosiones””.
El mundo entero debe continuar estableciendo convenios y alianzas internacionales, debe encaminar sus esfuerzos para inhibir y castigar a los grupos y redes que practican esta “terrible” actividad. No se trata de tomar acciones una vez que la tragedia haya pasado, sino de prevenir y detectar las operaciones terroristas antes de que ocurran.

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