Conciliación diplomática
La XX Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de Río, llevada a cabo en Santo Domingo, República Dominicana, sirvió de escenario para que el presidente de Ecuador, Rafael Correa y su homólogo colombiano, Álvaro Uribe Vélez, hicieran las paces.
Luego de una tensa crisis diplomática, producida a raíz de la muerte del segundo líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y otros guerrilleros, el diálogo impulsó una vez más el discurso del fortalecimiento democrático y la lucha integracionista.
Reyes, cuyo nombre real era Luis Edgar Devia Silva, murió junto a otros 16 guerrilleros en una operación llevada a cabo por el Ejército colombiano, en un punto de la zona fronteriza con Ecuador. El segundo líder de las FARC habría sido ubicado a través del rastreo satelital de su teléfono.
A las pocas horas, el ministro de Defensa de Ecuador, Wellington Sandoval, confirmaría que el operativo de las fuerzas armadas colombianas habría tenido lugar en Santa Rosa de Yanamaru, provincia limítrofe de Sucumbíos, lo que daría lugar al inicio de una ¨disputa diplomática¨.
Correa ordenó inmediatamente una investigación militar sobre los combates registrados y amenazó con ir hasta las últimas consecuencias. El presidente venezolano Hugo Chávez Frías también reaccionó y dispuso el cierre definitivo de su embajada en Bogotá, mientras Uribe negaba haber violado la soberanía ecuatoriana. Entre tanta disputa y ¨agresión diplomática¨, el mundo entero observó con cautela la vigésima jornada de Jefes de Estado y de Gobierno.
En suelo dominicano se reunieron 16 representantes de Gobierno, quienes en todo momento estuvieron a la expectativa de la búsqueda de una solución pacífica para el conflicto colombo-ecuatoriano. Después de tensas horas de discusión, finalmente los gobernantes destacaron el éxito rotundo del encuentro, que concluyó con un abrazo y un fuerte ¨apretón de mano¨ de Uribe hacia Correa y Chávez.
Una vez más, la eficacia de utilizar el diálogo como mecanismo para la solución de conflictos, y la voluntad de restablecer los vínculos diplomáticos, triunfó sobre la guerra. ¨Santo Domingo se ha convertido en la capital de la paz en Latinoamérica¨, expresó el presidente de Honduras, Manuel Zelaya.
En el documento final de declaración se reafirmaron, entre otros puntos, los principios del respeto a la soberanía de los Estados sobre su territorio y se aceptaron satisfactoriamente las disculpas ofrecidas por el presidente colombiano, Álvaro Uribe.