Cumbre mediterránea apuesta a la paz
París.- Líderes de 43 países de Europa, África y Medio Oriente lanzaron ayer en una cumbre excepcional en París la Unión por el Mediterráneo (UPM), que busca alcanzar la paz entre árabes e israelíes y estrechar lazos entre naciones divididas por guerras y siglos de historia.
«Teníamos un sueño, la Unión por el Mediterráneo es ahora una realidad», celebró el presidente francés, Nicolas Sarkozy, artífice del proyecto, al cierre de la cumbre organizada en el majestuoso Grand Palais, ubicado entre el Sena y los Campos Elíseos, destacó AFP.
Copresidido por el jefe de Estado egipcio, Hosni Mubarak, el encuentro logró reunir en torno a la misma mesa al presidente sirio, Bashar al Assad (marginado durante años del escenario internacional); el primer ministro israelí, Ehud Olmert; el presidente libanés, Michel Suleiman; y su homólogo de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas.
Además, sirvió de excusa para un fin de semana de múltiples contactos bilaterales y negociaciones a favor de la paz en Medio Oriente, marco en el cual Sarkozy logró varios éxitos, como el anuncio de Al Assad y Suleiman de un acuerdo para iniciar relaciones diplomáticas.
A esto se sumó una reunión entre Olmert y Abbas. «Nunca hemos estado tan cerca de un acuerdo de paz», afirmó Olmert al final de ese encuentro celebrado en el Elíseo bajo los auspicios del presidente francés.
«Hay que superar nuestros obstáculos, hay que superar nuestras diferencias. Es en el Mediterráneo que nacieron las religiones del Libro. Es en torno del Mediterráneo y en ninguna otra parte que deben reconciliarse», dijo Sarkozy al inicio de la sesión plenaria que duró cuatro horas y concluyó con la adopción de una declaración que sienta la bases de la UPM.
Ese texto pone el acento en el desarrollo de un plan «estratégico» para el Mediterráneo centrado en asuntos como la lucha contra la contaminación, el desarrollo de la energía solar y la seguridad civil.
En total, 43 países que participan del proyecto: los 27 de la UE, 10 del este y el sur de la cuenca del Mediterráneo -Argelia, Egipto, Israel, Jordania, Líbano, Marruecos, Mauritania, Siria, Túnez Turquía, y el presidente de la Autoridad Palestina-, así como Albania, Croacia, Bosnia, Montenegro y Mónaco.
Sólo el líder libio, Muamar Gadafi, boicoteó abiertamente esta cumbre, que representó a unos 800 millones de habitantes y cuyo objetivo declarado es impulsar «un proyecto colectivo de desarrollo económico, de paz, de derecho y solidaridad».
Para Sarkozy, la nueva Unión debe permitir ganar el combate contra el «terrorismo, el integrismo y el fundamentalismo».