Bush advierte que lucha será larga

Bush advierte en Afganistán que la lucha contra islamistas será larga
El presidente estadounidense George W. Bush advirtió este lunes que la lucha contra la violencia islamista será larga, durante una visita sorpresa a Afganistán, al día siguiente de llegar, también sorpresivamente a Irak, semanas antes de abandonar la Casa Blanca.
«Va a ser una lucha larga», dijo Bush en una conferencia de prensa con su homólogo afgano, Hamid Karzai en el palacio presidencial.
«La luchas ideológicas toman tiempo», añadió el mandatario estadounidense saliente que el 20 de enero próximo entregará la presidencia a su sucesor, el demócrata Barack Obama.
Bush reconoció las dificultades para restaurar la paz en Afganistán, donde más de 70.000 soldados internacionales -de los cuales 33.000 estadounidenses- combaten contra unos insurgentes cada vez más activos.
«¿Si quedan días duros por delante? Seguro. Pero ¿las condiciones son hoy mucho mejores en Afganistán que en 2001? Incuestionablemente, sin duda son mucho mejores», explicó el presidente estadounidense.
El año 2008 ha sido, sin embargo, el más sangriento para las tropas internacionales desde la caída de los talibanes a fines de 2001. El comandante de la coalición, el general David McKiernan, reclamó el envío de 20.000 soldados estadounidenses para hacer frente al aumento de la violencia en el sur y en el este del país.
Bush viajó por sorpresa a Afganistán para reafirmar a las autoridades afganas el compromiso de Estados Unidos en la lucha contra los extremistas islamistas, un apoyo que continuará más allá del 20 de enero.
«Estados Unidos está detrás de ellos (de los afganos) y así se mantendrá», aseguró.
Karzai agradeció el apoyo de Washington aunque precisó que los afganos «no quieren convertirse en una carga para siempre».
Consultado sobre un posible calendario para la retirada de las tropas internacionales, el presidente afgano aseguró que no es el momento de hablar del tema «hasta que Afganistán se valga por sí mismo, hasta que seamos suficientemente fuertes para defender nuestro país, hasta que seamos suficientemente poderosos para tener una buena economía».
Antes de visitar a Karzai, Bush fue recibido por MacKiernan en la base aérea de Bagram. Allí, Bush se refirió a otros dos temas de la actualidad política mundial: Corea del Norte y el conflicto israelo-palestino.
Primero reclamó a los aliados de Washington que sean «firmes y pacientes» con Corea del Norte en las negociaciones sobre su programa nuclear.
«Nuestros aliados deben estar firmemente convencidos de que este proceso a seis (países) es la mejor manera de resolver el problema norcoreano», continuó el presidente estadounidense.
Sin embargo destacó la necesidad de poder certificar el proceso de desnuclearización. La pasada semana, Estados Unidos, China, Japón, Rusia y Corea del Sur fracasaron en su intento de llegar a un acuerdo con Pyongyang para verficar el desmantelamiento de sus instalaciones nucleares.
Bush informó que la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, «trabaja en una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que va a confirmar el proceso de Annapolis», la conferencia organizada en noviembre de 2007 por Washington para reactivar las negociaciones de paz israelo-palestinas.
El presidente estadounidense llegó a Kabul procedente de Bagdad. Bush visitó en las últimas horas los dos países que marcarán su legado en política internacional, antes de que abandone la Casa Blanca.
En Bagdad, el presidente estadounidense afirmó el domingo que la guerra en Irak aún «no terminó» pero que la victoria está «cerca» tras la firma de un acuerdo de seguridad entre Estados Unidos e Irak que prevé la retirada progresiva de los 146.000 soldados estadounidenses antes de finales de 2011.
En un episodio que podría quedar para la historia como uno de los más extraños de su presidencia, George W. Bush fue blanco de dos zapatazos que en plena rueda de prensa le lanzó un periodista iraquí.
«Es el beso del adiós, perro», le gritó Muntazer al Zaidi a Bush, que logró esquivar los dos zapatazos. Mientras se lo llevaban detenido, el periodista acusó a Bush de ser «responsable de la muerte de miles de iraquíes».
Responsables del canal para el que trabaja, Al Bagdadia, reclamaron este lunes su liberación y expresaron temor por su seguridad.

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