La recuperación del espacio público
El vertiginoso avance en las comunicaciones en el ultimo siglo nos ha traido ciudadanos mas informados de lo particular pero notablemente ansiosos y confusos a la hora de procesar esa informacion para el beneficio colectivo. Este hecho singular llevo a los partidos políticos a convertirse en poderosas maquinarias electorales y no en correas de transmision de las necesidades y ambiciones del pueblo. Ese colectivo ciudadano es hoy medible en términos de propaganda a la que se destina la mayor parte del costo de una campana y de la que los periodistas solo cumplen un rol secundario y no protagonico como debieran.
Conocemos más de los candidatos y su personalidad pero menos de sus ideas y de las formas como implementarlas. Escuchamos mas y hablamos menos. Vivimos en apariencia mas juntos pero curiosamente mas solos. Vemos que la política por ese camino esta cada vez mas alejada del ciudadano y mas cerca de los grupos de intereses que lucran de ella y que solo consiguen gobiernos alejados de los intereses colectivos y como consecuencia una ciudadania raquitica a la que se le ofrece una democracia de baja calidad todos los días.
La conclusión es cada vez tenemos mayores niveles de descontento hacia los partidos politicos que llevan a los colectivos, en la angustia de no poder hacer frente a esa realidad por metodos participativos al interior de los mismos, a escoger soluciones dramáticas más cercanas al suicidio que a un mejor futuro como el caso de Venezuela muy recientemente. La propaganda electoral y el uso masivo de los medios para lanzar slongans o frases politicas para recordar ha vaciado de contenido ideologico a los partidos y le ha privado del necesario debate democratico al interior de los medios. La prensa muchas veces ha encontrado mas fácil el camino de seguir el ritmo marcado por la propaganda que el de analizar si detras de esas frases de ocasión se esconde o no un proyecto y un candidato confiables para la ciudadania.
Stephen Ansolabehere y Shanto Iyengar en su libro «Going negative» afirman que : » prensa podria servir mejor al publico exponiendo los efectos desmovilizantes de las publicidades negativas antes que referirse a la veracidad o certidumbre del contenido de las mismas». Investigación, rigor y por sobre todo capacidad de poner en forma las piezas sueltas que conforman la informacion son hoy cuestiones demandadas al comunicador que vive en medio de una comunidad que cada vez descree más de sus políticos y de la política que al final es como descreer un poco mas de su propia capacidad y de sí misma.
LOS ESPACIOS CIUDADANOS
Recuperar el sentido de la plaza pública escenario donde se discutia, se presentaban opciones, se conversaba y se ponia en tela de juicio las afirmaciones de quien hacia uso de la palabra es la gran tarea que nos corresponde a los comunicadores. La plaza pública debe ser la pagina de un diario o revista, un programa radial presentado con altura y con dignidad y una television responsable que no tema mostrar la realidad del país al que sirve y no servir a los intereses políticos que tratan de esconder ese pais real que busca la politica como fuente de inspiracion y de trabajo. Esa plaza pública tiene hoy en internet a un nuevo referente, es como un espacio que se suma a los ya existentes y que reclama periodistas que la usen de forma ordenada , crítica e inteligente al servicio de una ciudadania que pueda escoger de forma informada las mejores opciones para el país.Con internet todos somos un poco periodistas pero si no sabemos procesar la informacion la terminaremos de convertir en una torre de babel muy distante de las ventajas potenciales que ofrece su uso.
Reconstruir el espacio de la plaza pública no es una tarea fácil. Dividir y fraccionar a los colectivos supone ventajas a los grupos de intereses encaminados hacia ese fin pero a la larga acaba con los ciudadanos que se convierten en sujetos de campanas proselitistas cuyas propagandas son encomendadas a los mismos agentes que venden un detergente como un congresista o una gaseosa como un presidente. Los consumidores pasivos de las ofertas publicitarias deberian ser despertados por los comunicadores, aquellos que exploren más allá de los slongas y que tengan la audacia y el coraje muchas veces de exponer a los politicos tal cual son y no como ellos quisieran que se les conociera. Ante tanta oferta de informacion hoy el ciudadano vive lo que algunos estudiosos llaman muy bien la «ansiedad informativa» y se preguntan que hacer cuando demasiada informacion no le sirve al ciudadano para tomar mejores decisiones?. La cantidad debe ir acompanada de la calidad.
Y en eso los periodistas tenemos la obligacion de ayudar a digerir esa oferta publicitaria con que es bombardeada todos los dias el ciudadano medio. Prepararnos apara enfrentar el reto de un tiempo de descreimientos y de dudas es consolidar la necesidad de reformular el concepto de la plaza pública abandonado por los políticos y muchas veces por la misma prensa. Es curioso en ese sentido como la tendencia es que hayan mas medios pequenos y ninguno con capacidad de aglutinar a la gente en torno a él. Ya pasaron los anos en que las familias se reunian frente a una radio o delante del televisor, ahora vamos a los ordenadores personales donde cada cual elige lo que quiere y a su medida. Esta es una realidad latente en sociedades desarrolladas y por qué no también es el caso entre las nuestras con la diferencia que nuestros paises los que pueden acceder a eso constituyen una minoria frente a una multitud que vive muy lejos aun de las ventajas que supone ese medio de comunicacion.
El problema de la democracia es un problema de calidad. De gestion. Hay un notable rechazo hacia los gobiernos que no hacen, a los lideres que mienten y a los partidos que no gerencian los cargos de forma diligente. La ciudadania lo reconoce por eso cuesta cada dia mas ganarse su voto. Es curioso como el descreimiento hacia los politicos y hacia las poltica es directamtne proporcional a los gastos de campana. En Estados Unidos la democracia de mayor crecimiento economico en los ultimos anos, sin embargo tendra este anho una de las campanas mas caras que recuerde su historia. Y la explicacion es simple: cuando la gente no cree, se debe gastar más en publicidad para convencerla. Si tuviera buena información y un grado de particiapcion mayor, menor seria lo que los politicos gasten para convencer a electorados renuentes a participar si no tienen de por medio algún incentivo económico el dia de los comicios como es el caso en algunos países de nuestro continente.
Hay también un rechazo a la prensa partidista que «lo politiza todo» como dicen sus críticos. En realidad si asi fuera no estaria mal, pero como la politica ha llegado a ser sinonimo de lo torcido, de lo sucio, de lo corrupto lo único que ha logrado es aumentar el nivel de descreimiento hasta la propia prensa. No es raro ver sus resultados en la poca circulacion de algunos periodicos muchas veces subvencionados por los partidos en el poder y sirviendo solo a quien le paga y a no sus electores como debiera ser. Esto afecta en grado sumo a la democracia de cualquier pais. El filosofo norteamericano John Dewey hablaba de que «comunidad+comunicacion= democracia». Quería decir con eso que si la comunidad no demanda una comunicacion de calidad con periodistas a su altura no tendremos tampoco como resultado una democracia o si la tenemos es de tan baja intensidad que siempre en su debilidad se expone a las peores formas de pillaje y de atraco por parte de grupos interesados.
La palabra responsabilidad viene de la expresión latina: res (cosa) pondere (valorar) solo es responsable aquel que valora, que pondera, que le da un sitio importante a su tarea o al concepto que lo representa. Ser responsable con la libertad y con la democracia implica para los comunicadores trabajar para exponer los temas ciudadanos en la agenda de la discusión y recuperar atraves de ellos el concepto de la plaza pública hoy abandonada,fragmentada y desconocida para muchos. Ser periodista en un tiempo cambios, donde lo conocido no sirve como servia y donde al tiempo que se destruyen instituciones o conceptos nacen otros que son tambien sujetos de cambios y destrucciones no es una tarea fácil.
Y lo es aun peor en sitios donde la ausencia de libertad es asumida con un fatalismo cultural donde todo acaba en aquello de : no se puede». Ante esto cabria de nuevo refundar el concepto de la plaza pública, volver a aglutinar en el debate a las voces que tengan algo que decirnos y no al que solo repite los slogans políticos que le han dado como tarea proclamarlos, huir de esa polemia esteril que todos los dias intenta ahogar la discusion de los temas importantes, hacer que el escándalo de hoy no sea sepultado por el escándalo de mañana sin que que medie la acción de la justicia o de otras instituciones para sancionar a los protagonistas de los mismos, no convertirse en meros difusores de la agenda que los políticos oportunistas quieren colocar en el imaginario popular sino desmenuzar la idea y el concepto y cotejarlo con la realidad para que el ciudadano tome la decisión de manera informada y pueda crear a traves de ello una comunidad sólida que respalde la democracia y de sentido a la libertad.
Enfrentar el descreimiento ciudadano con un periodismo mas responsable es tambien una forma de sobrevivencia de un oficio que requiere hoy que mas nunca de los rigores de cualquier profesional. Vivimos en un tiempo en cambio, de dudas, tribulaciones y angustias. Y en medio de eso descreemos muchas veces de nuestras propias fuerzas, buscamos evasivas y en el camino queremos justificar la inacción. Hoy el periodista debe ser un activo agente de cambio, de interpretación, de lucidez ante una realidad cambiante y por sobre todo debe asumir con responsabilidad la tarea de salvar a la política de un mercantilismo que la agota y rescatar a la prensa de su función rectora que estimule al ciudadano a volverlo participe activo de la construccion de su comunidad. Si es posible hacerlo en medio de las perturbaciones y obscuridades aun mayor sera el beneficio para el país y más fuerte y entregada al servicio estará la prensa ya no jugando a ser un poder sino a controlar, auscultar y denunciar al poder político que está al igual que la prensa para el servicio de todos.
Si logramos rescatar para la prensa ese espacio de vitalidad y de participación con el ciudadano informado tambien tendremos mejores politicos y la politica no sera nunca conjugable con lo turbio, lo obsceno ni lo degradante. Tendremos más
interesados en ingresar a ella y dejara de ser el lado facil de la coercion y el chantaje de grupos de intereses que siempre buscan volverla un rehen para sus ambiciones crematisticas. Tambien habremos recuperado la plaza pública para el ciudadano y cada uno de los medios jugara un rol de catalizador de intereses particulares en provecho de objetivos comunes.
El periodista interpretara los hechos libre de extorsiones pero no excento de conflictos que define muchas veces este oficio fascinante y el ciudadano vera por fin que la comunicacion no es otra cosa que la prolongacion de su comunidad que vive en democracia. Hacerlo pronto y rapido es también una cuestion de supervivencia del propio sistema democratico que ambicionamos y una muestra de capacidad de adaptación a los cambios tecnológicos que deben si enriquecernos en participación y no deprimirnos en ansiedades y miedos individuales.-
Benjamin Fernandez Bogado
Abogado y periodista. Presidente de la Fundación Libre y Director general del Instituto Prensa y Libertad de Paraguy y Radio Libre.
Extraído del portal www.razonypalabra.org.mx