Represión violenta en Teherán

Represión violenta en Teherán
TEHERÁN. – La policía usó gas lacrimógeno y chorros de agua de alta presión para dispersar a miles de manifestantes en Teherán que se concentraron en abierto desafío del gobierno clerical, en la escalada del conflicto interno más grave desde la Revolución Islámica de 1979 (derrocó el régimen del último Sha, Mohamad Reza Pahlavi).
Testigos describieron choques encarnizados cerca de la céntrica Plaza de la Revolución después que unos 3.000 manifestantes, muchos de ellos vestidos de luto, corearon «Muera el dictador» y «Muera la dictadura», señaló AP.
La televisión estatal en inglés confirmó que la policía usó bastones y otras armas no mortales contra las llamadas manifestaciones no autorizadas.
Fuentes de un hospital en Teherán, citadas por CNN, reportan 19 muertos. Por su parte, otras fuentes, también extraoficiales, hablan de 150 víctimas desde el inicio de las protestas. La radio oficial iraní reporta 10 fallecidos.
Por su parte, los corresponsales de la BBC informaron que las autoridades habían reaccionado con mucha más violencia que en días anteriores. «La policía ha desbandado a los manifestantes, dividiéndolos en pequeños grupos» para atacarlos, destacó la página web de la cadena londinense.
Testigos dijeron que entre 50 y 60 manifestantes gravemente heridos por la policía y milicias progubernamentales fueron llevados al hospital Imán Jomeini en el centro de la ciudad. También se vio a manifestantes llevarse a rastra a sus compañeros y amigos heridos a golpes.
Algunos manifestantes aparentemente resistían los ataques e incendiaban las motos de los milicianos en las calles aledañas a la Plaza Libertad, dijeron testigos.
Los helicópteros revoloteaban sobre Teherán. En todas partes resonaban las sirenas de las ambulancias y se alzaban columnas de humo negro.
La policía y las milicias acordonaron la Universidad de Teherán, donde los estudiantes coreaban, «Muera el dictador». Añadieron que se cerraron los accesos a la calle Libertad, que va de la Plaza Libertad a la Plaza de la Revolución, para impedir una concentración masiva.
Videos tomados por aficionados mostraron a decenas de personas corriendo por una calle después que la policía lanzó gases lacrimógenos. Se escuchaban gritos de «Allahu akbar», «Dios es grande».
Líderes pidieron no manifestar
Los principales representantes reformistas pidieron en la mañana de ayer a sus seguidores que no se reunieran en el centro de Teherán, tomado por cientos de antidisturbios y milicianos islámicos Basij.
Ni la Asociación de Clérigos Combatientes, a la que pertenece el ex presidente iraní Mohamad Jatami y que había pedido autorización para la marcha, ni el líder opositor Mir Hussein Musavi respaldaron la concentración.
Aún así, varios grupos de personas desafiaron las órdenes de sus líderes de oposición y se reunieron en diversos puntos de la capital iraní.
«Ha habido bastantes personas arrestadas. A muchas se les han quitado los teléfonos móviles que utilizaban para grabar», explicó uno de esos testigos.
Debido a las protestas, en toda la capital iraní había un despliegue masivo de las unidades especiales de la policía. Las fuerzas de seguridad intentaron impedir que los manifestantes llegaran al centro de la ciudad, donde la policía -según los testigos- consiguió dispersar a centenares de manifestantes que huían por calles laterales del gas lacrimógeno y los chorros de agua.
Según los testigos en la zona, hubo enfrentamientos entre los seguidores del líder de la oposición, Musavi, y los seguidores del cuestionado presidente Mahmoud Ahmadinejad.
También intervinieron las milicias Basij, leales al Presidente, que iban armadas y con cascos similares a los de la policía. Su opositores incendiaron uno de los edificios de esta milicia, de acuerdo con los testigos.
La decisión de seguir manifestándose o acallar sus protestas será crucial para el movimiento opositor y la amenaza sin precedente que representa para el Gobierno iraní.
Las continuas manifestaciones podrían desencadenar una represión sangrienta o debilitar más al Gobierno si no cumple sus amenazas de tomar represalias, pero si la oposición acata las advertencias oficiales podría dar al régimen los recursos que necesita para neutralizar el mayor desafío interno a su autoridad desde la Revolución Islámica de 1979.
El ministro del Interior reiteró la advertencia a Musavi al afirmar que «será responsable de las consecuencias de cualquier concentración ilegal».
Pasada la medianoche, miles de personas se asomaron a las ventanas y las puertas de las casas para respaldar, con el grito de Allahu akbar (Dios es grande), al líder opositor.

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