¿Por qué aumenta la violencia en la juventud?
La violencia juvenil es un fenómeno estructural y no coyuntural. Las muertes y lesiones causadas por la violencia juvenil constituyen un preocupante problema de salud pública en muchas partes del mundo.
Hoy vivimos tiempos muy difíciles y complejos, la agresividad es un instinto consustancial al ser humano y la violencia, ya sea psicológica o física, aparece como el medio más rápido para conseguir algunos objetivos y es que la persuasión, al requerir habilidades dialécticas, ya no es usada por los jóvenes de hoy.
Además debemos tomar en cuenta que la adolescencia y los primeros años de la edad adulta constituyen un periodo en que la violencia, así como otros tipos de comportamientos a menudo son expresados con mayor intensidad, la indisciplina y la falta de respeto por ejemplo. Los adolecentes crecen con un estilo de relación basado en el dominio, la fuerza y la agresividad, sin duda valores muy poco edificantes y sobre todo para personas que se encuentran en pleno proceso de formación y crecimiento como seres humanos.
Para un adolescente en pleno bache de rebeldía, que se comunica generalmente con conductas reprobables, esas acciones son palabras no dichas, pero el peor error que cometen los padres de familia o tutores es el silencio o hacerse de la vista gorda. Los problemas de los hijos hay que saber enfrentarlos, recuerden que el rebelde sin causa no existe, detrás de esos comportamientos sin una razón aparente se esconden problemas así como una necesidad de expresar sus sentimientos y la mayoría de jóvenes viven hoy en la normalidad del insulto y del “todo vale”, donde las sociedades competitivas que predican soluciones individuales, también ponen lo suyo.
Para los adolescentes de hoy existe mucha presión, frente a ello adoptan un modelo trasgresor no respetando la dignidad de los demás, teniendo códigos muy particulares y lo que es peor muchas familias no tienen la capacidad de controlar a sus hijos. Es importante la propuesta educativa, ya que las escuelas siguen siendo la institución que legitima la inserción del adolescente, la violencia juvenil daña profundamente no solo a las víctimas, sino también a sus familiares y entorno directo así como a su comunidad.
Hay una serie de factores que suman violencia en ellos, por ejemplo: el desarraigo familiar, la humillación, la marginación, el resentimiento, el negativismo, la frustración, la poca tolerancia, el consumo de alcohol y drogas, la facilidad de conseguir armas de fuego y los que tienen algún trastorno disocial de su personalidad serán los más vulnerables frente a este coctel.
La violencia incluye características biológicas, psicológicas y conductuales, ya desde hace muchos años atrás que las familias están cada vez más desestructuradas. Hay ausencia de los padres y me refiero a que pueden estar presentes, pero sin intervenir en la crianza de sus hijos, el avance tecnológico como el acceder al internet sin control alguno, en ocasiones ellos están mas conectados a su mundo virtual que al real.
Frente a ello, el Estado debe formular políticas y programas eficaces de prevención de la violencia juvenil, trabajando no solo los factores individuales cognoscitivos, sociales y del comportamiento, sino también los sistemas sociales que configuran esos factores. Los padres de familia en adelante tendrán también que asumir un rol más rígido en la crianza.
Finalmente, es importante procurar modificar los ámbitos en los cuales los jóvenes interactúan. Un ejemplo sería el mejoramiento, si fuera el caso, del alumbrado callejero. Sin duda las zonas mal iluminadas aumentan el riesgo de que ocurran agresiones físicas violentas. Reducir la venta de alcohol y denunciar la venta de drogas en nuestras zonas, impulsar una vigilancia mixta entre la policía y la comunidad, apoyando la falta de servicio policial ordinario, son algunas de las soluciones. Peor será no hacer nada.