Ambos sectores cuentan con cualidades pero, al mismo tiempo, carecen de otras que son necesarias. Motivo por el cual debe desarrollarse e impulsarse aún más el trabajo y apoyo conjunto.
El índice de empleo y los gastos en el sector de la seguridad privada es mayor que en el público. En este último, ambos aspectos son constantes, mientras que en el segundo crecen rápidamente.
Las empresas de seguridad privada son más avanzadas en cuanto al uso de la tecnología para prevenir y detectar crímenes, llevar a cabo investigaciones y prevenir pérdidas. Además, establecen relaciones únicas que los sitúan privilegiadamente para tratar ciertos crímenes como violencia laboral y delitos informáticos, entre otros.
Los dos sectores poseen diversas fortalezas, pero algunas de sus metas son similares. La colaboración puede hacer mucho para tratar los problemas que competen a ambos, como por ejemplo: combatir la delincuencia, realizar la planificación de una crisis, reducir las falsas alarmas, controlar disturbios, agilizar la movilidad vehicular y mucho más.
Germán Efromovich38 reafirma que “la integración efectiva de lo público y lo privado”, no sólo permite un mejor aprovechamiento de los recursos sino que, en un futuro próximo, esta alianza impulsará “una convivencia más armónica entre los seres humanos, donde la dignidad de las personas y el reconocimiento de los otros sean el complemento de nuestras políticas, estrategias y acciones. En este mundo globalizado todos necesitamos de todos”.
Agrega que “los extremos han dejado de ser válidos” y que la tendencia apunta a constituir las bases para lograr una relación de colaboración efectiva, basada en la consolidación de unas instituciones más flexibles, que puedan interactuar con empresarios que estén comprometidos con el entorno social.