El enfoque francés

Los franceses tienen una vieja tradición en materia de conceder asilo, defender los derechos de los pisoteados (oprimidos), y enmendar los errores. Esto los ha llevado a fluctuaciones entre la firmeza y la tolerancia frente al terrorismo. Los franceses han negociado con terroristas, desde los grupos de la ETA española (vasca), hasta con facciones palestinas. Esto ha permitido a los terroristas usar el suelo francés como abrigo necesario para planear sus operaciones o recuperarse de éstas, hasta donde los intereses franceses no sean afectados. Al mismo tiempo, el GIGN (Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional), que es uno de los grupos élite de la lucha contra el terrorismo en el mundo, ha actuado en operaciones de fuerza, como en el caso de Djibuti en 1976.

En situaciones de rehenes, los franceses han sido muy pragmáticos. Con frecuencia han llegado a hacer arreglos con grupos como el Hezbollah o con países como Irán mediante el pago de rescates, suministrando armas o devolviéndoles bienes confiscados. No obstante, por ejemplo, han respondido a campañas de bombardeos de la Facción Revolucionaria del Ejército Libanés, no liberando al prisionero líder Georges Ibrahim Abdullah, intensificando las medidas de seguridad y llevándolo a juicio. Aun cuando algunos franceses fueron tomados como rehenes en el Líbano, los organismos policiales franceses, se mantuvieron firmes soportando las inmensas presiones para que liberaran a Abdullah.

En la segunda mitad de la década de los 80, se testimonió el fracaso de los esfuerzos franceses para mantener ciertas buenas relaciones con los grupos terroristas. Una combinación de violaciones a los arreglos de los terroristas con los franceses y la presión de otros gobiernos – en especial el español y EE.UU.- los indujeron a alejarse de esa actitud tolerante, y Francia empezó a emplear más la fuerza. En la oportunidad del fracaso del ataque a las instalaciones de fuerza multilateral nuclear de Francia y EE.UU. en Beirut, en octubre 23 de 1983, los franceses realizaron inmediatamente su retaliación, bombardeando el valle del Bekaa.

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