A los terroristas les gusta, claro, que todo salga tal como se planeó. La razón de la violencia inicial, es en realidad la necesidad de obtener lo más pronto el dominio (por el miedo) de los rehenes. Si las cosas empiezan a andar mal para los secuestradores, se produce nerviosismo y puede haber una pérdida del control.
La sensación de verse perdidos, o de sentir que los están manipulando, puede producir lamentables consecuencias. Un rehén incómodo por sus actitudes se puede convertir en el peor enemigo. Es la situación inversa a la del síndrome Estocolmo, en el sentido de que un rehén en particular puede resultar tan molesto que a la primera oportunidad de hacerlo lo maltratan o lo matan.
Se recomienda a los rehenes cooperar con sus captores para evitar daños innecesarios. Esto sigue siendo una buena idea. El peligro constante es pasarse de lo conveniente y asumir entonces una actitud demasiado sumisa. La experiencia muestra que los terroristas suelen elegir al demasiado sumiso cuando haya que seleccionar a una víctima para sacrificar.
Durante la preparación de las olimpíadas de verano en Los Angeles, se realizó un ejercicio de simulación en el que este efecto (llamado WIMP) se produjo. Aún los miembros del FBI y otros integrantes del personal que se adiestraba empezaron a notar de parte de uno de los rehenes una actitud tan sumisa que percibieron lo que los terroristas deben sentir por él.
Al hablar el autor de este artículo con los participantes, ellos contaron que cuando los que simulaban el papel de terroristas debían decidir matar a uno de los rehenes, todos, sin ponerse de acuerdo, decidieron que fuera el sumiso.
La otra situación de “Salgamos del hombre-problema”, la ilustra lo ocurrido en 1980 en la toma de la embajada de Irán en Londres por los terroristas Anti-Khomeini. El rehén Abbas Lavasani persistía en discutir sobre los méritos de la Revolución Islámica con los terroristas. Para su desgracia, estaba tan bien informado que les ganó la discusión, lo que pagó con su vida pues a partir de ese momento ellos lo empezaron a considerar como el símbolo de todo aquello contra lo cual luchaban. A la hora de elegir a una víctima para demostrar su poder contra el gobierno inglés, ¿adivinen a quién eligieron?.