Ejecución del secuestro fronterizo

     La experiencia ha mostrado varios modus operandi puestos en marcha por la subversión colombiana para llevar a cabo secuestros de empleados petroleros.

      El testimonio de las víctimas, luego de ser liberadas ha revelado, por ejemplo, que los guerrilleros provocan alguna anomalía o acto de sabotaje para obligar al personal de operaciones a dirigirse al sitio donde será secuestrado. La guerrilla generalmente secuestra a varios empleados simultáneamente. Las potenciales víctimas son escogidas por la opulencia corporativa o privada (familias pudientes). Hasta la fecha los casos ocurridos en las áreas de operación petrolera de la frontera suceden fuera de la casa u oficina. El personal obrero en su mayoría es liberado, y los supervisores son retenidos con fines extorsivos. El personal liberado es utilizado para enviar mensajes a la familia o a la empresa.

      En la etapa inicial de las operaciones petroleras en el estado Apure, era muy fácil secuestrar a un trabajador de la industria porque no existían o no se exigía el cumplimiento de los procedimientos preventivos de protección al personal.

     Hoy en día, debido a la experiencia acumulada y las lecciones aprendidas, las circunstancias han cambiado.  Por ejemplo, se han establecido normas y procedimientos preventivos que se cumplen estrictamente.  Los traslados a las áreas operacionales identificadas como de alto riesgo, se hacen con escolta militar y en vehículos blindados. Paralelamente se ha mejorado la seguridad y protección a las instalaciones con personal más preparado y con el uso de mayor tecnología de protección como cámaras, alarmas de intruso y estrictos sistemas de control de acceso. Las operaciones de producción y bombeo se han automatizado al máximo para reducir la necesidad del personal de visitar los pozos o las áreas de operación.

      Cuando ocurre un secuestro producido por la guerrilla colombiana, se puede predecir con cierta exactitud las acciones a seguir por el grupo subversivo. Inicialmente se genera una etapa de completo silencio, sin ningún tipo de comunicación. Puede durar de cuatro semanas como mínimo a tres meses como máximo. La empresa, por su parte, ocupa este tiempo en brindarle atención especial a la familia del trabajador secuestrado y en adiestrarla en cuanto a lo que debe hacer si se produce un mensaje del grupo delictivo. También la educa en cuanto a cuál debe ser su actitud con la prensa y con las autoridades a las que debe aportarle todo el apoyo, como fotos e historias médicas.

      Cuando ocurre un secuestro y la guerrilla presenta a la empresa o la familia del trabajador su petición de dinero a cambio del secuestrado, la empresa emite la única respuesta posible que como empresa del Estado venezolano puede dar. La posición de Petróleos de Venezuela siempre ha sido la de acogerse a la política del gobierno de no pagar rescate por actos subversivos o extorsivos, esta política no exime a la empresa de gestionar responsablemente la liberación de sus trabajadores. Es decir, la empresa en resguardo de la víctima, deja abierto el diálogo para cualquier entendimiento futuro o acto humanitario por parte de la subversión que facilite la liberación del secuestrado. Las sutilezas que se requieren en el manejo de estas situaciones se afinan con la experiencia. En los casos de secuestro, como en cualquier riesgo puro, el éxito del pasado no garantiza el éxito del futuro.

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