1.- Secuestro a personas para lograr la libertad de reos políticos o comunes: como ocurrió en la embajada del Japón en Lima, Perú.
2.- Secuestro a personas con intención de causar alarma y beneficio de publicidad: en la década de los 60 hubo varios casos.
3.- Secuestro a personas con fines de lucro.
En los años 60, Venezuela no estaba preparada desde el punto de vista jurídico, como tampoco lo está en los actuales momentos, para atender los casos de secuestro. Entre los años 60 y 70 no existía la tipificación legal del secuestro como delito. Los jueces de aquellas épocas no hallaban cómo calificar acciones como la toma de un avión de Avensa por un comando subversivo y su vuelo sobre Caracas, conocido como el caso Los Aguiluchos; el caso de la motonave Anzoátegui, en el que un comando secuestró y se llevó la embarcación a Brasil, y el escándalo público del agregado militar norteamericano.
En la década de los 80, lo más resaltante fue el triple secuestro aéreo en el que su autor, Manuel Rojas Luzardo, en una operación muy bien planificada se apoderó simultáneamente en el aeropuerto internacional de Maiquetía de tres aviones y los llevó por diferentes rutas a Cuba. El resultado fue demostrar que el tratado bilateral firmado entre Cuba y Venezuela en aquella época resultó inoperante.
En los años 90 se incrementaron los secuestros rurales y urbanos a ganaderos y a empresarios. Comenzaron los robos de pequeñas aeronaves, las bandas organizadas y el secuestro express, modalidad de origen mexicano.
Uno de los mayores problemas que confrontan los estados fronterizos consiste, sin lugar a dudas, en los cientos de secuestros a ganaderos, empresarios, políticos y líderes religiosos por parte de los diferentes frentes guerrilleros que operan hacia Venezuela.
Esta ola comenzó en 1976 y se incrementó cuando el entonces presidente de Colombia, Belisario Betancourt, decidió dar una amnistía total a los guerrilleros, a quienes sólo bastaba la promesa de pacificarse para obtener ese beneficio. Evidentemente, la amnistía fortaleció a la guerrilla colombiana en aquel momento y encontró en la frontera del Arauca con Venezuela un significativo número de ganaderos secuestrables, ya que en la parte colombiana se habían agotado.
Esa situación ha generado grandes problemas. La penetración ha sido muy fuerte. Hay una gran cantidad de secuestros y, hoy por hoy, se está sufriendo con los secuestros urbanos. Difícilmente algún ganadero no paga vacuna.
La toma de rehenes consiste en apoderarse de una persona bajo amenaza de muerte, para obligar a un Estado, a una organización internacional intergubernamental, a una persona jurídica o natural, a una acción u omisión como condición para liberar al rehén. Esta es la definición de la Convención Internacional contra la Toma de Rehenes suscrita por Venezuela y, por lo tanto, es una ley venezolana.