En esta fase se realiza la acción de asalto, en la cual interviene un grupo no menor de 4 personas fuertemente armadas. Previamente, los secuestradores estudiaron las debilidades de seguridad de la víctima y optarán por atacar en su casa o interceptar a su vehículo en un sitio apropiado para ellos.
Las cifras indican que apenas un cinco por ciento de las personas secuestradas puede escapar durante esta fase.
La captura de la víctima puede ser realizada por un grupo diferente a los organizadores del secuestro, o a quienes la mantendrán retenida. La captura será hecha por un mínimo de personas para no exponer a más gente de la estrictamente necesaria. Cada elemento capturado por la policía es una amenaza contra el grupo secuestrador.
Los secuestradores darán el golpe en función de las condiciones de mayor vulnerabilidad: las víctimas potenciales se encuentran más expuestas, por ejemplo, al salir del trabajo, de su residencia, o de un gimnasio; al usar la misma ruta en las horas acostumbradas; también cuando deciden irse a tomar unas cervezas. En esos momentos no hay protección posible.
Si el evento ha sido bien planificado, los secuestradores no necesitaran aplicar violencia, tendrán fácilmente el control de la situación. Si aplican violencia indica que el grupo secuestrador no estaba bien preparado. Esto es como una operación militar, tiene que ser bien planificada. El 65 por ciento de los secuestros ocurre en la mañana: nadie sabe por qué. Se suele pensar que en la noche es mejor, pero la mayoría de esos delitos ocurre en la mañana.