El secuestrado no debe oponer resistencia. Tratará en lo posible de obtener la mayor información y no perderá el control sobre el tiempo y el espacio. Puede preguntarse: “Dónde estoy” o “dónde debo estar” o “dónde creo que estoy”, y “qué hora es”. Debe tener noción de los lapsos que le permiten saber cuántos días han pasado. Una forma de medir el tiempo es a través de las fases de la luna. Podría pedir que no lo encierren en un sitio totalmente oscuro, pues con claridad podrá distinguir entre el día y la noche.
Así, la persona se mantiene activa mentalmente. Deberá tener pensamientos agradables todo el tiempo, recordando a su familia y a los buenos momentos, además de planificar las actividades positivas que hará cuando sea liberada.