La relación entre el secuestrado y el secuestrador

La situación del secuestrado mejora con el tiempo, por el llamado “síndrome de Estocolmo”, observado por primera vez en esta ciudad al fracasar un robo bancario que produjo rehenes. Hoy se considera como un fenómeno normal y se produce en todo el mundo.

Se caracteriza en la identificación o compenetración creciente entre las víctimas con sus captores, en lugar de mantener su fe y simpatía con la policía. En el caso de Estocolmo llegó a tal intensidad este fenómeno, que uno de los terroristas contrajo compromiso matrimonial con una de las víctimas, luego de ser llevado a prisión. Cada uno de los rehenes sentía que debía proteger a los ladrones contra la policía que había venido a auxiliarlos, y además espontáneamente les daban consejos.

No debemos sorprendernos, pues ese proceso de identificación de las víctimas con sus captores suele ocurrir con más frecuencia de lo que la gente piensa. En inglés se llama introyección. Es un proceso de reflexión que, como producto de las tensiones, genera amistad. Esta introyección puede salvar la vida de la víctima. El rehén puede ser un cristiano cautivo por paganos, o un norteamericano que ha sido capturado por fundamentalistas que lo detestan. Al final lo cierto es que si al terrorista le agrada su rehén como persona, se le hará más difícil asesinarlo.

Existe un ejemplo de lo ocurrido en el secuestro de un tren hecho por los terroristas de las Molucas, y entre cuyas víctimas se encontraba el famoso periodista Geral Vaader. Los terroristas notaron que estaba escribiendo sobre los hechos y decidieron que él sería el próximo en morir. Un par de horas después, el periodista fue llevado a un sitio entre dos vagones. Cuando él se dio cuenta de que lo iban a matar, les solicitó a sus captores la oportunidad de tratar algo con uno de sus covíctimas. Solicitud que le fue concedida. Dejándose oír por los secuestradores, él le habló a su compañero de las pésimas relaciones entre su esposa y su hija, quienes vivían en una continua disputa. Y le preocupaba mucho que hasta ahora él había hecho el papel de catalizador, pero que una vez desaparecido las cosas irían de mal en peor. Enviaba entonces, a través de su compañero, tanto a su mujer como a su hija, los últimos consejos previos a su muerte. Increíble, pero con lágrimas en los ojos trajeron a Vaader desde donde lo habían colocado y lo sentaron de nuevo tranquilo en su asiento del tren.

Las víctimas que deseen tener éxito deben controlar sus emociones y evitar las respuestas emotivas. Es importante que sepan lo que hay que decir y lo que no debe decirse.

El caso de Russell Stendall, perteneciente a The Son of American Linguist en Colombia, fue secuestrado y mantenido cautivo por más de seis meses. Fue dejado en libertad e ileso, y atribuye su éxito a la aplicación de sus creencias cristianas en su relación con los guerrilleros. Él recordaba el salmo 141: 3, que dice: “Vigila, oh Señor, mi boca, guarda la puerta de mis labios”. Textual o filosóficamente, es un excelente consejo para cualquier rehén

Aunque los guerrilleros colombianos odian a los Estados Unidos y creen que el dólar corrompió al gobierno colombiano, trataron a Stendall con mucha cortesía. Recuerda Stendall inclusive que, una vez, muriéndose de frío, vio cómo el jefe guerrillero lo arropó con su cobija.

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