De las experiencias israelíes surge una importante recomendación, basada en la creación de una unidad central especializada en manejar los secuestros y la toma de rehenes. Lo han hecho los alemanes y los franceses así como en la mayor parte del mundo y pareciera que es un excelente enfoque. Las demás fuerzas que colaboran y que suelen actuar en una forma normal, necesitan capacitarse para poder trabajar de manera coordinada bajo al supervisión de esta unidad central.
Al estudiar la anatomía de una situación de rehenes, se pueden ordenar las etapas que requieren los secuestradores para perpetrar su delito:
1.- Acumular la mayor cantidad de información (inteligencia), sobre la víctima o víctimas y su entorno.
2.- Planificar la captura de la víctima en todos sus detalles.
3.- Después, el tratamiento que se le dará al caso (operación), con las variantes que surjan de las circunstancias que dependerán de las actitudes de la policía, del negociador y de los secuestrados.
4.- Constituyen una parte muy importante en este proceso los contactos entre el secuestrador y la persona que vaya a manejar la negociación, por parte de las autoridades.
5.- Después viene la negociación misma y, como parte de ésta, las demandas de los secuestradores y su relación con aquellos aspectos o aspiraciones frente a las cuales las autoridades estén dispuestas a hacer concesiones.