Por otro lado, se plantea cómo empezar a manejar la situación. Lo primero es tratar de tranquilizar a los secuestradores. Ellos están presionados psicológicamente. En este sentido, es importante que las fuerzas del orden colaboren para lograr que los secuestradores se tranquilicen, no sea que bajo la presión en que están se les ocurra cometer actos de locura. Inicialmente no conviene contactarlos, es preferible dejar que se tranquilicen. Mientras tanto, el personal especializado debe tomar las riendas de la crisis.
La experiencia ha demostrado que cualquier intervención antes de que haya un contacto con los secuestradores los pone en un estado de tensión nerviosa tan intenso que puede llevarlos a perder el control y a matar a los secuestrados. Esta situación es más común en los casos de pago de rescate (dinero).
Al iniciarse la etapa de negociación, habrá que decidir cuál de las formas de actuación se va a emplear. Existen tres opciones:
1.- Rendición: el objetivo es lograr que los secuestradores se rindan.
2.- Sometimiento: este tipo de acción se programa simultáneamente y a medida que está en marcha la negociación. Se trata de decidir cómo van a ser sometidos los secuestradores, cómo se realizará la acción de sometimiento. Juega un papel muy importante la minuciosa y riesgosa labor de inteligencia para determinar dónde se encuentran los secuestradores y dónde los secuestrados a las diversas horas, y cuál es la situación real del ambiente en todo momento para poder planear la acción de rescate, de la manera más perfecta. El sometimiento se realiza bajo pleno control e iniciativa de las autoridades. No obstante, hay que estar pendientes de cualquier actitud con la que los secuestradores obliguen a modificar sorpresivamente los planes.
3.- Intervención: en esta forma la gran diferencia está en que normalmente se aplica ante una iniciativa de los secuestradores. Por lo tanto, las condiciones serán menos favorables que en el sometimiento, pero también permite, con habilidad y dentro de las reglas de juego manejarla como dispongan las autoridades.
Tratándose de una situación en la que predominan factores psicológicos, se debe estar pendiente de las fallas y de los percances que puedan presentarse, tanto del lado de las autoridades como del de los secuestradores. Una situación de secuestro puede ser sorpresiva y pueden surgir cantidad de imprevistos. Su propia dinámica y desarrollo obligarán a adoptar la forma como las autoridades tendrán que proceder.
Las fuerzas del orden no deben ser sorprendidas por errores de la otra parte. Hay que reconocer que, afortunadamente, en la mayoría de los casos el tiempo está a favor de las fuerzas del orden. Pero no se puede descartar que en una operación tan delicada y complicada como ésta, aun fuerzas muy bien adiestradas puedan sufrir percances. Por esta razón, siempre será preferible como solución el lograr la rendición de los secuestradores.