Aumentan cierres de calles en El Marqués

Caracas. Siete secuestros en los últimos dos meses fue la gota que rebasó el vaso de los vecinos de la calle Urumaco en el Marqués norte, para instalar una reja que limita el paso a esa calle ciega que está «azotada por el hampa», según precisó una vecina de la zona.
«Aquí en 18 casas hemos estado a merced del hampa, por eso decidimos cerrar la calle», señaló esta persona que rogó que no se le fotografiara y menos se mencionara su nombre.
Jesús Chirino, otro habitante del sector, recordó que en solo un año en su casa se han metido dos veces, en dos oportunidades se robaron carros y también sufrieron un secuestro con pago de rescate incluido. «Mi sobrino, que vive en la calle de enfrente, no quiere pisar mi casa. Lo tenemos con psicólogos porque a su papá y a su mamá los secuestraron también y no quiere salir «, narró.
Como ellos, son miles de familias que en Caracas prefieren vivir tras las rejas para salvaguardarse, «por lo menos en la casa», indicó Juan Gómez, quien reparaba el sistema eléctrico de un edificio del sector.
Durante un recorrido realizado se pudo constatar que todas las calles ciegas de El Marqués, la Urbina y La California, por solo mencionar tres zonas, han sido cerradas con rejas y garitas. No obstante, sus habitantes han extremado medidas últimamente, en las avenidas que no pueden ser restringidas se colocan cercos eléctricos y las llamadas serpentinas de seguridad sobre las rejas y muros ya existentes, para evitar que desconocidos accedan a las propiedades.
Ninguna medida es demasiado extrema y así lo explicaron los funcionarios de seguridad de estas zonas quienes pidieron que sus nombres no fueran mencionados. «Aquí, además de la reja y la garita, existe un control de acceso que permite visitas en determinado horario. Tanto el carro como los visitantes deben mostrar la cédula y decir para dónde van y si el apartamento lo autoriza, se deja pasar».
Pero no todos los espacios comunitarios pueden ser controlados, «en la Av. Sanz se vive en constante zozobra», pues a pesar de que los vecinos viven tras las rejas, «los motorizados hacen de las suyas a cualquier hora y hemos visto motos que persiguen a las camionetas a tiro limpio», refirieron vigilantes del sector.

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