Las consecuencias

El secuestro de Aldo Moro produjo reacciones de horror, desagrado, compasión y miedo. Pese a lo lamentable de los hechos, se puede decir que la operación guerrillera no tuvo como objetivo el aniquilar a ese hombre. Pese a que Moro era persona muy querida y de una gran importancia en la vida política italiana, con su secuestro sólo se pretendía crear un caos en momentos de división, de inseguridad, de dudas, que pudiera degenerar en una revuelta civil grave.

Por trágico que hayan resultado los eventos, aún luego de su golpe teatral, no tuvieron efectos materiales de significación vital. El país continuó su marcha y el problema del terrorismo ni se agravó ni amainó. Pero psicológicamente sí tuvieron su importancia. En dos sentidos: produciendo nuevas medidas para combatir al terrorismo, por una parte, y por otra aumentando la sensación de derrotismo que se había venido sintiendo en algunos sectores de Italia en los últimos años. Tal como se dijo, los guerrilleros esperaban una sobre reacción del Gobierno con tales características que en un clima de división y de muchos otros problemas hubiera llevado hacia una revuelta civil.

El Gobierno ciertamente estableció una serie de medidas de emergencia, que estarían sujetas a la aprobación del Parlamento en los siguientes sesenta días. Estas incluían el reclutamiento de personal policial adicional, liberalizar el uso de grabaciones telefónicas, el arresto de sospechosos y la prisión perpetua en caso de que el rehén sea asesinado. Los seis partidos importantes de Italia estuvieron de acuerdo pero la discusión se alargó mucho en vista de la actitud del Partido Comunista (Junio de 1977).

Los decretos del Gobierno, promulgados bajo presión popular a raíz del secuestro, no parecía que iban a resolver el problema por sí solos. Más efectivo resultó ser el incidente en el ambiente de la cooperación interpartidista. Esta fatalidad posiblemente sirvió como catalizador de un consenso nacional para crear un sistema de mayor efectividad y más permanente para manejar el contraterrorismo. 

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